El reto terapéutico de los trastornos de la conducta alimentaria
23 Dic 2024
Casos crónicos o en fase inicial no tienen aún suficiente acceso a la atención más específica para esta enfermedad. Los recursos son muy desiguales dependiendo del código postal

Carme Escales

Periodista especializada en temas sanitarios

Las copiosas comidas de Navidad y fin de año son un calvario en los hogares de quien convive con un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Hablamos de anorexia, bulimia y trastorno por atracón, como algunos de los trastornos alimentarios más comunes. Son la tercera enfermedad crónica más frecuente en la población adolescente y han pasado a ser uno de los trastornos más prevalentes en los centros de salud mental infanto-juvenil (CSMIJ), causando también un incremento de ingresos de hospitalización de día y hospitalización de agudos. Afectan a entre un 5 y un 8% de la población adolescente y joven. En la mitad de los casos, la patología se manifiesta antes de los 14 años, y en un 20 o 30% evoluciona hacia la cronicidad.

Son datos que hizo público el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona en el momento de inaugurar, a finales de febrero de 2024, una unidad específica de atención a pacientes con TCA que, como novedad, prevé el ingreso de toda la familia en un apartamento del centro hospitalario. Porque el papel de la familia en el tratamiento es crucial. Los especialistas en este tipo de trastornos han visto que la familia es clave en el manejo y el pronóstico de la enfermedad. El objetivo de los profesionales sanitarios es conseguir la colaboración de todos los miembros de la familia, facilitando la comunicación, provocando cambios conductuales y proporcionando información.

Un estudio hecho público por el Ministerio de Sanidad y realizado por diversos autores de la Universidad de Vigo evidencia la influencia de las variables personales y familiares sobre las actitudes asociadas a los TCA. De ahí que los autores de dicha investigación señalen que “continuar ahondando en dichas variables puede facilitar una mejor intervención, así como mejorar el diseño de estrategias preventivas”.

Kenny Eliason – Unsplash – 19/12/2024

Para ello, es indispensable la existencia de equipos de atención multidisciplinar con formación sobre los TCA en unidades destinadas específicamente a estos trastornos, las denominadas UTCAs. Porque, en la primera línea de atención sanitaria, los Centros de Asistencia Primaria (CAPs), no siempre cuentan con un psiquiatra o psicólogo disponibles, y mucho menos especialistas en TCA.

Tal como explica Bàrbara Alcaide, responsable de servicios de atención a las familias y personas afectadas por un TCA de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), “lo más habitual es que desde el CAP se derive a un centro de salud mental, que muchas veces está en otro lugar y en el cual puede haber lista de espera de dos o tres y hasta cinco o seis meses”. La labor de la ACAB se centra mucho en el acompañamiento a las familias y en dotarlas de recursos formativos y de documentación. También las orienta sobre a dónde acudir en busca de la atención sanitaria.

Los TCA afectan a entre un 5 y un 8% de la población adolescente y joven

“Trabajamos de pleno en el día a día de las dificultades para encontrar un centro de tratamiento lo más idóneo y rápido posible”, señala. Bàrbara Alcaide puntualiza, que desde ACAB hacen mucho énfasis en que el primer recurso al que hay que ir es a la sanidad pública. Saben que en los centros privados no hay lista de espera, y empezar el tratamiento cuanto antes es la preferencia de todo el mundo, “en un trastorno que sabemos que, si no se empieza rápido, puede ir a más y puede llegar a ser grave. Por ello, evidentemente que muchas familias que pueden optar por la sanidad privada la eligen”. La realidad, sin embargo, es que “el tratamiento privado no todo el mundo se lo puede permitir.

Solo como orientación, un centro privado, en función de la intensidad del tratamiento, puede suponer desde los 5.000 hasta los 8000 euros al mes”, indica Bàrbara Alcaide. Ello explica “la angustia y desesperación de quienes no pueden acceder rápidamente a un tratamiento especializado en la sanidad pública”, tal como comenta la responsable de los servicios de atención a las familias y personas afectadas por un TCA.

De todos modos, Alcaide también precisa que “la atención sanitaria pública es rápida cuando el riesgo es grande”. El problema es en los casos de no gravedad, en que la atención puede tardar mucho. “Por el camino, se vive mucho sufrimiento y el coste del tratamiento, más tarde, será también más elevado, ya que requerirá hospitalización, porque habrá mayor afectación mental, emocional y física. Puede haber incluso riesgo vital, en cuyo caso será necesaria atención 24 horas”.

Las UTCAS

Las Unidades de Trastornos Alimentarios (UTCAS) públicas son el recurso especializado para tratar los TCA. Cuentan con profesionales de psiquiatría, psicología, enfermería, dietista y nutricionista, medicina interna y endocrinología. Pero, tal y como concluía un estudio realizado el pasado año sobre unidades asistenciales y atención a los TCA en España, llevado a cabo por el grupo de trabajo de TCA de la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo (SENPE), “los recursos y las prácticas asistenciales son dispares en las unidades de nutrición según la comunidad autónoma, así como la colaboración multidisciplinar”. Por ello -añaden- “la evidencia recogida permite diseñar estrategias de mejora”.

Ive Erhard – Unsplash – 19/12/2024

El estudio se hizo sobre 23 hospitales con área específica de nutrición, en 8 comunidades autónomas. En 20 de ellos (87%) se prestaba atención regular a los pacientes con TCA y en 15 (65,2%) se había desarrollado un proceso específico para la atención de los TCA. En el 91,3% de los casos, las unidades colaboraban con Psiquiatría, el 34,8% tenían área propia de hospitalización, el 56,5% disponían de hospital de día pero participaban en él el 21,7%. El 39,1% tenían consulta monográfica, se realizaba educación nutricional en el 87%, sobre todo por enfermería, se prescribían frecuentemente dietas individualizadas y suplementos orales en el 39,1 y el 56,5%, respectivamente. Solo los hospitales más grandes participaban en investigación sobre TCA (62,5%), y el 21,7% colaboraban con asociaciones de pacientes.

La familia es clave en el manejo y el pronóstico de la enfermedad

En Catalunya se encuentra una de las unidades de atención a los TCA referentes a nivel estatal, por el gran número de casos que atiende y por la experiencia en este tipo de trastornos. Es la unidad del Hospital de Bellvitge, una de las nueve que existen en la comunidad autónoma catalana.

La de Bellvitge, tal y como explica el especialista y coordinador de esta unidad, que depende del Departamento de Psiquiatría del Hospital Universitario de Bellvitge, e investigador principal del grupo de Psiquiatría y Salud Mental del IDIBELL, Fernando Fernández Aranda, dispone de consulta externa, hospital de día y servicio de hospitalización, en su caso, con 4 plazas de ingreso. A nivel ambulatorio, -señala Fernández-Aranda- tratan a unos 350 casos nuevos al año, todos ellos de adultos, una cifra que los ha llevado a situarse como uno de los centros de referencia en España en el tratamiento de los TCA. Según explica Fernández Aranda, “realizamos tratamiento a nivel individual y grupal”. Cada trastorno tiene su grupo que se reúne semanalmente. Como ejemplo, tienen grupos de trastorno por atracón, bulimia, anorexia, uno específico de varones y otro de familiares.

Unidad especial para casos crónicos

“Seis de cada diez casos de TCA se recuperan, pero cuatro, no, o solo lo hacen parcialmente”, indica Fernández Aranda. Es un problema a nivel nacional e internacional, el fracaso, la falta de estrategias eficaces para los casos que se cronifican, personas que llevan diez, quince o veinte años igual. Ante ello, en la UTCA de Bellvitge surgió la idea de abrir una unidad especial para casos refractarios que diera servicio a esos pacientes crónicos de toda Catalunya.

Se inauguró al inicio del 2024 en Martorell, dispone de veinte camas y es gestionada desde la unidad de Bellvitge. En ella se sigue un innovador programa que no se centra tanto en el peso y la alimentación de las pacientes, sino en su recuperación funcional y social. Los psicólogos trabajan con ellas -la mayoría de afectados son mujeres- aspectos de motivación y objetivos de vida. Es una unidad pionera, única en España y Europa. Dispone de diez habitaciones dobles y diez individuales.

En marzo del 2023, la Generalitat de Catalunya activó un plan de choque para mejorar la atención a los TCA y fomentar su prevención. Hasta el 2025, el plan de mejora, dotado con una inversión total de 8,4 millones de euros, prevé el aumento de plazas hospitalarias exclusivas para personas con un diagnóstico de TCA.

Bellvitge gestiona un innovador programa que se centra en la recuperación funcional y social

El plan de mejora activado en Catalunya intenta paliar, además, un problema común en todo el territorio estatal: la lejanía de los servicios de atención especializada respecto a muchos pacientes. “No tiene mucho sentido, ni es ético, que una persona con un TCA en Lleida -a más de una hora de Barcelona- tenga que venir aquí, porque mantener el trabajo o la formación ayuda a recuperarse”, declara la Dra. Teia Plana, coordinadora del equipo de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) del Hospital Clínic de Barcelona que atiende a pacientes de hasta 17 años.

Sería necesario disponer de atención por todo el territorio, ni que sea, como apunta la Dra. Plana, para que los casos de gravedad leve o moderada que puedan ser atendidos en el ámbito ambulatorio y hospital de día, lo hagan con la implicación de nuestros servicios más especializados, como consultoría.

En la unidad del Clínic cuentan con una sala de hospitalización infanto-juvenil para 22 pacientes y una sala en psiquiatría donde atienden urgencias de todos los menores de buena parte de la ciudad de Barcelona, a excepción de los de la zona más al norte, que son atendidos en la unidad del Hospital del Vall d’Hebrón. Al hospital de día de la unidad de TCA del Hospital Clínic, las pacientes pueden acudir de 14 a 20.30h, de lunes a viernes con una capacidad para 28 usuarias. Al año, esta unidad atiende a entre 100 y 120 nuevos casos y, según afirma la Dra. Teia, no tienen lista de espera.

Actividad grupal en el jardín donde se ubica una unidad de TCA – Fuente: Hospital de Bellvitge – Fecha: 25/06/2024

Desde la pandemia de Covid-19, los casos de TCA han aumentado, del mismo modo que lo han hecho, en general otros problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, en especial entre la población joven. De ahí que el sistema de salud pública reclame más recursos y profesionales de las áreas de psicología y psiquiatría para afrontar la demanda y, en el caso de los TCA, no solo en las unidades de atención específica.

El aislamiento durante los confinamientos de la pandemia contribuyó a disparar el malestar de la población, y en esa edad más delicada de la adolescencia, todavía más. Redes sociales, pantallas y el ciberacoso que estas propician son también cómplices, según los expertos, de trastornos mentales como los que afectan a la alimentación.

Dejar de quedar con los amigos porque piensan que irán a merendar, sentir más tristeza y angustia y estrés al tener que enfrentarse a ciertas situaciones sociales o sentir calma si se evitan estas, todo ello puede ser síntoma de un trastorno de la conducta alimentaria.

Que la sociedad normalice el deseo de perder peso mucho más que las diversidades corporales ya demuestran que el pensamiento colectivo no enfoca una buena prevención de los trastornos de la conducta alimentaria. “Hay que vigilar los discursos muy radicalizados con las dietas y aprender a comer de manera saludable, de forma flexible”, señala Teia Plana.

El 40% de los pacientes obtiene un resultado pobre o limitado de su tratamiento habitual

A finales de septiembre se celebró en Barcelona un simposio sobre trastornos de la conducta alimentaria. En el paraninfo de la Universitat de Barcelona (UB), se reunieron unos 300 asistentes de distintos países europeos, Asia, Australia y Norteamérica. Los coordinadores del encuentro en Barcelona fueron el Dr. Fernando Fernández Aranda y Dra. Susana Jiménez Murcia, como parte de la organización, a cargo del Servicio de Psicología Clínica del Hospital Universitario de Bellvitge-IDIBELL, UB, CIBERobn y Sagrat Cor-Hermanas Hospitalarias.

Tal como resume el Dr. Fernández Aranda, de los temas tratados en la jornada, los hallazgos más importantes fueron:

1. La puesta en común y constatación de la extrema complejidad de los TCA como trastornos mentales en los que confluyen comorbilidades con otros trastornos mentales. Dicha confluencia de patologías influye negativamente en su pronóstico (trastornos del espectro autista, trastornos de la personalidad, abuso de sustancias y cuadros depresivos).

2. La evidencia de que se está avanzando en la caracterización de los distintos tipos diagnósticos de los TCA. También en la definición de los aspectos genéticos y biológicos que hace que confluyan con otros trastornos y problemáticas metabólicas (como bulimia nerviosa y trastorno por atracón con la obesidad y con trastornos metabólicos).

3. La conciencia común del colectivo de especialistas sobre las limitaciones de los tratamientos actuales en TCA, puesto que, tal como se dijo, el 40% de los pacientes obtiene un resultado pobre o limitado de su tratamiento habitual. Por ello se están explorando estrategias novedosas, que tienen que ver con procedimientos de estimulación cerebral, combinación de tratamientos basados en nuevas tecnologías e intervenciones preventivas en fases iniciales del trastorno.

4. La cronicidad y los TCA de larga duración, resistentes a un tratamiento habitual de forma repetida, generan una preocupación global entre los distintos profesionales a nivel internacional. Las estrategias a utilizar con ellos están poco descritas y generan debate e interés en la comunidad internacional.

5. Entre los escasos dispositivos a nivel internacional que tratan específicamente pacientes con TCA de larga duración, se destacó la unidad creada conjuntamente por el Hospital Universitario de Bellvitge y el Sagrat Cor-Hermanas Hospitalarias. Y sobre ello se precisó que lo relevante que significa ofrecer esperanza terapéutica a pacientes de larga duración. Para ello es imprescindible una estrecha colaboración con las distintas Unidades de TCA que facilite la continuidad y transición asistencial.

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