Redacción de Infocop
El sesgo de género en la ciencia ha sido un fenómeno arraigado a lo largo de la historia, presentando desafíos significativos para la participación plena de las mujeres en la investigación y el avance científico (Ceci et al., 2023). Desde los albores de la ciencia moderna, las mujeres han enfrentado obstáculos que van más allá de las barreras académicas, permeando la percepción social de sus contribuciones y su capacidad para liderar en la esfera científica (Lawrence, 2006; Shen, 2013).
El sesgo de género en la ciencia
Aunque en las últimas décadas se ha avanzado en términos de derechos y oportunidades para las mujeres, el sesgo de género persiste en la ciencia contemporánea (Lawrence, 2006; Ceci et al., 2023). Las mujeres enfrentan varios sesgos de género en el ámbito profesional y académico, los cuales pueden afectar su progresión laboral, remuneración y reconocimiento (Kaplan y Ostman, 2020; Else-Quest et al., 2010; Ceci et al., 2023; Witteman et al., 2019; Roper, 2019). Por ejemplo, estudios recientes, señalan que las mujeres científicas enfrentan desafíos en la obtención de financiamiento para sus investigaciones, con evaluaciones más desfavorables, lo que contribuye a la disparidad en la visibilidad de sus trabajos (Kaplan y Ostman, 2020, Witteman et al., 2019; Bol et al., 2022).
Más allá, los estudios señalan que las desigualdades de género incluyen un avance profesional más lento, salarios reducidos, cargas de trabajo desiguales, conflictos entre la vida laboral y personal, sesgos de género sistémicos, subrepresentación en posiciones de poder y entornos laborales hostiles (Gruber et al., 2020).
Factores contextuales
Junto a estos sesgos, se deben considerar otros factores contextuales que contribuyen a impedir la promoción de las mujeres en la ciencia. Así, muchas mujeres científicas ni siquiera llegan a postularse para puestos de liderazgo debido a las dificultades de conciliación entre la vida familiar y laboral. Los horarios de trabajo extensos o inflexibles durante la década en la que la mayoría de las personas están formando familias, unido a otros valores masculinos dominantes, penalizan la oportunidad de muchas mujeres científicas de optar a estos puestos de trabajo y dedicarse plenamente a su carrera científica (Buser et al., 2022; Ceci et al., 2023).
Sesgos de género en Psicología
La presencia de sesgo de género ha sido ampliamente estudiada en las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) (Roper, 2019; Ceci et al., 2023). Pero más allá de estas disciplinas, hay muchas otras áreas en las que las mujeres enfrentan barreras en su promoción científica. Tal es el caso de la Psicología (Odic y Wojcik, 2020; Gruber et al., 2020).
Así, la ciencia de la psicología, a pesar de sus esfuerzos por objetividad y rigor, no está exenta de los desafíos del sesgo de género. Numerosos estudios científicos han arrojado luz sobre las disparidades y desigualdades que persisten en este campo, afectando la manera en que se evalúa, reconoce y promociona a las mujeres en el ámbito académico.
Indicadores de sesgo de género en Psicología
Los estudios que se han centrado en el análisis del sesgo de género en Psicología han observados sus efectos en diferentes parámetros, entre los que se encuentran:
1. Evaluaciones docentes sesgadas:
Investigaciones como el metaanálisis llevado a cabo por Ceci et al. (2014) revelan que las mujeres en la academia, específicamente en la psicología, tienden a recibir evaluaciones docentes más bajas y más críticas por parte de los estudiantes, a pesar de demostrar una efectividad igual o incluso superior en términos de resultados de aprendizaje. Este sesgo puede influir en las decisiones de contratación y promoción, afectando la progresión profesional de las mujeres en este ámbito.
2. Brechas en las oportunidades de financiación:
El acceso equitativo a fondos de investigación es esencial para el progreso científico. Sin embargo, estudios, como el realizado por Kaplan y Ostman (2020), destacan que las mujeres en la psicología tienen menos probabilidades de recibir apoyo financiero para sus investigaciones. Esta disparidad en las oportunidades de financiamiento limita la capacidad de las mujeres para contribuir significativamente al desarrollo del conocimiento en psicología.
3. Representación en publicaciones científicas:
La revisión de Odic y Wojcik (2020) muestra la subrepresentación de las mujeres en términos de publicaciones científicas en psicología y citas en Psicología, lo que contrasta con una disciplina mayoritariamente integrada por mujeres. Los autores, tras el análisis de registros de publicaciones de 125 revistas de psicología y revisadas por pares, observan una brecha de género en la contribución a la investigación psicológica. Esta brecha es incluso mayor en las revistas de alto impacto y en la posición del último autor. Asimismo, Odic y Wojcik (2020) señalan que estas diferencias de género se observan en todas las subdisciplinas de la psicología y que se han mantenido sin cambios desde el año 2003.
Los resultados son similares a otros estudios similares. Así, Mackelprang et al. (2023) analizaron los puestos de autoría en 713 artículos en cinco grandes revistas de psicología, centrándose en los artículos de invitados propuestos por los equipos editoriales. Su análisis revela que las mujeres están desproporcionadamente subrepresentadas. Por su parte, Skitka et al. (2020), observaron que era menos probable que los artículos escritos por primera vez por mujeres fueran incluidos en los programas de estudios de posgrado de Psicología, en comparación con los artículos escritos por primera vez por hombres. En conjunto, esta falta de representación puede tener repercusiones en la visibilidad y reconocimiento de las contribuciones de las mujeres en la disciplina.
4. Sesgo en la investigación y práctica en psicología
Ya en el año 1988 un grupo de expertos de la Asociación Americana de Psicología (APA), redactó la guía para evitar el sexismo en la investigación psicológica (Denmark et al. 1988). El documento examina la literatura cientíica para evidenciar la presencia generalizada de sesgo de género en distintas fases de la investigación. Así, los autores identifican cómo este sesgo influye en la formulación de preguntas, el diseño, el análisis, la interpretación y las conclusiones que establecen los autores y autoras de los estudios científicos. Uno de los muchos ejemplos que ilustran este sesgo es el hecho de que la hipótesis de que los estímulos agresivos aumentan la excitación sexual se estableció en resultados realizados exclusivamente con participantes masculinos (Denmark et al. 1988).
El problema del sesgo de género en la investigación y práctica en psicología se agudiza aún más cuando consideramos otros colectivos que representan la diversidad de género (Cameron y Stinson, 2019). Por este motivo, desde hace unos años la APA ha realizado esfuerzos para combatir estos estereotipos y fomentar el lenguaje inclusivo en nuestra disciplina (APA, 2023).
5. Sesgo en la toma de decisiones de contratación y representación de liderazgo:
La psicología científica no está exenta de sesgos de género en los procesos de contratación. Investigaciones, como el estudio de Moss-Racusin et al. (2012), demuestran que los estereotipos de género pueden influir en la percepción de la competencia e idoneidad de las mujeres para roles académicos en Psicología. Este sesgo contribuye a la infrarrepresentación de mujeres en roles clave de liderazgo.
Puestos académicos
Más recientemente, Casad et al. (2022), han analizado el panorama académico de EE.UU. en ciencias sociales, incluida la Psicología. En su análisis observan que las mujeres ocupan en mayor medida los rangos docentes inferiores y están menos representadas entre los profesores asociados y titulares. Específicamente en Psicología, las mujeres representan el 69 y 66% de los puestos de profesor asistente e instructor, mientras que los hombres ocupan en mayor medida los puestos de profesor titular (54%). Este patrón también fue identificado por Gruber et al. (2021). Su análisis muestra que cuanto mayor es el estatus del puesto, menor es la presencia de mujeres en el mundo académico de la Psicología.
Por su parte, otros estudios han evidenciado que las mujeres tienen menos probabilidades de ser promocionadas en campos en los que están sobrerrepresentadas (Ceci et al., 2014), como la psicología, la sociología y la antropología (Casad et al., 2022).
Equipos editoriales
La presencia de sesgo de representación también se evidencia en otros indicadores. Formanowicz et al. (2023) evaluaron la presencia de este sesgo dentro de números especiales y regulares de revistas de personalidad y psicología social, midiendo la presencia de sesgo de género en términos de los equipos editoriales, la composición general de género de los autores de las publicaciones y la proporción de primeras autoras. Los resultados son acordes a los de Odic y Wojcik (2020), en lo que respecta a la infrarrepresentación de las mujeres en la autoría de las publicaciones.
Formanowicz et al. (2023), encuentran, además, que los equipos editoriales en Psicología estaban mayoritariamente conformados por hombres, y que estos equipos publicaban artículos escritos principalmente por autores masculinos. Curiosamente, incluso los equipos editoriales compuestos en su totalidad por mujeres aceptaban artículos con un promedio del 50,35% de autoras mujeres, lo que se sitúa a nivel de paridad de género. Sin embargo, esta proporción sigue estando por debajo de la representación real de las mujeres en el campo de la psicología (Formanowicz et al., 2023).
En resumen, la investigación revela que existe un sesgo de género en diversos aspectos de la publicación académica, desde la composición de los equipos editoriales hasta la proporción de género de los autores, destacando desigualdades persistentes en la representación de mujeres en la productividad científica.
6. Sesgo en el reconocimiento
Tal y como advierten Formanowicz et al. (2023), el sesgo de representación también puede manifestarse de manera más sutil en términos de acceso al prestigio profesional. Es decir, determinando qué expertos y expertas se reconocen como eminencias y tienen opinión e influencia en el mundo académico. A este respeto, en la esfera académica de la Psicología se ha observado que los hombres tienen más probabilidades de ser premiados y reconocidos por sus contribuciones frente a las mujeres (Diener et al., 2014).
7. Remuneración salarial
Casad et al. (2022) encuentran prejuicios también en términos de remuneración salarial. Según su análisis, dentro del área de las ciencias sociales, la Psicología presenta una de las mayores brechas salariales de género. Asimismo, de acuerdo con datos aportados por la APA, el salario medio del profesorado masculino en Psicología (100.000 dólares) fue más alto que el de las mujeres (88.000 dólares) (APA, 2019). Por su parte Gruber et al., (2021), señalan que, en el mundo académico de la Psicología, la diferencia salarial entre hombres y mujeres es especialmente pronunciada para los puestos de profesor asociado y titular.
8. Patrón de género según el área de estudio
Finalmente, otro de los indicadores donde se observa un sesgo es en la distribución de género según las subdisciplinas de estudio de la Psicología. Si bien las mujeres superan en número a los hombres en los estudios de grado de Psicología, existen ciertas áreas donde esta tendencia se invierte, tales como la neurociencia cognitiva, la psicología cognitiva, la psicología experimental y la neuropsicología (Hilsabeck y Martin, 2010 ; Vaid y Geraci, 2016 ; Odic y Wojcik, 2020 ; Fulvio et al., 2021).
Conclusiones
En definitiva, y a pesar del avance en el reconocimiento de la mujer en la ciencia, son numerosas las investigaciones que evidencian la persistencia del sesgo de género en la esfera científica de la Psicología. Se trata de una disciplina con presencia mayoritaria de mujeres, por lo que esta disparidad no puede atribuirse a un desequilibrio en el reclutamiento inicial, lo que remarca aún más la magnitud e impacto de este sesgo de género (Odic y Wojcik, 2020).
Para superar esta brecha, se requiere un compromiso activo de la comunidad académica con el objetivo de implementar políticas y prácticas que fomenten la igualdad de oportunidades (Odic y Wojcik, 2020). En esta línea, la conciencia y el reconocimiento de estos sesgos constituye el primer paso hacia un cambio significativo y duradero en la disciplina de la Psicología y en la ciencia en general (Formanowicz et al. ,2023). Abordar esta brecha es crucial no solo para garantizar la equidad, sino también para maximizar el potencial de la investigación científica (Formanowicz, 2021; Hofstra et al., 2020).
Puedes consultar las referencias aquí.