¿El diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA) perdura a lo largo de la infancia? Esta fue la pregunta de investigación de un estudio publicado en la revista JAMA Pedriatrics.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un problema de salud mental que afecta el desarrollo. Asimismo, se manifiesta en diversos grados de dificultades sociales, comunicativas y conductuales. Las personas con TEA pueden experimentar desafíos en la interacción social, patrones de comportamiento repetitivos y restricciones en la comunicación. La variabilidad en la presentación del TEA es amplia, abarcando desde formas leves hasta severas.
Tal y como explican los autores, el TEA sigue en aumento y cada vez más se presta más importancia al diagnóstico temprano. La detección e intervención tempranas son cruciales para mejorar los resultados y maximizar el potencial de los individuos con TEA. No obstante, los niños y niñas que son diagnosticados de TEA al año de edad no siempre cumplen los criterios de TEA en los años posteriores. Por este motivo, con el objetivo de determinar la persistencia de TEA en la primera infancia, los autores llevaron a cabo un estudio de cohorte.
El objetivo principal fue evaluar la frecuencia con la cual los niños y niñas diagnosticados clínicamente con TEA entre los 12 y 36 meses, continúan cumpliendo con los criterios diagnósticos a los 5-7 años. En total, los autores evaluaron la presencia de TEA en 213 niños y niñas entre 5 y 7 años que habían sido diagnosticados de TEA en los primeros años. Además, exploraron las posibles asociaciones entre las características específicas del menor, la puesta en marcha de tratamiento y la persistencia del diagnóstico del trastorno del espectro autista.
Los resultados revelaron que el 37,1% de los participantes inicialmente diagnosticados con TEA no cumplían los criterios diagnósticos en el momento de la realización del estudio. Asimismo, un 94% de los menores recibieron intervenciones específicas para el TEA, principalmente análisis conductual aplicado.
De las variables analizadas, tan sólo un nivel más alto de habilidades adaptativas iniciales y el sexo femenino se asociaron con mayores probabilidades de que el menor estuviera en el grupo de TEA no persistente a los 6 años. Por otro lado, se observó que los niños y niñas con TEA no persistente presentaron un CI de al menos 70. Por el contrario, aquellos con TEA persistente mostraron una distribución bimodal de CI.
En definitiva, el estudio pone en evidencia la variabilidad en el pronóstico del TEA. A este respecto, los hallazgos sugieren que las habilidades adaptativas iniciales y el sexo pueden desempeñar un papel fundamental en la persistencia del TEA. A su vez, los autores destacan la heterogeneidad en las características cognitivas del grupo de niños y niñas con TEA persisten.
Los autores señalan la importancia de la comprensión de estas asociaciones debido a su implicación para la identificación temprana y la orientación de intervenciones específicas. En esta línea, subrayan la necesidad de un enfoque personalizado en la intervención del TEA en la infancia temprana. Esta intervención, según indican los autores, debe ser adaptada a las necesidades individuales de cada menor.
Fuente:
Harstad E, Hanson E, Brewster SJ, et al. (2023). Persistence of Autism Spectrum Disorder From Early Childhood Through School Age. JAMA Pediatrics, 177(11):1197–1205. doi:10.1001/jamapediatrics.2023.4003