Las personas con enfermedad coronaria son más vulnerables a padecer un trastorno mental (cuatro veces mayor a la población general), de ahí la importancia de investigaciones que orienten las intervenciones para amortiguar el riesgo. A diferencia de lo que antes se pensaba, ahora sabemos que el impacto sobre la depresión y la ansiedad, al menos en este tipo de pacientes, es menor si el ejercicio físico se realiza a distancia que si es presencial y dirigido por profesionales. Teniendo en cuenta que “las intervenciones de ejercicio en el hogar se están volviendo cada vez más populares”, parece importante una revisión sistemática sobre este tema.
Esto es lo que afirma un estudio liderado por la Universidad de Granada, realizado en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha y el centro médico universitario de Radboud (Países Bajos), y publicado en la revista European Heart Journal.
Fuente: pexel. Foto: Marta Wave. Fecha: 17/01/25
¿Qué es una enfermedad arterial coronaria?
Se trata de una de las principales causas de mortalidad, morbilidad y carga económica en todo el mundo. Según el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU., son las afecciones que se producen “cuando hay un estrechamiento u obstrucción de las arterias coronarias (vasos sanguíneos que llevan sangre y oxígeno al corazón). La causa, por lo general, es la ateroesclerosis (acumulación de grasa y formación de placas dentro de las arterias coronarias)”.
En cuanto a los síntomas, “esta enfermedad causa dolor de pecho, dificultad para respirar durante el ejercicio físico e infartos de miocardio”. Los factores de riesgo de enfermedad coronaria incluyen presión arterial alta, colesterol alto, tabaquismo, diabetes, obesidad, antecedentes familiares de la enfermedad y un estilo de vida sedentario. Su tratamiento implica, generalmente, cambios en el estilo de vida (como alimentación saludable y ejercicio), medicamentos para controlar los factores de riesgo y, en algunos casos, procedimientos médicos o cirugía.
Hay una relación estrecha entre la salud mental y la enfermedad arterial coronaria
Desde Infocop ya hemos comentado la importancia de la psicología clínica en la atención a personas con enfermedad cardiovascular. Las enfermedades cardiovasculares están aumentando a nivel mundial y se prevé que, junto con los problemas de salud mental, representarán la mayor carga de salud pública. Los componentes clave en el manejo del riesgo de enfermedad cardiovascular implican abordar aspectos conductuales, psicológicos y sociales, y es fundamental apoyar a las personas para que adopten hábitos de vida saludables y aumenten sus capacidades de resiliencia.
En el caso concreto de la enfermedad coronaria, los factores psicológicos tienen un impacto en el riesgo de desarrollar la enfermedad y en los resultados tras el diagnóstico. Son pacientes con mayor probabilidad de sufrir trastornos mentales y hay evidencia sólida de la asociación entre la ansiedad y un mayor riesgo de sufrir este tipo de enfermedades. De ahí la importancia de que los profesionales y las profesionales de psicología conozcamos qué hábitos conductuales, como el ejercicio físico, son más efectivos.
¿Tiene toda actividad física los mismos efectos?
Para llegar a las conclusiones de este estudio, se ha realizado un metaanálisis, que es un método sistemático para sintetizar resultados de diferentes estudios empíricos. Este método se ha desarrollado principalmente en la investigación médica y psicológica, pero cada vez se utiliza más en las ciencias de la salud en general. Esta investigación analiza otras 36 investigaciones previas, aplicadas a un total de 3.534 pacientes con enfermedad coronaria.
Se ha analizado el impacto que diferentes tipos de ejercicio tienen en la salud física y mental, y en concreto en la depresión y la ansiedad. Lo que hace este estudio, a diferencia de otros, es especificar más los distintos tipos de ejercicio, algo que arroja luz sobre cuál posee mayor efectividad, para que podamos dirigir hacia allí las intervenciones. Se categorizan cinco modalidades de ejercicio: a) intensidad alta, b) intensidad moderada, c) intensidad alta con entrenamiento de resistencia, d) intensidad moderada con entrenamiento de resistencia, e) entrenamiento de estiramiento-tonificación-equilibrio. Las diferencias entre el tipo, la intensidad y la duración de la intervención no son determinantes.
La clave para una intervención eficaz se encuentra en la presencialidad y la supervisión
Donde sí se encuentran diferencias significativas, tanto a nivel físico como psicológico, es en si el ejercicio se realiza de manera presencial o a distancia (desde el hogar); por supuesto, también se encuentran diferencias con respecto a no realizar ejercicio alguno.
En definitiva, los resultados indican que no es tan importante el tipo de ejercicio como el que los programas sean presenciales y supervisados. Quizá estas diferencias se deban a que a distancia haya una peor adherencia, seguimiento y retroalimentación, o a la ausencia de interacción social; en cualquier caso, parece que los programas deberían orientarse hacia la presencialidad con supervisión profesional, porque los programas a distancia plantean dudas sobre su efectividad.
Nuevos estudios deberían incluir más variables
La investigación sugiere que en el futuro se analicen otros aspectos relacionados con la salud cerebral, como las funciones cognitivas, el sueño y los cambios en la estructura y función del cerebro. Por otra parte, si bien faltan estudios que evalúen solo los efectos del ejercicio de resistencia, en general consideran que hay gran heterogeneidad, algo que podría afectar a los resultados (aparte de los distintos tipos de ejercicio que categoriza el presente estudio, hay otras variantes: unos al aire libre, otros en interiores, etc.).
Además, señalan también la heterogeneidad en la población de pacientes; por ejemplo, hay variaciones en la gravedad de la enfermedad, el tiempo después del diagnóstico, el estado mental inicial o el uso de medicamentos…; todo ello podría ejercer impactos diferentes en la calidad de vida de los pacientes.
En definitiva, las conclusiones de esta investigación y sus propuestas para el futuro avanzan hacia un enfoque de medicina personalizada, que pueda ajustarse a las necesidades y características de cada persona, optimizando la eficacia de las intervenciones.
Si quieres consultar este estudio pincha aquí, o visita la página de la revista.