La pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la salud mental de las personas, especialmente, en aquellas personas con autismo y sus familias. Así lo afirma un informe publicado por la Asociación internacional Autism-Europe (Autismo Europa) sobre el impacto de la pandemia en las personas con autismo y sus familias en toda Europa. El informe se basa en los resultados de una encuesta online emprendida por la asociación, con el objetivo de evaluar los efectos del confinamiento durante la pandemia en la vida diaria de las personas con autismo y sus familias, incluyendo su acceso a servicios de apoyo, educación, empleo y atención sanitaria, etc. Tal y como señala Autismo Europa, aquellas personas que han tenido contacto directo con el virus han experimentado un impacto negativo en su salud, educación, empleo y economía. Asimismo, la pandemia también ha afectado indirectamente la calidad de vida de millones de personas a través de problemas como la soledad, el aislamiento social, la pobreza y la falta de acceso a servicios esenciales. |
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El impacto de la pandemia ha sido significativo y grave en la vida de las personas en todo el mundo, especialmente en las de aquellas con autismo y sus familias. Según indica el informe, las estrictas medidas restrictivas para reducir la tasa de infección por COVID-19 implementadas en toda Europa, conllevaron cambios significativos en las rutinas y las interacciones cotidianas de las personas con autismo, lo que generó incertidumbre y ansiedad en muchas de ellas. La falta de claridad sobre reglas y restricciones hizo que esta situación fuera especialmente difícil para estas personas que, a menudo, tenían dificultades para comprender la información y acceder a ella. A este respecto, el 73% de los/as encuestados/as afirma que las necesidades de las personas con autismo y sus familias no se habían abordado adecuadamente en relación con las medidas de confinamiento impuestas a la población. De igual modo, el 41% de los participantes experimentaron, en general, dificultades para acceder a servicios esenciales. La pandemia y sus medidas consecuentes han resultado ser extremadamente difíciles tanto para las personas con autismo que viven en casa como para las que residen en instituciones. Aquellas personas con autismo que viven en casa manifiestan que las medidas de confinamiento han impactado significativamente en su salud mental y la de sus familias, algo a lo que ha contribuido la falta de apoyos disponibles y adaptados en la comunidad. Quienes viven en instituciones han experimentado un nivel muy alto de aislamiento y discriminación, ya que el contacto entre las personas se restringió para contener el virus y se redujeron las visitas de familiares y amigos. Con respecto al estado de los servicios de apoyo para las personas con autismo y sus familias, los datos indican que, desde que entraron en vigor las políticas de confinamiento, en cerca del 70% de los casos, los servicios de apoyo habituales se interrumpieron (acceso a psicólogos, logopedas, trabajadores sociales, orientación laboral, trabajadores sociales, etc.) y, tan solo en alrededor de una cuarta parte (26%) hubo continuidad en estos servicios. En relación con el ámbito educativo, pese al severo impacto en España y Portugal, ha habido poca claridad en muchos aspectos en torno a la educación de los niños y las niñas con autismo tras las vacaciones de verano, destacando, de acuerdo con las familias, dificultades significativas en la continuación de la educación de sus hijos con autismo durante el confinamiento, con problemas para conciliar la vida familiar y laboral. En muchos casos, no se tuvieron en cuenta las necesidades de estos niños y estas niñas a la hora de adaptarse a la educación a distancia y no contaron con ningún tipo de apoyo desde que se interrumpió la asistencia presencial a los centros educativos. De forma específica, Autismo Europa advierte de que la pandemia ha generado una crisis de salud mental. Las estadísticas muestran que las personas con autismo tienen más probabilidades de experimentar problemas de salud mental y de presentar mayor riesgo de suicidio que la población general. El informe ofrece información única sobre las formas en que las personas con autismo y sus familias se han visto afectadas en este ámbito de la salud. Según señala, el 19% de los/as encuestados/as considera que su salud mental está muy afectada y el 33% que su salud mental se ha visto bastante afectada. Las principales razones informadas para el deterioro de la salud mental incluyen la interrupción de sus rutinas, el no poder utilizar sus estrategias habituales de afrontamiento, aislamiento social y falta de interacción social, preocupación por ellos mismos, su familia y amigos, dificultades para dormir, falta de apoyo necesario y pérdida de ingresos económicos. Sin embargo, el miedo y la ansiedad en general han sido la norma desde el inicio de la pandemia. A esto se añade la difusión de noticias alarmantes y el espionaje por parte de vecinos durante el confinamiento, contribuyendo a un clima tenso en la sociedad. Este clima angustioso incrementó aún más la ansiedad en un grupo ya de por sí muy afectado. Dados los resultados del informe, Autismo Europa pone de relieve la trascendencia de prestar especial atención a los desafíos de las personas con autismo y sus familias mediante un esfuerzo coordinado, dado que se han visto particularmente afectadas por las repercusiones de la pandemia, enfrentando barreras adicionales y discriminación con respecto al acceso a la información pública, el apoyo necesario, la educación y el empleo desde el comienzo de la misma. A este respecto, considera esencial que se realicen ajustes razonables para tener en cuenta los desafíos que enfrentan, estableciendo una serie de recomendaciones, entre ellas, las siguientes:
Se puede acceder al informe desde la página Web de Autismo Europa , o bien directamente a través del siguiente enlace: Impact of COVID-19 on autistic people and their families across Europe |
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