El rol clave de los profesionales de la Psicología en el abordaje del COVID persistente, según la APA
31 Mar 2025

Las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM), conocidas como Academias Nacionales (organización con estatuto del Congreso que funciona como la academia científica nacional colectiva de los Estados Unidos) han publicado una definición formal del COVID persistente que describe puntos clave sobre la enfermedad y su gravedad, e incluye ejemplos explícitos de síntomas comunes. Todos/as los/as psicólogos/as deberían realizar pruebas de detección de COVID persistente, especialmente, porque el tratamiento de problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, varía según la enfermedad crónica. Las investigaciones demuestran que ayudar a los/as pacientes a controlar la depresión y la ansiedad es útil para el tratamiento integral de la COVID persistente.

Con esta introducción, la APA presenta un artículo en su revista APA Monitor on Psychology, a través del cual aborda la cuestión del COVID persistente y pone de relieve el papel fundamental que desempeñan los/as psicólogos/as en la atención y el apoyo a las personas que luchan contra la enfermedad.

Tal y como señala la Asociación, más de 65 millones de personas en todo el mundo viven con COVID persistente, una afección que abarca más de 200 síntomas y puede afectar al ámbito laboral, educativo y a la vida diaria de quienes lo presentan durante años. Una nueva investigación sobre COVID persistente, así como una definición formal de las Academias Nacionales, proporciona una guía sobre cómo los profesionales de la salud pueden ayudar. Si bien los nuevos casos de COVID-19 han disminuido, todavía hay muchas personas que luchan con la enfermedad como un problema a largo plazo y «los psicólogos/as tienen mucho que ofrecerles».

COVID persistente o Longcovid
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 18/07/24

¿Cómo pueden ayudar los y las profesionales de la Psicología para hacer frente al COVID prolongado y qué necesitan saber para apoyar a sus pacientes?

El tratamiento del COVID persistente, generalmente, requiere un equipo de profesionales que se centre en la rehabilitación y el alivio de los síntomas, ya que, hasta la fecha, no se conoce cura para la afección. De acuerdo con la APA, los/as psicólogos/as son una parte importante de estos equipos de profesionales, ya que pueden ayudar a abordar algunos de los síntomas más comunes y disruptivos de la COVID persistente, como la depresión y la ansiedad, los problemas de sueño, la fatiga y el dolor.

Detección del COVID persistente

La definición de la NASEM de 2024 describe el COVID persistente como «una afección crónica, asociada a una infección que se presenta después de la infección por COVID-19 y que se manifiesta durante al menos tres meses, como un estado patológico continuo, con recaídas y remisiones, o progresivo, que afecta a uno o más sistemas orgánicos»

El COVID persistente se diagnostica mediante una evaluación clínica, con o sin una prueba positiva previa del virus, ya que no tiene un biomarcador conocido. La definición proporciona ejemplos explícitos de síntomas comunes y exige que duren al menos tres meses antes de poder realizar un diagnóstico. También incluye una declaración sobre equidad, que destaca que el COVID persistente puede afectar a niños/as, adolescentes, adultos y personas mayores, independientemente de su salud, discapacidad o situación socioeconómica, edad, sexo, género, orientación sexual, raza, etnia o ubicación geográfica, para evitar estereotipos por parte de los/as profesionales sanitarios/as que podrían influir en el diagnóstico.

Los psicólogos deben identificar si los pacientes presentaban síntomas psicológicos previos a la COVID-19 o si estos síntomas han aparecido tras la infección

Según la Asociación Americana de Psicología, si bien los/as neuropsicólogos/as son los/as profesionales que trabajan con mayor frecuencia con pacientes con COVID persistente, «cualquier psicólogo clínico puede encontrarse con esta afección», por lo que sugiere que todos/as los/as psicólogos/as realicen pruebas de detección de COVID persistente, especialmente, porque el abordaje de problemas como la depresión y la ansiedad varía en pacientes con una enfermedad crónica y puede afectar aún más a su calidad de vida.

Determinar aquí el inicio de los síntomas en relación con la infección por COVID-19 es fundamental. En caso de presentar COVID persistente, es esencial que los/as psicólogos/as incluyan los códigos pertinentes de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) para registrar este diagnóstico secundario. Los psicólogos deben identificar aquellos pacientes con síntomas leves persistentes de la COVID-19 que tenían una sintomatología psicológica previa antes de la COVID-19 y que se ha acentuado durante la pandemia, así como aquellos que debutan con la clínica tras la infección (post-COVID-19).

Preocupaciones sobre salud mental

Parte del desafío de diagnosticar y tratar la COVID persistente reside en su heterogeneidad. Sin embargo, los problemas de salud mental, principalmente la depresión y la ansiedad, se encuentran entre los síntomas más comunes. Las investigaciones demuestran que apoyar a los pacientes en el manejo de estos desafíos es útil dentro del abordaje de la enfermedad en su conjunto (The Clinical Neuropsychologist, vol. 36, n.º 4, 2022).

A este respecto, la APA destaca cómo, a menudo, los y las pacientes reportan niveles manejables de ansiedad, depresión o problemas de atención antes de contraer la COVID-19. Posteriormente, en los meses siguientes a la infección, estos problemas se vuelven abrumadores. Los/as psicólogos/as pueden recurrir a diversas intervenciones para mejorar el bienestar psicológico de sus pacientes, incluyendo por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual para la depresión y la ansiedad, el dolor, la fatiga o los problemas de sueño. Al abordar las preocupaciones de salud mental, es importante hacerlo en el contexto de una enfermedad crónica. Parte de este enfoque consiste en validar las preocupaciones de los/as pacientes y, al mismo tiempo, brindarles la esperanza de que pueden seguir viviendo una vida plena.

Infundir optimismo es fundamental: dar a los/as pacientes la expectativa de que pueden y van a mejorar y se les va a brindar servicios para ayudarles a lograrlo. Concretamente, para los niños, niñas y adolescentes con COVID persistente, este mensaje es especialmente importante, dado que pueden tener más dificultades para mantener sus problemas de salud en perspectiva.

El artículo pone de relieve también la trascendencia de que los niños y las niñas reciban mucho apoyo con la educación, la salud mental y el manejo de los síntomas físicos, especialmente, ante la posibilidad de sentir frustración al presentar síntomas que pueden afectar su vida diaria de muchas maneras.

Apoyar a los niños, las niñas y los/as adolescentes implica enseñarles estrategias para afrontar el día a día, incluyendo tomar descansos en la escuela. Los psicólogos y psicólogas también pueden abordar los sentimientos de ansiedad y depresión en los/as menores, relacionados con la incertidumbre sobre el futuro o la pérdida de oportunidades sociales. Según indica la APA, herramientas como la relajación y la atención plena también pueden ayudar. En este sentido, «si no podemos hacer que sus síntomas desaparezcan, les enseñaremos las habilidades y estrategias de afrontamiento para lidiar con los síntomas que los incomodan».

Preocupaciones cognitivas

Otro síntoma estrechamente asociado con el COVID persistente es la ‘niebla mental’, una disfunción cognitiva que incluye problemas de memoria, atención y función ejecutiva. Hasta el momento, los investigadores han vinculado este síntoma con la afección, pero no han encontrado un mecanismo que describa el problema. Los programas de rehabilitación cognitiva o ‘entrenamiento cerebral’, como los que se utilizan tras una conmoción cerebral o un ictus, parecen ayudar a algunos/as pacientes.

Sin embargo, los problemas metodológicos en las primeras investigaciones sobre la disfunción cognitiva en el COVID-19 persistente sugieren que el campo aún necesita más investigación. Por ejemplo, muchos de los primeros estudios no consideraron adecuadamente los problemas de salud mental preexistentes antes de la infección. Algunos estudios mostraron sesgo de selección, al incluir únicamente a pacientes que se quejaron de problemas cognitivos después de haber tenido COVID-19. Otros se basaron exclusivamente en quejas subjetivas, en lugar de medidas objetivas, y emplearon muestras pequeñas o diseños de investigación deficientes. La investigación en curso busca corregir estos problemas metodológicos, así como desarrollar herramientas de cribado y enfoques de tratamiento específicos para el COVID persistente. Mientras tanto, los y las profesionales de la Psicología pueden seguir apoyando a sus pacientes, asegurándose de que la afección se reconozca y comprenda.

En España, el documento de Consenso de psicólogos, farmacéuticos comunitarios, médicos de familia y enfermeras sobre el manejo de los pacientes con síntomas leves derivados del COVID persistente, destaca también el papel del psicólogo

Precisamente, en la misma línea que la APA, en España también se ha puesto de relieve la importancia de los y las profesionales de la Psicología en el abordaje del COVID persistente, algo que queda reflejado en el documento de consenso sobre «El manejo de pacientes con síntomas leves derivados de la COVID-19», desarrollado por la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEFP), con el apoyo del Consejo General de la Psicología de España, de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC) y la asociación de pacientes Long COVID ACTS.

Según recoge dicho documento, los/as psicólogos/as deben identificar aquellos pacientes con síntomas leves persistentes de COVID-19 que tenían una sintomatología psicológica previa antes la enfermedad y que se ha acentuado durante la pandemia, así como aquellos que debutan con la clínica tras la infección (post-COVID-19).

Asimismo, considera necesario que todos/as los/as profesionales de la atención primaria y comunitaria informen y orienten al paciente sobre la importancia del tratamiento de los síntomas psicológicos por parte de los/as psicólogos/as. A este respecto, los centros de salud deben poder ofrecer tratamiento y seguimiento psicológico de pacientes con COVID persistente que presentan síntomas psicológicos leves, ya sean como consecuencia directa de la enfermedad o como forma reactiva/adaptativa.

Fuente: Abrams Z. (2025, 1 de marzo). A new definition of long COVID. Monitor on Psychology 2025 March, vol. 56 (2), pág. 18. American Psychological Association.

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