El juego no estructurado es fundamental para fomentar el bienestar y el desarrollo en la infancia
24 Jul 2019

El Artículo 31 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (UNCRC) establece el Derecho de todos los niños y todas las niñas a descansar y divertirse, participar en juegos y actividades recreativas y participar en la vida cultural y las artes. Sin embargo, hay una preocupación cada vez mayor ante el hecho de que no se respeten estos Derechos en la infancia.

Partiendo de la definición de juego de la Convención, como un comportamiento iniciado, controlado y estructurado por niños/as, no obligatorio, impulsado por una motivación intrínseca, no como un medio para un fin y cuyas características clave son la diversión, incertidumbre, desafío, flexibilidad y no productividad, la División de Psicología Educativa y de la Infancia de la Sociedad Británica de Psicología (DECP-The British Psychological Society division of educational and child psychology) ha publicado un documento de posición a través del cual subraya la trascendencia del juego para la salud y el bienestar físico, emocional, social e intelectual de los niños y las niñas, y la necesidad de implementar medidas para impulsarlo.

Como bien señala el documento, algunos de estos beneficios ocurren inmediatamente cuando los niños y las niñas juegan, mientras que otros se desarrollan con el tiempo. Los beneficios entrelazados del juego se relacionan con su valor intrínseco (entretenimiento, disfrute y libertad), así como su valor instrumental (aprendizaje y desarrollo). Las características clave del juego, como la incertidumbre, el desafío y la flexibilidad, influyen en la capacidad de los niños para adaptarse, sobrevivir, avanzar y moldear sus entornos sociales y físicos.

A través del juego, los niños y las niñas experimentan una amplia variedad de emociones, que incluyen frustración, determinación, logro, decepción y confianza, y mediante la práctica pueden aprender a manejar estos sentimientos. El que los niños puedan jugar sin controles o estructuras intrusivas de adultos constituye un factor esencial en el desarrollo de habilidades para toda la vida, como la capacidad de recuperación y la flexibilidad, así como la creación y mantenimiento de las relaciones sociales de los niños.

Empero, a pesar de la evidencia de los beneficios del juego en la infancia, hay factores temporales, espaciales y psicológicos que limitan el acceso de los niños y las niñas a esta actividad lúdica: en los últimos años, las oportunidades de juego, se han visto afectadas por factores como la tecnología y las redes sociales, el cierre de las instalaciones de juego, las presiones educativas y las inquietudes de los padres sobre la seguridad de sus hijos e hijas.

Dentro de la familia, los temores por la seguridad de los niños y las niñas y la tendencia a sobreproteger y evitar los posibles riesgos, pueden disminuir el acceso al juego. En algunos casos, existe una tendencia por parte de los padres a enfocarse en el aprendizaje académico, en otros, los horarios laborales pueden ocasionar que, una vez que termina el horario escolar, los niños y las niñas pasen bastante tiempo en instalaciones dirigidas por adultos, como guarderías o servicios extraescolares.

Por otro lado, la presión curricular supone que, con frecuencia, las escuelas centren su preocupación en los objetivos, prioridades y resultados académicos. De este modo, cuando las actividades basadas en el juego forman parte del Plan de Estudios, suelen estar dirigidas por adultos y enfocadas en los resultados, por lo que los niños las perciben como «trabajo» en lugar de juegos.

Tal y como advierte el documento, los niños y las niñas tendrán dificultades para jugar cuando no se satisfacen sus necesidades básicas o cuando los entornos donde viven son tan limitados que no pueden hacerlo. En este sentido, las escuelas pueden proporcionarles el acceso a ese tiempo y espacio que necesitan para jugar, siendo el juego una parte esencial de su vida cotidiana. Esto es particularmente relevante para aquellos niños y aquellas niñas que tienen un acceso restringido al juego a causa de factores como la pobreza, las circunstancias domésticas o ambientales.

La DECP respalda en su documento el Derecho de los niños y las niñas a jugar, manifestando su preocupación ante la disminución de oportunidades que tienen para hacerlo. Desafiando el enfoque que prioriza los resultados del juego, recuerda que el aprendizaje durante esta actividad lúdica puede ocurrir de múltiples maneras, incrementándose los beneficios cuando los adultos brindan apoyo a los/as pequeños/as, permitiéndoles el espacio, el tiempo y la interacción que necesitan para desarrollar sus actividades de juego.

Asimismo, el juego es también valioso como una actividad sociocultural significativa y no solo por su relación con el aprendizaje.

Dado lo anterior, la División de Psicología Educativa y de la Infancia de la BPS establece los siguientes puntos clave:

  • El juego dirigido por los niños y las niñas es un elemento decisivo del desarrollo integral y el bienestar de la infancia.

  • Los psicólogos juegan un papel fundamental en la promoción de oportunidades para el juego infantil dirigido por todos los niños y todas las niñas, tanto dentro como fuera del centro educativo, por ejemplo, a través de las siguientes medidas:

    • Desafiar las prácticas que restringen o reducen el acceso al juego.

    • Abogar por el acceso al juego en determinados casos.

    • Apoyar iniciativas para toda la escuela orientadas a promover el juego.

  • El tiempo de recreo para jugar en la escuela nunca deben utilizarse como un castigo (por ejemplo, por mal comportamiento o por no realizar los deberes escolares).

  • Todos los niños, niñas y jóvenes deben tener acceso a oportunidades locales de juego gratuitas y de alta calidad. Esto es particularmente importante para aquellos y aquellas que actualmente pueden experimentar la exclusión del juego, por ej., niños y niñas con discapacidad, menores que viven en condiciones de pobreza o pertenecientes a comunidades minoritarias.

Se puede descargar el documento desde la página Web de la BPS, o bien directamente a través del siguiente enlace:

Children’s Right to Play

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