La regulación de la actividad de la psicoterapia está ganando un interés creciente. Hay muchas personas que se llaman a sí mismas ‘terapeutas’ y ‘orientadoras’, y que están trabajando sin las competencias requeridas y sin regulación deontológica. Esto es lo que se afirma en un artículo publicado en el diario británico The Guardian, el que expertos y usuarios ponen de relieve la trascendencia de regular la actividad profesional de la psicoterapia, tras el incremento de denuncias de abuso y malas prácticas en Reino Unido.
De acuerdo con The Guardian, en los últimos meses, los ministros británicos están recibiendo múltiples peticiones para regular de forma urgente la actividad de los que se anuncian como psicoterapeutas y orientadores, con el fin principal de proteger a las personas vulnerables por los “presuntos daños ocasionados durante la terapia”.
En este sentido, el artículo destaca cómo los psicoterapeutas u orientadores no son títulos protegidos ni profesiones reguladas por ley en el Reino Unido, a diferencia de psicólogos clínicos, médicos, matronas u osteópatas.
De acuerdo con los expertos consultados por The Guardian, actualmente, pocas personas son conscientes en el Reino Unido de que cualquiera que no tenga una cualificación puede llamarse ‘terapeuta’ y puede seguir ejerciendo, aún después de un caso de mala praxis.
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La necesidad de control sobre estos servicios profesionales es mayor debido a que, en los últimos años, se ha registrado un aumento en el número de personas que buscan ayuda por problemas de salud mental. Concretamente, en Reino Unido, los datos indican que los servicios recibieron un récord de 5 millones de derivaciones durante 2023, un 33% más que en 2019.
Sin embargo, a pesar de que para la gran mayoría de las personas que solicitan apoyo psicológico la ayuda profesional es beneficiosa e incluso “les ha salvado la vida”, los juristas alertan de un incremento significativo en el número de consultas legales sobre presuntos casos de malas prácticas, e incluso de abuso sexual y psicológico. En este caso, uno de los aspectos más complicados es que el abuso ocurre “en una posición de mucha confianza, cuando la persona ya es vulnerable”. De este modo, cuando el/la profesional abusa de esta confianza, “es difícil cuestionarle y emprender medidas adicionales”.
En ausencia de órganos de control deontológicos ligados a una profesión regulada, se señala que después de una demanda por malas prácticas, la Ley no impide a estos/as terapeutas seguir ejerciendo, de modo que “el Estado no está protegiendo a los/as pacientes/clientes de terapia. Muchas personas asumen que los psicoterapeutas, orientadores y terapeutas deben estar registrados y regulados por un organismo de estándares profesionales, pero ese no es el caso”.
La regulación formal es crucial para proteger a las personas vulnerables y garantizar la rendición de cuentas dentro de una profesión
Los datos de una asociación privada inglesa informan de un incremento de las quejas contra sus terapeutas acreditados, cifrado en un 24% desde 2020, aunque no todas ellas dan lugar a sanciones. La mayoría de estas quejas hacen referencia a la competencia, la violación de los límites profesionales y a diagnósticos psicopatológicos erróneos, entre otras.
En opinión de los expertos, la regulación formal es crucial para proteger a las personas vulnerables y garantizar la rendición de cuentas dentro de la profesión. Así, “el hecho de que los psicoterapeutas traten con personas con una historia compleja de trauma, que podrían estar sufriendo un trastorno de estrés postraumático o que están tratando de mantener la abstinencia tras un historial de abuso de alcohol o drogas, constituye un argumento sólido para afirmar que deberían estar regulados formalmente”.
Si bien la gran mayoría de profesionales que ejercen lo hacen con un nivel de formación y capacitación muy alto, es cierto también que “hay algunos profesionales deshonestos y es muy difícil para el público poder diferenciar fácilmente entre alguien que está debidamente cualificado y alguien que no lo está”.
En palabras de portavoces del Gobierno británico, cualquier persona que busque terapia “merece tener confianza en su profesional de la salud«. Una regulación brindaría una indudable confianza del público en esos servicios profesionales.
La imprescindible regulación de la Psicoterapia es una demanda que viene realizando también el COP en España
Por último, The Guardian pone el foco en la proliferación, en los tiempos actuales, de terapeutas ‘influencers’ en redes sociales, así como de aplicaciones y plataformas de Psicoterapia, en paralelo con el aumento en el número de personas que “desconocen a quién acuden y qué tipo de intervención reciben”.
La imprescindible regulación de la Psicoterapia, es una demanda que, en los últimos años, viene realizando también en España el Consejo General de la Psicología, insistiendo en que la falta de regulación abre las puertas a que cualquier persona ‘trate’ problemas tan graves como la ansiedad, la depresión o a que evalúe el riesgo de suicidio de un posible paciente, sin contar con la cualificación y la formación necesarias, y sin ningún tipo de garantía.
El Consejo General de la Psicología y el Consejo General de Médicos (CGCOM) han firmado un convenio de colaboración que tiene como objetivos promover el ordenamiento del ejercicio de la psicoterapia para mejorar la práctica y ampliar su alcance y establecer las bases que faciliten la lucha contra las prácticas fraudulentas y el intrusismo profesional. Para ello, han solicitado a la ministra de Sanidad, Mónica García y a la Comisionada de Salud Mental de su ministerio, Belén González, la regulación de las psicoterapias y de su publicidad (Puede verse más información al respecto en: Psicología y Medicina se unen para solicitar a Sanidad una mayor regulación de las intervenciones psicoterapéuticas y de su publicidad – Infocop).
Fuente: The Guardian