¿Es la percepción una representación fiel del mundo o es subjetiva?
07 Ene 2025

Desde hace tiempo la psicología, la filosofía y la neurociencia se han estado preguntado en qué medida la percepción era pura sensibilidad o estaba contaminada por procesos cognitivos (conocimientos, creencias, intenciones, memoria…). ¿Hay fronteras cerebrales y conceptuales entre la cognición y la percepción o se hallan entremezcladas? ¿Percibimos con objetividad o es ya la percepción un resultado de la propia experiencia?

La mayoría de los estudios se han centrado en la vista, y quizá un poco en el oído. En esta investigación de la revista Nature Review Psychology se va más allá y se observa la influencia de la cognición en los demás sentidos (la penetrabilidad cognitiva). Gracias a explorar esta diversidad en los modos de percepción, se obtienen nuevos resultados, y revelan diferencias entre los sentidos estudiados y los procesos cognitivos involucrados. Estas diferencias quizá dependan de lo adaptativo que sea la influencia de la cognición: para unos sentidos ser penetrable sería una ventaja evolutiva y para otros lo sería permanecer rígidos ante las expectativas o el aprendizaje.

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 28/12/24

Posiciones a favor y en contra de la penetrabilidad cognitiva
  • No hay penetrabilidad: estas posiciones comenzaron influidas por paradigmas computacionales, y se apoyaban en la especialización de áreas cerebrales y en que se observaba un procesamiento rápido o lento según la información fuera más simple o compleja; este enfoque separaba claramente los procesos de percepción y cognición en módulos. A este paradigma se sumaron los estudios sobre ilusiones ópticas, donde se evidenciaba que, a pesar de ser conscientes de la ilusión, seguíamos percibiendo de manera distorsionada: saber que nuestra visión nos engaña no hace que cambie lo que vemos. Este argumento se ha extendido a otros ámbitos de interacción entre cognición y percepción, en donde también podemos modificar nuestro juicio o evaluación sobre lo que vemos (por ejemplo), pero no la experiencia visual en sí (como ocurriría si me resulta agradable una imagen que antes me desagradaba, pero sigo viendo la misma imagen). La percepción en sí y el juicio sobre ella son dos aspectos que en la práctica experimental cuesta separar, porque las mediciones suelen basarse en lo que verbalizan los participantes; por tanto, llevan el juicio implícito. Aparte, los defensores de este enfoque consideran que los procesos de atención y reconocimiento de objetos forman parte del módulo perceptivo y no del cognitivo. Esto tiene muchas implicaciones en cómo se interpretan los resultados de las investigaciones: significa que, para ellos, los cambios atencionales o la mejora en el reconocimiento de los objetos no se debe a una influencia de lo cognitivo en lo perceptivo, sino a algo que solo sucede en lo módulos de la percepción. De ahí que, en parte, las posiciones a favor y en contra también difieren por dónde trazan el límite entre percepción y cognición. 
  • Sí hay penetrabilidad: estas posiciones van desde no establecer límites entre la percepción y la cognición hasta considerar que hay un continuo entre procesos predominantemente cognitivos (por ejemplo, el cálculo matemático) y predominantemente perceptivos (por ejemplo, ver una luz en la oscuridad). Según este último modelo, la permeabilidad/impermeabilidad difiere según el aspecto perceptivo/cognitivo que estudiemos o el lugar que ocupe ese aspecto en una jerarquía donde predomina lo perceptivo o lo cognitivo. Tal y como señalan las autoras, hoy en día, los estudios neurocientíficos parecen apoyar la idea de que no podemos hablar de una modularidad estricta si tenemos en cuenta las frecuentes interconexiones entre áreas corticales. Por supuesto, esto no quiere decir que cualquier conocimiento cognitivo pueda influir en cualquier percepción, como demuestran las ilusiones ópticas. Quizá un paradigma que establece grados de influencia de los procesos superiores en los inferiores, como el que se acaba de exponer, parece más ajustado a las evidencias.
¿Qué es cognición y qué es percepción?

En este artículo se revisa la evidencia empírica para precisar la cuestión. Para no entrar en zonas difusas sobre lo que forma parte de la percepción o de la cognición, el estudio se centra en aspectos más claramente cognitivos, como el contenido de memoria semántica, conocimiento abstracto o conceptual, o creencias o intenciones que sean más conscientes y explícitas.

Aun así, hay otras zonas de debate: por ejemplo, la identificación de un ave comienza siendo un aprendizaje explícito y luego se automatiza, y esto para algunos/as investigadores/as forma todo parte de la percepción, como el reconocimiento de otros objetos.

Aparte, están las emociones y la consideración de si algo es placentero, por ejemplo, al tacto o al gusto (evaluación hedónica). Las emociones parecen tener una vertiente sensorial y funcionan por vías neuronales distintas a la cognición; no obstante, las interconexiones entre ambas son muchas. Aquí es donde surge el debate sobre si el foco ha de ponerse más en aislar la percepción pura o en considerar la percepción como toda esa experiencia consciente que nos pasa a las personas, y que incluye todas esas interconexiones.

En cualquier caso, la mayoría de los estudios se han centrado en la visión, lo que ha podido producir un sesgo a la hora de hablar sobre penetrabilidad cognitiva. Por ello, en esta investigación se abordan la audición, la propiocepción o conocimiento de nuestra postura, la percepción vestibular (orientación en el espacio, equilibrio, coordinación), la del dolor, el gusto, el olfato y la quimioestesia (la sensibilidad de la piel y de las mucosas a determinados compuestos químicos). Se tiene también en cuenta que algunos sentidos son multimodales; por ejemplo, el gusto a la hora de determinar el sabor, en el sentido de que la experiencia perceptiva está intrínsecamente relacionada con el olfato.

Un repaso a las investigaciones sobre la visión

Los estudios sí parecen avalar la influencia de la cognición en el sentido de la vista. Por ejemplo, escuchar palabras de luminosidad, mirar un dibujo del sol o imaginar objetos brillantes va a producir una respuesta de la pupila más pequeña, porque prevé una mayor luminosidad (curiosamente, también ocurriría con palabras con cometido emocional positivo).

Cabría esperar que la corteza visual temprana se viera menos afectada por las cogniciones, dado que no está sujeta a la voluntad; no obstante, los “estudios sugieren que la visión temprana se adapta a las características del entorno que son especialmente importantes para la tarea” que se solicita al sujeto. Aparte, muchas actividades cognitivas (imaginación, expectativas visuales, memoria…) modulan las representaciones neuronales en la corteza visual temprana. Todo ello indica una clara integración del sistema visual y el cognitivo.

En la audición también hay influencia de arriba abajo (de la cognición a la percepción)

Por ejemplo, los conocimientos y las expectativas rellenan la información que falta cuando hay ruido, en ocasiones incluso generando una percepción de esos fonemas como si estuvieran presentes. Esto es algo muy útil para dar coherencia cuando percibimos sonidos ambiguos en el habla cotidiana.

Pero también hay penetrabilidad con sonidos no verbales: por ejemplo, usar una palabra, sonido o imagen relacionada con lo que se escuchará incrementará la capacidad para identificarlo. Y, como ocurría en la visión, aquellos sonidos relevantes para la tarea se perciben de manera más contundente. Los aprendizajes, en lo verbal y no verbal, también mantendrán a largo plazo el efecto en cómo se perciben los sonidos.

En general, en el sistema auditivo, la información en cada etapa de procesamiento interactúa con la información de otras etapas, sin una frontera clara entre lo perceptivo y cognitivo.

En el sistema somatosensorial la influencia varía

El tacto, propiocepción y dolor van por vías específicas, así que hay que verlos por separado:

  • Tacto. Se encuentran cambios de manera indirecta: cuando se altera la percepción del tamaño del propio cuerpo, se altera simultáneamente la percepción del tamaño del objeto. Con respecto a lo agradable o desagradable del contacto físico con otra persona resulta difícil determinar si solo cambia la emoción o también la percepción.
  • Propioceptivo. Hay pocos estudios, pero parecen indicar que hay impenetrabilidad en este caso: el sentido propioceptivo no se ve afectado por los procesos cognitivos (quizá porque no se centra en información del entorno).
La percepción vestibular: el equilibrio necesita conservar su impenetrabilidad

La orientación espacial es más un telón de fondo de otras actividades y sus imputs no se ciñen a un área modular, como ocurre en la corteza visual primaria, etc. Su amplia distribución hace que sea un sentido presente en muchas funciones cognitivas.

Con la intención de aislar la percepción pura, este estudio se centra en el aspecto relacionado con el equilibrio. En su propia estructura, el equilibrio es multimodal, porque también recibe información de la propiocepción y de la visión. Y se observa independencia hacia los procesos cognitivos superiores, como las creencias o expectativas (por ejemplo, saber que habrá un temblor no cambia la manera en la que mantendremos el equilibrio).

Se podría considerar, según el estudio, que el sistema vestibular conserva su impenetrabilidad, probablemente porque sea más adaptativo que sus señales sean rápidas, directas e inequívocas.

Quimiosensaciones: el olfato es más penetrable que el gusto y la quimioestesia

En el consumo de alimentos —el sabor—, la quimioestesia (por ejemplo, el efecto refrescante de la menta), el gusto y el olfato actúan de manera integrada, y ahí se puede observar cómo asociaciones positivas pueden transformar un sabor innatamente aversivo en uno agradable. Pero, si analizamos estas tres vías por separado, obtenemos resultados variados:

  • Gusto. Saber que algo es dulce, ácido… por sí solo no basta para reconocer un alimento, así que necesita de otros modos perceptivos: olfativos, visuales… En esa entrada multimodal, el gusto en sí mismo parece impenetrable, pero sí varía su intensidad y la evaluación hedónica (lo agradable o desagradable que resulta; por ejemplo, el sabor amargo en el contexto de café recién hecho sí se percibe como placentero).  
  • Quimioestesia. Las sensaciones que se producen por la piel y las mucosas podrían agruparse en sensaciones frías (mentol…) o calientes (picante…). Aquí, nuevamente, la sensación hedónica es modificable, al igual que la intensidad, pero no parece penetrable a nivel primario, es decir, no se puede hacer que el picante se perciba como frío.
  • Olfato. Es mucho más complejo que las dos anteriores, dado que somos capaces de detectar casi un número ilimitado de sustancias químicas transportadas por el aire (potencialmente, porque nuestra falta de entrenamiento nos hace algo torpes a la hora de identificarlas). Además, asociamos los olores al objeto del que provienen (una mandarina, una gasolinera…), y no a la sustancia química que hay detrás, por lo que la categorización tiene una fuerte carga de experiencia; de hecho, la misma sustancia química puede ser asociada a algo desagradable o agradable según nos hayan comunicado previamente que se trata, por ejemplo, de un queso o de un vómito. Y, tal y como muestra la neurociencia, la cognición podría estar operando a un nivel muy primario. Por tanto, la penetrabilidad es muy alta en este caso. No obstante, en el sabor, cuando hay combinación con el gusto y la quimioestesia, el olfato se ve modulado para frenar esta permeabilidad, quizá para protegernos de la ingesta de sustancias tóxicas.
¿A qué se deben las diferencias: a aspectos adaptativos o al menor volumen de investigaciones de algunos sentidos?

Los resultados de este artículo nos muestran que muchos sentidos se ven influidos por la cognición, pero no todos. Quizá algunos sentidos, como la propiocepción o el sistema vestibular, sean más adaptativos si conservan su impenetrabilidad cognitiva, porque requieren respuestas rápidas y claras, sin ambigüedades. En la propiocepción y el sistema vestibular, además, son respuestas que no revelan información del entorno, sino del estado del cuerpo; en el caso de la ingesta, aunque sí hay información del exterior, se limita la plasticidad del olfato para evitar pasar por alto alimentos tóxicos.

Por el contrario, quizá otros sentidos son más adaptativos si son más penetrables, porque reduce y hace más predecible la información que procesan. Esto último pasa, por ejemplo, con el olfato, que percibe una grandísima gama de olores y donde el olor queda muy ligado a objetos concretos de los que proceden. También hay gran complejidad en la visión, la audición y la percepción táctil. En cuanto a por qué el dolor es altamente penetrable quizá también se deba a la necesidad de poder suprimir temporalmente el dolor para sobrevivir, por ejemplo, suprimir el dolor muscular para seguir corriendo si nos persigue un depredador.  

Pero las investigadoras también piensan que las diferencias podrían deberse al menor número de investigaciones en relación con la propiocepción o el sistema vestibular: ¿es casual que sea en los sentidos más estudiados donde se ha encontrado más evidencia de influencia cognitiva en la percepción?

Reflexiones finales

La idea de un funcionamiento de módulos encapsulados parece altamente improbable. Además, algunos sentidos menos penetrables en las percepciones cotidianas se integran con otros sentidos que sí lo son, así que de manera indirecta también se ven influidos por las cogniciones.

La evaluación hedónica también tendrá su influencia cuando sea esencial para la experiencia perceptiva, como ocurre con los afectos que pueda despertarnos el tocar a alguien; pero es cierto que aquí dependerá de dónde trazamos el límite entre lo que es percepción y lo que es cognición, algo que, como señalamos más arriba, es importante debatir. Además, el cerebro tiene muchas interconexiones y muchos procesos ocurren simultáneamente, en paralelo, en nuestras experiencias perceptivas conscientes, de ahí estas dificultades que se plantean cuando los analizamos por separado. Y esto también nos lleva a preguntarnos siguiente: «¿A qué le damos más peso: a la disección de los procesos o a la subjetividad de la experiencia consciente resultante?».

Fuente

Vetter, P., Badde, S., Ferrè, E. R., Seubert, J., & Shinn-Cunningham, B. (2024). Evaluating cognitive penetrability of perception across the senses. Nature Reviews Psychology, 1-17.

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