España es el país donde más benzodiacepinas se consumen en una lista de 85 países de todo el mundo. Este alarmante dato sobre estos fármacos, recetados habitualmente para el manejo de los problemas de ansiedad, aparece reflejado en el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE). En el informe, del que Público se ha hecho eco (ver aquí), se recoge el consumo de diferentes drogas y medicamentos durante el año 2020. En la noticia elaborada por Público, se refieren también los datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) del Ministerio de Sanidad, en los que se registra un aumento progresivo del consumo de benzodiacepinas, sedantes e hipnóticos por parte de la población española a lo largo del último año (con 91 dosis diarias por cada 1.000 habitantes) y se plantean posibles explicaciones sobre las causas que pueden estar contribuyendo a esta tendencia.
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A este respecto, el artículo señala que la mayoría de los expertos consultados por Público coinciden en apuntar a la situación estresada de la atención primaria, a la medicina de familia que es donde se trata en torno al 90% de los casos en los que se acaban prescribiendo tranquilizantes sin necesidad de derivarlos a un especialista. Asimismo, el artículo recoge, entre otras, las opiniones de Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) y director del Proyecto Psicología en Atención Primaria (PsicAP), al que entrevistamos recientemente en Infocop (ver aquí). En opinión de este experto, el consumo de benzodiacepinas y otros fármacos tan elevado en España se debe, por un lado, a la tendencia exclusiva hacia la medicalización de los problemas emocionales que se da en nuestro país. Tal y como ha declarado a Público Antonio Cano, los problemas de ansiedad no se pueden resolver «anestesiando» con fármacos los síntomas que produce, sino enseñando al paciente a manejar su problema, a afrontarlo. Por otro lado, para este experto, la escasez de especialistas de la Psicología en nuestro sistema nacional de salud (que se encuentra 12 puntos por debajo de la media europea en profesionales de Psicología por cada 100.000 habitantes) y la ausencia de psicólogos clínicos en los servicios de Atención Primaria están obstaculizando que el abordaje de los problemas de ansiedad se realice a través de tratamientos psicológicos, tal y como recomiendan las principales guías de práctica clínica. La aplicación de tratamientos psicológicos para la ansiedad es una medida que optimiza el gasto sanitario y que, además, no tiene los efectos secundarios adversos, al contrario que el consumo de ansiolíticos, que genera problemas serios de abstinencia y dependencia, ha añadido Antonio Cano Vindel. Puedes ver la noticia completa aquí.
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