“Los efectos de daño y desajuste emocional y psicológico que observamos en la actualidad en la infancia y adolescencia, afloran de manera significativo en el día a día, en su cotidiano hacer y ser. Y son visibles en los centros educativos, sin solución de continuidad. No todo lo que vemos y ocurre es consecuencia de lo experimentado recientemente. La investigación venía alertando desde hace mucho sobre la necesidad de reflexionar con seriedad sobre el mundo que estamos creando y las consecuencias en la salud mental de nuestros niños, niñas y adolescentes.”
Así lo advierte un artículo publicado por el vicepresidente primero del Consejo General de la Psicología de España, José Antonio Luengo LaTorre, en la página Web de la Federación Regional de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (FAPA) Francisco Giner de los Ríos, a través del cual alerta del ingente aumento de problemas de salud mental en niños, niñas y adolescentes observado en los últimos años, y pone de relieve la necesidad de contar con psicólogos educativos en los centros escolares, al ser el contexto en el que los y las menores pasan la mayor parte del tiempo.
Se observa un aumento de problemas de salud mental entre los y las menores en edad escolar
José Antonio Luengo es funcionario docente con una amplia experiencia profesional en el ámbito educativo, siendo catedrático de Enseñanza Secundaria, en la especialidad de Orientación Educativa. Psicólogo sanitario y experto en Psicología Educativa y de la Actividad Física y del Deporte, actualmente forma parte de la Unidad de Convivencia y es coordinador del Equipo de Apoyo Socioemocional, dependiente de la Subdirección General de Inspección Educativa de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.
Aportando su opinión de experto, subraya la importancia de realizar en el sistema educativo “una profunda exploración de áreas especialmente sensibles” para su ajuste a la realidad actual, en la que la salud mental de muchos/as menores “en algunos espacios de desarrollo, se muestra quebrada, y necesitada de una mirada renovada, limpia, innovadora”.
En este sentido, considera prioritario el análisis y valoración de los recursos materiales y personales necesarios, en aras de crear vínculos, lazos y relaciones interpersonales, psicológicamente cercanos para desarrollar espacios de conexión adecuados, que brinden a los y las menores “estabilidad y seguridad emocional” y donde puedan expresarse con confianza y tranquilidad.
Para tal fin, recuerda, es trascendental “analizar, revisar y reformular las necesidades de la infancia y la adolescencia en el contexto actual”, más allá de las competencias académicas, siendo esencial, a su vez, configurar plantillas con recursos personales suficientes y especializados.
Las administraciones deben dotar a los centros educativos de recursos personales suficientes y especializados
El artículo destaca no solo el papel clave que pueden desempeñar aquí los centros educativos y del personal docente, sino también la necesaria “ayuda y acción proactiva” de las administraciones a la hora de movilizar y dotar de recursos adecuados a todos los centros, siendo fundamental aquí, la integración de psicólogos/as educativos/as y su trabajo en colaboración con otros perfiles profesionales ligados al ámbito de la orientación educativa.
La evidencia científica avala los beneficios de contar con esta figura profesional dentro del contexto educativo, siendo relevante para el desarrollo funcional y equilibrado de un centro educativo en todos los niveles: Educación Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato-FP.
La figura del/de la psicólogo/a educativo/a, clave en este contexto
Parafraseando a Garaigordobil (2009), el artículo señala la función prioritaria del/de la psicólogo/a educativo/a, que es “atender y fomentar el desarrollo psicológico en todos sus componentes -psicomotriz, intelectual, social, afectivo-emocional- y en los 3 agentes principales del sistema educativo (alumnos, padres y profesores). Desde esta perspectiva, el trabajo del psicólogo implica dos grandes objetivos: 1) aportar un análisis psicológico de diversas situaciones (evaluación); y 2) proponer planes de acción que respondan a los análisis realizados (intervención). Con estos objetivos, contextualizados en su perfil profesional e investigador, el psicólogo lleva a cabo diversas actividades con los tres agentes del sistema educativo.”
Así, la necesaria incorporación de psicólogos/as educativos/as en el contexto escolar ha venido siendo planteada en los últimos años por el Consejo General de la Psicología, en línea con lo argumentado por múltiples organizaciones representativas de Familias, estudiantes, profesorado, Direcciones de Centros Educativos y expertas en la atención psicológica y el cuidado del bienestar de las personas.
Se están llevando a cabo iniciativas en pro del bienestar de la comunidad educativa
A este respecto, Luengo recuerda que una de las últimas iniciativas emprendidas con este propósito es la firma de un manifiesto por el bienestar de la comunidad educativa, suscrito por el COP junto con múltiples organizaciones estatales representantes de familias, estudiantes, profesorado, direcciones de centros educativos y expertas en el cuidado del bienestar de las personas (CEAPA, CONCAPA, CANAE, Sindicato de Estudiantes, STES-Intersindical, FSIE, feUSO, FEDADi, ASITES, ANIR y ACIPE), mediante el cual han iniciado un proceso de divulgación y actuaciones conjuntas, dirigidas a que los poderes públicos adopten una serie de medidas prioritarias dentro del ámbito educativo para la mejora de la salud mental infanto-juvenil, entre ellas, la incorporación de la Psicología educativa “en la estructura de recursos y programas de incuestionable necesidad en el momento actual” (más información aquí: www.bienestareducativo.org).
Precisamente, una de estas acciones, fue presentar el manifiesto al Secretario de Estado de Educación y a la Directora General de Evaluación y Cooperación Territorial del Ministerio de Educación y Formación Profesional, en una reunión organizada el pasado mes de abril, y durante la cual, las autoridades ministeriales se comprometieron a iniciar un proceso de trabajo conjunto para concretar el modo de adoptar las propuestas del manifiesto, entre ellas, la posibilidad de incorporar psicólogos/as educativos/as a los centros escolares, acordando realizar más reuniones y la elaboración de documentos con los que analizar y concretar cómo ponerlo en práctica.
La creación de la especialidad de Orientación Psicológica: una asignatura pendiente
El artículo concluye destacando un objetivo claro y necesario: conseguir la creación de una especialidad de Orientación Psicológica o Psicología Educativa en el Cuerpo de profesores de enseñanza secundaria (sin perjuicio de la necesidad de incremento de profesionales en la actual especialidad de orientación educativa y de la incorporación de más profesores técnicos de servicios a la comunidad), una opción que, a juicio de su autor, “permitiría abrir la posibilidad a las CCAA de ir convocando progresivamente y en un escalado razonable, plazas de esta especialidad en los procesos selectivos para los cuerpos docentes citados”.