El rol clave de los medios de comunicación para eliminar el estigma en salud mental
07 Nov 2023

Existen muchas barreras para la correcta atención y prevención de los problemas de salud mental y en todas estas barreras se puede incidir desde la comunicación. Así lo afirma un informe editado por el Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y la Fundació Vila-Casas, a través del cual se aborda la percepción y las necesidades de comunicación reales sobre los problemas de salud mental entre la ciudadanía, así como el tratamiento que se realiza de ellos desde los medios de comunicación.

Tal y como señalan sus autores, en las últimas décadas, la prevalencia de los problemas de salud mental se ha incrementado, especialmente, desde la irrupción de la pandemia de la COVID-19, erigiéndose, según la OMS, como la principal causa de discapacidad en el mundo. En España, concretamente, las cifras del Ministerio de Sanidad indican que esta prevalencia ha pasado del 11,90% en 2015 al 15,00% den 2021, registrándose el porcentaje más alto en 2020.

medios de comunicación salud mental

Fuente: freepik. Autor: freepik. Fecha: 06/11/23

De forma específica, este informe pone de relieve la importancia de prestar especial atención al grupo de los y las adolescentes, siendo fundamental “actuar, tanto en su prevención como en un diagnóstico precoz”. En este sentido, advierte de que la depresión, la ansiedad y los trastornos del comportamiento se encuentran entre las principales causas de enfermedad y discapacidad en este grupo de población. Asimismo, el suicidio se sitúa como la cuarta causa de muerte entre los y las jóvenes de 15 a 29 años. Teniendo en cuenta que, aproximadamente, la mitad de los problemas de salud mental en la edad adulta se inician en la adolescencia, alerta de las consecuencias a largo plazo de no recibir un tratamiento adecuado, siendo clave una mejora en el diagnóstico y tratamiento de cara a reducir y evitar estas consecuencias.

El documento subraya la falta de personal especializado en salud mental en comparación con los países de nuestro entorno, como una de las graves carencias del Sistema Sanitario español, una situación que ya han venido señalando en numerosas ocasiones el Consejo General de la Psicología, así como numerosos expertos y entidades como la OCU o el Defensor del Pueblo. De hecho, recientemente el COP ha informado al Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) de la falta de especialistas en Psicología Clínica a través de una encuesta remitida por dicha entidad, para conocer su opinión sobre los desajustes entre la oferta y demanda en el mercado de trabajo en el ámbito profesional de la Psicología.

En los últimos años, los problemas de salud mental han aumentado y se ha registrado un incremento en el consumo de psicofármacos en España

De igual modo, destaca el incremento ingente en los últimos 20 años, en el consumo de psicofármacos en nuestro país, situándolo entre los países que registran un mayor consumo de algunos de estos medicamentos a nivel europeo e incluso mundial, resultando preocupante, entre otros, “el incremento tan acelerado en el consumo de benzodiacepinas de los últimos años”.

Precisamente, esta afirmación viene avalada por el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), dependiente de Naciones Unidas, correspondiente a 2022, España notificó las tasas de consumo de diazepam más altas en todo el mundo.

Con relación a todo lo anterior, el informe recuerda que el consumo de psicofármacos no puede suplir una atención adecuada”, por parte de psicólogos, psiquiatras y servicios de apoyo comunitario. En este contexto, afirma, se pone de manifiesto la necesidad de “actuar para que las cifras no sigan aumentando” y para que “las personas con un trastorno mental sean diagnosticadas pronto y reciban el tratamiento y la ayuda necesarias”. Un reto que, sin embargo, no resulta sencillo, dada la presencia de múltiples y complejas barreras que obstaculizan la atención adecuada a las personas que presentan problemas de salud mental, entre ellas, las siguientes:

Existen múltiples y complejas barreras que obstaculizan el acceso a la atención que necesitan las personas con problemas de salud mental
  • El sistema no ha priorizado la salud mental, de modo que no brinda los recursos suficientes, ni los profesionales capacitados para atender a buena parte de las personas que lo necesitan. Las conexiones entre los diferentes agentes implicados en la atención (sanitarios, socio-sanitarios, organizaciones de apoyo, agentes comunitarios, etc.) son débiles.
  • La sociedad, movida por valores discriminatorios (empresariales, culturales, educativos, etc.), y “alimentada” por diversos agentes (medios de comunicación, redes sociales, cine, literatura, etc.), mantiene estigmas, prejuicios y actitudes discriminatorias frente a las personas con problemas de salud mental.
  • Las personas que presentan problemas en este ámbito de la salud, tienen dificultades a la hora de reconocerlos y/o solicitar ayuda. El estigma social y el miedo a sufrir aún más sus consecuencias son un obstáculo para hablar abiertamente de ello. La percepción de inaccesibilidad e ineficacia del sistema, de los profesionales y/o de los tratamientos retrasa aún más la búsqueda de atención, evitando que puedan recibir cuanto antes el tratamiento y el apoyo que necesitan.

Atendiendo a esto, el documento destaca el rol crucial que pueden desempeñar en pro de la mejora de la salud mental, tanto las instancias políticas y los sistemas sanitarios y sociales, como la propia ciudadanía y los agentes culturales. En este último grupo, destaca el papel decisivo de los medios de comunicación que, “junto con el cine, la literatura, la industria del entretenimiento, las redes y las plataformas digitales, pueden visibilizar o invisibilizar la magnitud del problema y además influir en la percepción social acerca de las personas con trastornos de la salud mental”.

¿Cómo informar y comunicar sobre salud mental?

Son muchas las maneras en que los medios de comunicación contribuyen al estigma de la salud mental existente en la sociedad: ofreciendo una información incompleta y muchas veces incorrecta, en la que se repiten determinados sesgos (por ej., falta de perspectiva de género, menor presencia de grupos minoritarios y particularmente vulnerables, invisibilidad de los condicionantes reales que causan o agravan los problemas de salud mental, uso de imágenes que representan a estas personas de forma exagerada, inexacta y cómica, etc.).

Es prioritario reducir el estigma, dados los beneficios que ello comporta sobre la salud mental. El informe recoge algunas recomendaciones, tales como ofrecer información con carácter regular sobre salud mental (y no solo cuando se producen acontecimientos de estricta actualidad), evitar el uso de imágenes o titulares sensacionalistas, buscando alternativas que traten a las personas con dignidad y busquen una imagen positiva, así como evaluar regularmente los contenidos, las metodologías y técnicas periodísticas para corregir y mejorar la calidad de la comunicación pública sobre trastornos mentales, entre otras.

A este respecto, señala la relevancia de los consejos expuestos en la guía sobra salud mental para medios de comunicación elaborada por la Confederación Salud Mental España, a través de la cual ofrece a los medios de comunicación una serie de claves y datos sobre el modo más adecuado de informar acerca de temas o aspectos relacionados con la salud mental, otorgando un trato mediático social, digno y responsable a estas problemáticas, y poder generar información veraz, contrastada y avalada.

Aunque la mayoría de la población conoce el aumento de los problemas de salud mental, desconfían de la capacidad del sistema para dar la cobertura sanitaria necesaria en un futuro

Entre las recomendaciones de Salud Mental España destaca el uso de imágenes que sugieran sentimientos esperanzadores, evitando presentar una cara negativa y desoladora de la enfermedad (esto es, evitar imágenes en las que las personas aparecen en actitudes pasivas, sin ningún tipo de interacción social, que transmiten sensaciones como soledad y aislamiento, así como imágenes que transmiten miedo, angustia y desesperación).

Por otro lado, el informe señala los considerables efectos que puede tener la inteligencia artificial (IA) sobre la salud mental, ayudando a dar más visibilidad e información sobre el tema o bien, al contrario, reproduciendo errores y sesgos o perpetuando estereotipos, por lo que explorar estos riesgos y establecer unas directrices de buen uso “puede ayudar a aprovechar esta tecnología al máximo sin que se deriven efectos indeseables”.

De acuerdo con los resultados del estudio recogidos en este informe, los datos de la encuesta de percepción social revelan que, si bien la mayoría de la población es consciente del incremento de los problemas de salud mental en los últimos años, también es manifiesta su desconfianza en la capacidad del sistema para dar la cobertura sanitaria necesaria en un futuro.

Más búsquedas de información -y más frecuentes-, sobre trastornos de salud mental y sobre fármacos (principalmente, antidepresivos y ansiolíticos)

La autopercepción en torno a la facilidad para hablar en público sobre la salud mental es más optimista que la percepción acerca de lo que sucede en la realidad: los entrevistados creen que las personas con problemas de salud mental de su entorno cercano no hablan abiertamente de sus problemáticas, mientras que afirman que ellos sí lo harían cuando se imaginan en la misma situación. Para los autores del informe, esto sugiere que el hablar o no de estos problemas “es visto como algo que estaría en la voluntad de la persona, sin acabar de comprender los condicionantes que llevan a no hablar (el temor a la discriminación, la alteración en la percepción de la realidad que conlleva alguno de los trastornos, etc.)”.  

Las búsquedas de información en Google sobre trastornos de la salud mental se han triplicado en algunas patologías en los últimos siete años, observándose también una búsqueda frecuente de información sobre fármacos, “desde cómo y cuándo tomarlos, hasta dónde comprarlos sin receta”, siendo el grupo más buscado el de los antidepresivos, seguido de los ansiolíticos. Esto evidencia que existe una necesidad de información entre la población, más allá de la que le llega a través de los medios de comunicación o por las vías más convencionales (como los servicios sanitarios), buscándola por su cuenta, incluso para cuestiones muy básicas.

Actualmente, los medios realizan una cobertura de la salud mental claramente insuficiente dada la magnitud del problema

Los datos del estudio evidencian que la cobertura sobre la salud mental que realizan actualmente los medios de comunicación “es claramente insuficiente para la magnitud del problema, tanto en número de piezas periodísticas dedicadas al tema como en la calidad de estas”. Las piezas periodísticas que tratan sobre salud mental se distribuyen “ampliamente por prácticamente todas las secciones de los diarios”. Un 54% se publican en las secciones en las que normalmente se ubican los temas de salud (secciones típicas como sociedad, salud y ciencia), mientras que el restante 46% se difunde en secciones “atípicas”, en las que no suelen incluirse temas de salud (espectáculos, opinión, cultura, deportes…). En estas últimas, la noticia ‘se cuela’ por estar asociada a un personaje público, una película o un libro.

Las secciones que suelen cubrir la salud tienen aspectos positivos, entre ellos, el aportar con más frecuencia datos objetivos e informan sobre aspectos clave (por ej., la trascendencia de actuar en la adolescencia y del diagnóstico temprano), aunque solo un 3% de estas piezas incluye también la voz de personas que no hablan en representación de otros, sino en primera persona. El lado negativo de estas secciones es que una mayor recurrencia a imágenes de archivo estigmatizantes o que aportan visiones desesperanzadoras.

Los generadores de imágenes por IA y banco de imágenes mantienen representaciones negativas y ‘patologizantes’ de la depresión y la ansiedad

Las piezas periodísticas de las secciones “atípicas”, suelen dar visibilidad al problema a partir de un personaje famoso que cuenta su historia en primera persona, pero raramente proporcionan datos para complementar las vivencias del personaje o contextualizar sus explicaciones con información sanitaria. A juicio de los autores de este informe, “esto podría ser positivo para reducir los clichés, si no fuese porque el tratamiento de los temas de salud en estas secciones ser más superficial y anecdótico”. En la misma línea, sus titulares son provocativos y sensacionalistas.

Las fotografías en secciones «atípicas» se centran en el personaje, mientras que en las noticias de las secciones «típicas» se recurre más a menudo a imágenes de archivo y a bancos de datos. Es en estas imágenes en las que se encuentran más representaciones estigmatizantes y desesperanzadoras, siendo una imagen frecuente la de una persona aislada y ocultándose el rostro. Así, los análisis de los generadores de imágenes por IA y del banco de imágenes iStock (muy utilizado por los medios de comunicación), confirman que, en ambos casos, “se mantienen representaciones negativas y ‘patologizantes’ de la depresión y de la ansiedad”, una representación que coincide también con la de los encuestados.

El informe recoge una serie de recomendaciones orientadas a cambiar la percepción negativa actual de la sociedad sobre la salud mental

Afirmando que los medios pueden ayudar a cambiar la percepción actual sobre la salud mental, aunque «por el momento, éstos no siguen las recomendaciones de asociaciones y organizaciones sobre la necesidad de ofrecer imágenes más esperanzadoras”, el documento concluye recogiendo las siguientes recomendaciones, basándose tanto en la información actual como en las conclusiones de su estudio:

  • Los medios de comunicación y cualquier entorno de comunicación que tenga impacto en la ciudadanía, deben comprometerse a eliminar (no sólo a reducir) el estigma y la discriminación de la salud mental. En línea con lo propuesto por la Comisión contra el estigma del grupo The Lancet, los grandes grupos de comunicación podrían liderar este compromiso, elaborando planes de acción contra el estigma y poniéndolos en marcha, actuando como referentes de otros medios y plataformas de comunicación no periodísticas. Estudiar cómo evoluciona este compromiso ayudaría a evaluar su implementación y su impacto.
  • Los y las profesionales del periodismo y la comunicación deben conocer los posibles sesgos que puede generar la IA (dado que esta tecnología tiende a reproducir textos e imágenes más presentes en la red y, en el caso de la salud mental, siguen siendo estereotipados, desesperanzadores y estigmatizantes), y tomar medidas para reducirlos (por ejemplo, incluyendo instrucciones para evitar sesgos en sus ‘prompts’ o comandos de búsqueda). Por su parte, las empresas de comunicación deben también corregir las posibles desviaciones que puedan presentar las aplicaciones IA si quieren implementarlas masivamente y los creadores de IA deberían comprometerse a corregir sus aplicaciones, desde su origen, de cara a evitar estos sesgos.
La comunicación debe contribuir a que la salud mental se convierta en una autentica prioridad sanitaria, política, social y presupuestaria
  • Es necesario dar más visibilidad a las experiencias de las personas con problemas de salud mental, pero haciéndolo de manera responsable y en profundidad, no de forma banal y anecdótica: ayudando a sensibilizar sobre la trascendencia de una detección precoz y una atención temprana. Los redactores de las secciones «atípicas» en las que suele abordarse la salud mental, visibilizando a personas que han pasado o tienen un problema de esta índole, podrían trabajar junto con periodistas especializados en salud para contextualizar sus piezas periodísticas con información sobre cuestiones de verdadero interés sobre la salud mental”. Con respecto a las secciones especializadas en salud y ciencia, se recomienda incorporar “más voces en primera persona” que ayuden a una mejor interpretación de los datos técnicos y científicos mediante vivencias y situaciones reales.
  • Contribuir con la comunicación a que “la salud mental se convierta en una auténtica prioridad sanitaria, política, social y presupuestaria”. Para tal fin es trascendental incrementar el número de profesionales de psicología y psiquiatría, así como conseguir una mejor conexión entre los sistemas sanitarios y los servicios comunitarios. La salud mental debe estar más presente en los medios de comunicación y en las plataformas, ocupando lugares destacados (no solo en pequeñas piezas periodísticas). Por su parte, las organizaciones de pacientes y las sociedades científicas deben intentar comunicar de manera organizada y profesionalizada.

Se puede acceder al informe completo desde la página del Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad de la UPF o bien directamente aquí:

La gravedad de la salud mental: comunicación y percepción

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