Los psicólogos y las psicólogas han aplicado durante mucho tiempo sus habilidades de resolución de problemas para mediar en los conflictos a gran escala. En el contexto mundial actual, con algunos países en situación de violencia y de guerra, la Psicología puede ayudar a comprender mejor por qué ocurren estos conflictos, informar sobre cuál es la mejor manera de reconstruir comunidades y naciones, y ayudar a prevenir la violencia en el futuro.
Con esta introducción, la Asociación Americana de Psicología (APA-American Psychological Association) presenta un artículo publicado en su revista Monitor on Psychology, a través del cual se aborda el papel fundamental que puede desempeñar la ciencia psicológica en el abordaje y prevención de los conflictos bélicos.
En un mundo fracturado por la violencia, es esencial la aplicación de la investigación psicológica
Tal y como explica la APA, en los últimos años, algunos psicólogos han desarrollado diversas teorías sobre las raíces de un conflicto y cómo resolverlo, por ejemplo, la teoría del omniculturalismo, desarrollada por el profesor de Psicología y director del programa de resolución de conflictos de la Universidad de Georgetown, Fathali Moghaddam, que postula la relevancia de enfatizar los puntos en común entre grupos en conflicto como una parte importante en el objetivo de promover la paz.
Sin embargo, de acuerdo con Moghaddam, en un mundo fracturado por la violencia, la investigación es tan sólo una parte de la ecuación. Es necesario también aplicar la ciencia, razón por la cual es tan importante que los psicólogos y las psicólogas difundan sus hallazgos entre las partes interesadas clave (como los líderes políticos) y colaboren en diferentes campos en la aplicación de la investigación psicológica.
A este respecto, los/as psicólogos/as centrados en la Psicología de la Paz, utilizan la ciencia psicológica para desarrollar teorías y prácticas dirigidas a prevenir y mitigar la violencia directa y estructural. En este sentido, la APA cuenta con la División 48 (Sociedad para el Estudio de la Paz, los Conflictos y la Violencia: División de Psicología de la Paz).
Reconociendo la necesidad vital de contar con soluciones basadas en la evidencia, algunos psicólogos están realizando actualmente investigaciones en áreas asoladas por conflictos. Tal es el caso del profesor de psicología y fundador del del Centro aChord de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Eran Halperin, cuyos estudios se centran en la promoción de un cambio de mentalidad que promueva relaciones pacíficas en el conflicto entre judíos israelíes y palestinos árabes.
La importancia de promover la empatía para cambiar la mentalidad sobre los conflictos
Como bien señala la APA, en zonas de guerra activa, como Israel y Palestina, abordar directamente conflictos de larga duración entre grupos puede ser logísticamente difícil y, en ocasiones, inseguro. Con respecto a ello, la investigación de Halperin está orientada a identificar formas indirectas de abordar la mentalidad de las personas sobre los conflictos, con la esperanza de crear más empatía entre los distintos grupos. Sus hallazgos sugieren que muchas personas creen que la empatía es un recurso limitado y que no tendrán suficiente empatía por su propio grupo si la extienden hacia otros grupos, lo que puede exacerbar el conflicto intergrupal.
Los resultados de un proyecto reciente basado en el uso de las artes escénicas para comunicar la idea de la empatía como un recurso ilimitado, muestran que las personas experimentan más empatía hacia los miembros del exogrupo (aquellos que no forman parte del grupo social del o de la participante) (Hasson, Y., et al., Nature Communications, vol. 13, 2022). .
A través de proyectos de esta índole, se espera poder cambiar la mentalidad de las personas sobre los conflictos o los grupos externos, mediante intervenciones que induzcan esperanza y les hagan confiar en la posibilidad de un cambio y en la resolución del conflicto, para que, con el tiempo, su comportamiento hacia el «otro» también pueda cambiar.
El rol clave de los y las jóvenes para promover un cambio social
La Asociación destaca el rol que han desempeñado y que pueden desempeñar los y las jóvenes en la oposición a las injusticias, señalando la relevancia de motivarles hacia una cambio social efectivo, a través de la promoción, entre otros aspectos, de la empatía y la toma de perspectiva.
Como muchos conflictos son generacionales y ocurren en ciclos, desarrollar la empatía entre los diferentes grupos es un modo de comenzar a cambiar patrones de violencia a largo plazo. La adopción de perspectivas también puede motivar a los y las jóvenes a participar y ser eficaces en los movimientos sociales.
Algunos investigadores sugieren que las protestas y manifestaciones son más eficaces cuando cuentan con un mayor porcentaje de jóvenes involucrados (específicamente, en puestos de liderazgo) (Dahlum, S., Comparative Political Studies, Vol. 52, No. 2, 2019).
El conflicto puede surgir si las personas sienten que sus necesidades humanas están en riesgo o no están siendo atendidas
La APA advierte de que “en ocasiones, el deseo de poder por sí solo, puede motivar la violencia”. Sin embargo, el conflicto surge también cuando las personas o grupos sienten que sus necesidades humanas fundamentales (como la pertenencia, la identidad, la seguridad o los recursos) no están siendo atendidas o se encuentran en riesgo.
Estas emociones conducen a procesos fisiológicos “que pueden ayudar a explicar los conflictos y ayudar a los constructores de paz a comprender nuevas formas de promover el diálogo entre grupos, lo que, en última instancia, puede identificar soluciones duraderas para una sociedad más pacífica”.
Algunos estudios sugieren que, cuando las personas se sienten menos amenazadas y más conectadas, es más probable que trabajen juntas. Para la APA, esto es especialmente cierto cuando las personas perciben a otros miembros del grupo como parte de su propio grupo, lo que pone de relieve la trascendencia de “forjar conexiones humanizadoras que permitan la empatía entre los distintos grupos”.
La importancia de formar a los y las docentes desde la Psicología
En sociedades afectadas por conflictos identitarios, incluidas zonas de guerra, los y las docentes tienen la tarea de abordar temas como la injusticia, la distribución desigual del poder y los recursos, así como el desconocimiento de la diversidad en la sociedad y la diversidad, sin provocar violencia futura.
El enfoque de los docentes hacia los planes de estudio en estas situaciones puede ayudar a moldear las perspectivas de los estudiantes sobre las raíces y consecuencias de los conflictos y cómo ven a otros grupos e interactúan con ellos. Por lo tanto, la educación puede jugar un papel crucial para ayudar a alterar los ciclos generacionales de violencia.
Aplicando la ciencia psicológica a la formación de los y las docentes, se les capacita para que sean conscientes de sus propios prejuicios, evitando así que los incorporen en las lecciones y puedan abordar los desacuerdos a través de la lente de la equidad y el respeto.
Aprovechar el papel de los medios de comunicación para resolver conflictos
Todo lo que la gente lee, escucha y ve en diversas plataformas, desde las redes sociales hasta los principales medios de comunicación, influye profundamente en sus perspectivas y, eventualmente, en sus acciones.
A modo de ejemplo, la APA destaca el estudio de Rezarta Bilali (profesora asociada de Psicología e Intervención Social en la Universidad Steinhardt de Nueva York), a través del cual se aplican los conocimientos psicológicos en la creación y transmisión de programas de radio que se retransmiten en zonas asoladas por conflictos. Estos programas suelen representan personajes involucrados en luchas violentas similares, cuentan historias sobre pueblos en conflictos, detallando el inicio de la violencia, y cómo utilizan habilidades realistas para resolver conflictos, uniéndose entre ellos posteriormente.
Junto con la investigación psicológica sobre modelos de roles, aprendizaje social y toma de perspectiva, Bilali trabaja con los guionistas para incorporar principios de comunicación masiva, de cara a involucrar de manera más eficaz a los/as oyentes con aspectos difíciles del conflicto y la violencia, de modo que se promuevan normas y comportamientos sociales como la tolerancia hacia los miembros del exogrupo. En este sentido, se espera que si los espectadores se preocupan por los personajes representados en las historias, pueden cambiar de manera similar sus normas sociales, actitudes y comportamientos, mientras observan a los personajes trabajar para alcanzar soluciones.
Otros estudios realizados en la misma línea, muestran que escuchar este tipo de programas ayuda a reducir la justificación de la violencia, aumentando la prioridad de abordar el extremismo violento y que modelar acciones positivas puede incrementar la confianza de las personas en su capacidad de realizar cambios en sus propias vidas y comunidades (Psychological Science, Vol. 33, No. 2, 2022).
La reconstrucción tras un conflicto
La Psicología puede ayudar a prevenir conflictos y violencia, pero también desempeña un papel clave en la fase de reconstrucción. La Psicología ayudar a las sociedades a lidiar con el pasado y construir una nueva visión para un futuro compartido. Estas transiciones incluyen una búsqueda de la verdad, la justicia, las reparaciones y garantías de que el pasado no se va a repetirse. Así, “abordar las causas fundamentales del conflicto y cambiar las barreras estructurales a la justicia es fundamental para la transformación y la curación social”.
Las investigaciones sugieren que el contacto entre grupos en conflicto en entornos postviolentos puede ayudar a reducir los sentimientos de amenaza y generar empatía al interactuar directamente entre sí, previniendo futuros brotes de violencia (Psychological Science, Vol. 16, No. 12, 2005).
¿Cómo conectar a las personas refugiadas?
Para las personas refugiadas que huyen de la violencia u otras circunstancias adversas, el conflicto puede continuar en sus nuevos entornos, si esto no se aborda. En muchos casos, suelen reasentarse en comunidades conformadas por refugiados provenientes de otras situaciones de conflicto, lo que puede frustrar los esfuerzos para ayudar a los y las residentes a adaptarse a su nuevo entorno.
Las personas “se necesitan las unas a las otras en este contexto, en el que se encuentran en un país nuevo, no hablan el idioma y, a menudo, enfrentan la pérdida de status, el racismo y la exclusión social”.
El diálogo intergrupal es un método que tiene como objetivo crear procesos seguros y constructivos para diferentes grupos, como aquellos con conflictos históricos, polarización política o puntos de vista diferentes sobre cuestiones sociales y comunitarias. A través de este diálogo, miembros de diversos países en conflicto comparten sus historias, experiencias, fortalezas y desafíos, con el propósito de construir relaciones y comunidad. En lugar de centrarse en crear soluciones como en la mediación, el diálogo se centra en crear un espacio para las conversaciones y el entendimiento comunitario, partiendo de la premisa de que a través de una mayor comprensión, “eventualmente se pueden desarrollar cambios y soluciones”.
Fuente:
Abramson, A. (2024). How to leverage psychology to aid a war-torn world. APA Monitor on Psychology, vol. 55 (2), p. 40.