¿ESTAR SANO ES LO MISMO QUE NO ESTAR DEPRIMIDO?
06 Jun 2007

Darío Díaz , Amalio Blanco y Javier Horcajo

Universidad Autónoma de Madrid

«Health is a state of complete physical, mental and social well-being and not merely the absence of disease or infirmity.»

Preamble to the Constitution of the World Health Organization as adopted by the International Health Conference, New York, 19-22 June, 1946.

En la última década, diferentes voces, algunas de ellas tan cualificadas como las de Martin Seligman o Ed Diener, han señalado que la Psicología clínica se ha ido transformando progresivamente en una Psicología «patológica», en una Psicología centrada fundamentalmente en el estudio de la enfermedad.

La aceptación acrítica del modelo médico, la explicación orgánica de los trastornos mentales presidida por una clara hegemonía psiquiátrica, y la adopción del lenguaje médico, son algunas de las razones que han provocado esta identificación entre Psicología clínica y patología. A todo ello, hay que añadir la concepción de un modelo de sujeto aislado del medio, suspendido en el vacío y desligado de las características socio-históricas que definen a cualquier ser humano. Esta «ideología de la enfermedad» (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000) ha afectado también, como no podía ser de otra manera, al estudio de la salud.

A pesar de que, ya en 1946, la Organización Mundial de la salud (OMS) definió la salud como «un completo estado de bienestar físico, mental y social y no sólo como la ausencia de enfermedad», la concepción implícita que se ha venido manejando en la Psicología es fundamental y desafortunadamente psiquiátrica. En este sentido, las personas que no están enfermas, están sanas: la salud mental se concibe como la mera ausencia de enfermedad.

Ha existido, sin embargo, una interesante excepción que ha defendido una concepción de la salud mental como algo distinto a la ausencia de enfermedad, el eje V del DSM. La introducción de este eje, así como de la escala «Global Assesment of Functioning» (GAF) para su medición, ha supuesto un importante intento de acercarse a las tesis defendidas por la OMS. Sin embargo, el eje V apenas ha sido utilizado por los profesionales, entre otras razones por la escasa fiabilidad y validez de dicha escala. Aparte de esta propuesta, y como consecuencia de la concepción de salud manejada por la Psicología, «apenas existen instrumentos estandarizados para medir, diagnosticar y estudiar la presencia de salud mental» (Keyes, 2005, p.539).

Para intentar paliar esta carencia, y como una primera y modesta aportación, en este artículo se han introducido diferentes escalas de bienestar que, siguiendo las directrices de la OMS, serán utilizadas como medidas de los síntomas de salud mental (Blanco y Díaz, 2005; Díaz et al., 2006).

Siguiendo el Modelo del Estado Completo de Salud (MECS) (Keyes, 2005), se propone un total de 13 síntomas (medidas) de salud mental pertenecientes a dos criterios básicos (hedonía y funcionamiento positivo) para el diagnóstico de la presencia de salud. El MECS sostiene que la salud y la enfermedad mental son dos dimensiones unipolares correlacionadas entre sí, más que dos polos de una única dimensión bipolar. Por tanto, la ausencia de trastorno no garantiza la presencia de salud, y viceversa.

Lo que hemos pretendido en este artículo es analizar hasta qué punto este supuesto es cierto en el caso concreto de la depresión, uno de los trastornos más expandidos en nuestra sociedad actual. Los resultados obtenidos señalan que, en este caso, no parece cumplirse el axioma principal del MECS. En el caso de la depresión, parece que nos movemos en un continuo en el que la cercanía a uno de los polos supone alejarse del otro: la depresión aleja cualquier experiencia de salud.

Ello tiene interesantes implicaciones. Queremos dejar apuntadas algunas de ellas: dado que la presencia de salud mental es una condición suficiente para la ausencia de depresión, altos niveles de hedonía y funcionamiento positivo (criterios diagnósticos de salud mental) constituyen un excelente factor de protección contra el trastorno. Por tanto, aumentar los niveles de bienestar subjetivo (hedonía), bienestar psicológico y bienestar social (funcionamiento positivo) constituye una buena estrategia de prevención contra la depresión. Lo es a título individual y lo es también como estrategia de intervención a nivel micro e incluso macro-social, como estrategia de intervención psicosocial.

El incremento en los niveles de bienestar de los ciudadanos pasa por desarrollar y mantener instituciones positivas. En su denodado afán por buscar en el interior del sujeto las claves de su trastorno, la Psicología clínica apenas nos ha ofrecido clave alguna para definir la «positividad» o «negatividad» de las instituciones. Para ello, también deberíamos acudir a la Psicología social, y de manera particular a la Psicología de los grupos.

Referencias

Blanco, A., y Díaz, D. (2005). El bienestar social: su concepto y medición. Psicothema, 17, 580-587.

Díaz, D., Rodríguez-Carvajal, R., Blanco, A., Moreno-Jiménez, B., Gallardo, I., Valle, C. y Van Dierendonck, D. (2006). Validación española de las escalas de bienestar psicológico de Ryff. Psicothema, 18, 572-577.

Keyes, C. (2005). Mental Illness and/or Mental Health? Investigating Axioms of the Complete State Model of Health. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 73, 539-548.

Seligman, M.E.P. y Csikszentmihalyi, M. (2000). Positive Psychology: an Introduction. American Psychologist, 55, 236.240.

El artículo original a partir del cual se ha elaborado este trabajo puede encontrarse en la revista Psicothema: Díaz, D., Blanco, A., Horcajo, J. y Valle, C. (2007). La aplicación del modelo del estado completo de salud al estudio de la depresión. Psicothema, Vol. 19 (2), 286-294.

Sobre los autores:

Darío Díaz es Investigador Contratado de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro del Grupo de Investigación sobre Violencia y Bienestar Social.

Amalio Blanco es Catedrático de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Madrid y Coordinador del Grupo de Investigación sobre Violencia y Bienestar Social.

Javier Horcajo es Profesor Ayudante de la Universidad Autónoma de Madrid en el Departamento de Psicología Social y Metodología.

 

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