El consumo de hipnosedantes se triplicó en España entre los años 2005 y 2022
14 Ene 2025

Entre los años 2005 y 2022 aumentó la prevalencia de consumo de hipnosedantes, pasando del 3,7% al 9,7%. La probabilidad de consumir hipnosedantes fue mayor en las mujeres, en los de mayor edad, con nivel educativo básico o medio, desempleados o inactivos laboralmente, que no conviven con pareja o familia, de nacionalidad española y consumidores de tabaco o cannabis.

Esta son las principales conclusiones de un estudio publicado en la revista Gaceta Sanitaria y llevado a cabo por investigadores del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela; del Consorcio de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Epidemiología y Salud Pública; y del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela-IDIS, a través del cual analizan la evolución del consumo de hipnosedantes en la población española de 15 a 64 años, entre 2005 y 2022, identificando variaciones regionales y cambios en el perfil de los consumidores.

Tal y como señalan los autores del estudio, los trastornos mentales representan un desafío para la salud pública debido a su creciente prevalencia, su impacto en la calidad de vida y su contribución a la carga general de morbilidad y mortalidad. Asimismo, constituyen una de las principales causas de años vividos con discapacidad, responsables de aproximadamente uno de cada seis años vividos con discapacidad en todo el mundo. Con la irrupción de la pandemia de COVID-19 aumentó significativamente la prevalencia de los trastornos mentales en todo el mundo. Los estudios revelaron un aumento del 25,6% en la prevalencia de ansiedad y del 27,6% en la de la depresión mayor, según los datos recopilados antes y durante la pandemia.

consumo de hipnosedantes
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 05/12/24

Una parte importante de las consultas atendidas en atención primaria son por motivos de salud mental, siendo atendidas principalmente por el médico de cabecera. Esto supone una sobrecarga para los/as profesionales de este primer nivel asistencial, que carecen de los recursos y el tiempo para brindar una atención que necesita un abordaje mucho más amplio del que pueden ofrecer, por lo que el tratamiento habitual a los/as pacientes diagnosticados con problemas de salud mental suele ser la prescripción de psicofármacos (ansiolíticos, antidepresivos o hipnosedantes).

De acuerdo con los investigadores, en 2019, España ocupó el tercer puesto a nivel mundial en consumo de psicotrópicos. Además, el uso de hipnóticos y ansiolíticos ha ido aumentando en la población española. Este aumento del uso de hipnosedantes se ha asociado “con un incremento de los trastornos de ansiedad y depresión causados por dificultades familiares y económicas, estrés laboral, incertidumbres y cambios sociales derivados de la crisis financiera de la década de 2010”. La prevalencia del uso de hipnosedantes en nuestro país alcanzó su punto máximo en 2022, un fenómeno observado en otros lugares y vinculado a los efectos psicológicos de la pandemia de COVID-19.

De este modo, el estrés, la ansiedad, el insomnio, el aislamiento social, las preocupaciones laborales y la incertidumbre sobre el futuro, pueden haber contribuido al aumento de la demanda. Esta situación, junto con la saturación del sistema sanitario, podría haber provocado una rápida prescripción de hipnosedantes en respuesta a las demandas de los pacientes.

El estudio analiza la evolución del consumo de hipnosedantes, así como las variaciones en el perfil de los consumidores y las diferencias entre CC.AA.

Según indican, la preocupación por el uso inadecuado de hipnóticos y ansiolíticos pone de manifiesto la necesidad de realizar evaluaciones periódicas de las prescripciones por parte de los y las profesionales sanitarios, así como de concienciar a la sociedad sobre los efectos negativos que tiene el uso prolongado para la salud. Estos efectos, advierten, “incluyen un mayor riesgo de adicción; mortalidad, cuando se combina con otras drogas; intentos de suicidio; conducta agresiva y antisocial, todos ellos con un impacto significativo en ​​los costes sociales y sanitarios”.

Asimismo, desde el punto de vista de la salud pública, consideran esencial un análisis más profundo de la evolución del consumo de hipnóticos o ansiolíticos en España, considerando las diferencias entre comunidades autónomas (CC.AA.), y las variaciones en el perfil de los consumidores. Por ello, han realizado este estudio, con el propósito de describir la evolución temporal de la prevalencia del consumo de hipnóticos o ansiolíticos en los últimos 30 días con o sin prescripción en la población adulta de 15 a 64 años en España y sus CC.AA., e identificar cómo han cambiado las características de los usuarios entre 2005 y 2022.

Para tal fin, han utilizado datos de una muestra de 205.055 personas en las ediciones de 2005 (n = 27.934), 2007 (n = 23.715), 2009 (n = 20.109), 2011 (n = 22.128), 2013 (n = 23.136), 2015 (n = 22.541), 2018 (n = 21.249), 2020 (n = 17.899) y 2022 (n = 26.344) de la Encuesta sobre Uso de Alcohol y otras Drogas en España (EDADES), realizando una regresión logística multivariante para identificar las características asociadas al consumo y evaluando la tendencia temporal de las prevalencias.

Se observa un aumento en la prevalencia global de consumo, pasando del 3,7% en 2005 al 9,7% en 2022

Los resultados muestran que la prevalencia global de consumo aumentó durante el periodo de estudio: siendo del 3,7% en 2005 y del 9,7% en 2022. Se observó una tendencia al aumento de la prevalencia de consumo en ambos sexos. La prevalencia más alta de consumo tanto en mujeres como en hombres se alcanzó en 2022 (12,1% y 7,3%, respectivamente). También en 2022, la prevalencia de consumo de hipnosedantes en el grupo de edad de 55 a 64 años superó a la del grupo de edad de 15 a 24 años en 13,7 puntos porcentuales (16,9% y 3,2%, respectivamente). Las mujeres de 55 a 64 años mantuvieron la prevalencia más alta de uso de hipnosedantes en todos los años de estudio: aproximadamente, el 20% de ellas, consumió hipnosedantes en 2022.

Al considerar ambos sexos, la tendencia de consumo entre 2005 y 2022 mostró un aumento entre los individuos de 15 a 24 años y de 25 a 34 años, con un cambio porcentual anual (CPA) del 5,1% y 3,0%, respectivamente. En los hombres de 35 a 44 años y en las mujeres de 45 a 64 años, el cambio porcentual anual se mantuvo estable durante el período de estudio. En mujeres de 35-44 años se observó un patrón de consumo fluctuante, caracterizado por un aumento entre 2005 y 2011 (CPA: 10,6%), por un patrón estable entre 2011 y 2017 (CPA: −2,2%) y un aumento posterior entre 2017 y 2022 (CPA: 3,3%).

El estrés generado por la presión académica, la dependencia social, los problemas de imagen corporal, las dificultades económicas, la accesibilidad a hipnosedantes en el hogar y la incertidumbre sobre el futuro, podrían explicar el aumento progresivo en el consumo detectado entre los/as adolescentes de 15 a 24 años.

Entre las distintas comunidades autónomas se observan variaciones en la prevalencia de consumo de hipnosedantes

Se detecta una variación en la ​​prevalencia de consumo de hipnosedantes en función de las CCAA. En 2022, la prevalencia de consumo más alta se observó en Galicia (14,1%), Canarias (13,6%) y Andalucía (12,5%). Asimismo, entre 2005 y 2022, los mayores aumentos se produjeron en Cantabria, La Rioja y Andalucía. En todas las CC. AA., la prevalencia de consumo en 2022 fue mayor en mujeres que en hombres, dándose la prevalencia más alta entre ellas en Galicia (18,5%), seguido de Extremadura (17,1%) y Canarias (16,9%), mientras que la prevalencia más baja se dio en la Comunidad de Madrid (7,1%). En hombres, la prevalencia de consumo más alta se registró en Canarias (10,4%), y la más baja en la Comunidad de Madrid (3,3%).

Los autores creen que estas diferencias podrían explicarse por factores como la prevalencia de trastornos mentales, el índice de envejecimiento, la tasa de paro o las estrategias preventivas implantadas en las CC.AA. Según datos de la Encuesta Europea de Salud en España, en 2020, Asturias, Galicia y Castilla y León presentaban la mayor prevalencia de depresión, y Galicia y Canarias la mayor prevalencia de ansiedad crónica. Esto podría explicar su mayor prevalencia de consumo en comparación con otras Comunidades.

La probabilidad de consumir fármacos hipnosedantes fue mayor entre las mujeres, en los grupos de mayor edad, en aquellos con estudios básicos o intermedios, en las personas desempleadas o inactivas, en aquellos/as que no viven con pareja o familia directa, en personas nacidas en España y en quienes habían consumido tabaco o cannabis en los últimos 30 días.

Por otro lado, durante el período de estudio se revelan cambios en las características de los/as usuarios/as de hipnosedantes. De forma específica, la probabilidad de consumo varió en el grupo de edad de 55 a 64 años, en las personas inactivas laboralmente y, en menor medida, en las personas con estudios básicos e intermedios. La probabilidad de consumo en el grupo de edad de 55 a 64 años registra un aumento con el tiempo. Este incremento se observa en dos etapas: una primera etapa entre 2005 y 2013, caracterizada por un aumento (cambio porcentual anual: 6,2%), y una segunda etapa de estabilidad entre 2018 y 2022 (CPA: 3,5%).

En las personas laboralmente inactivas, la probabilidad de consumo con respecto al grupo de ocupados aumentó entre 2005 y 2013 (CPA: 5,7%). Desde 2013, la probabilidad de consumo se ha reducido, aunque el descenso no es significativo (CPA: −2,3%). En aquellos con estudios básicos e intermedios, la probabilidad de consumo aumentó a lo largo del periodo de estudio (CPA: 2,5% y 0,9%, respectivamente).

Es crucial una comprensión profunda de los factores sociales, psicológicos y culturales que contribuyen al aumento en el consumo de hipnosedantes

Los investigadores consideran fundamental emprender más investigaciones al respecto, teniendo en cuenta que un enfoque interseccional, que tenga en cuenta tanto la edad como el género, es crucial para desarrollar estrategias de prevención e intervención eficaces. La investigación continua es esencial para garantizar que las estrategias se basen en los datos más recientes y las mejores prácticas. Una comprensión profunda de los factores sociales, psicológicos y culturales que contribuyen a este aumento, ayudará a crear políticas específicas e iniciativas educativas.

A su juicio, la mayor prevalencia de uso entre las mujeres puede estar relacionada con la mayor incidencia de trastornos de somatización, ansiedad y depresión en esta población. La mayor conciencia de las mujeres sobre la salud mental y su predisposición a buscar ayuda profesional, así como la alta prevalencia de trastornos mentales, podrían influir en la mayor demanda.

La actitud de los/as profesionales de la salud también podría contribuir a la disparidad de género. En ocasiones, el enfoque terapéutico con pacientes femeninas se centra más en los aspectos psicológicos que en las causas físicas de sus síntomas, a diferencia de los hombres. Por lo tanto, “comprender las causas del mayor uso de hipnosedantes en mujeres es fundamental para desarrollar estrategias de prevención e intervención más efectivas”.

Nacer en España también parece ser un factor asociado al uso de hipnosedantes, lo que podría atribuirse a diversos factores demográficos, socioeconómicos, culturales y del sistema de salud. En su opinión, “las normas culturales en torno al manejo del estrés y el fácil acceso a los medicamentos podrían haber contribuido al aumento del uso entre los nacidos en nuestro país”.

De hecho, estudios previos, en línea con estos hallazgos, han demostrado una relación entre el bajo nivel socioeconómico, medido por el nivel educativo y/o la situación laboral, y un mayor uso de hipnosedantes. Esta asociación se atribuye, principalmente, a los niveles más altos de ansiedad y depresión, probablemente atribuidos a peores condiciones y oportunidades laborales, mayor exposición a situaciones estresantes en trabajos precarios y dificultades para acceder a los servicios de salud mental.

Para abordar estas disparidades, consideran esencial “implementar políticas que aseguren un acceso equitativo a la atención a la salud y brinden un sólido apoyo social”. La prescripción social, que conecta a las personas con servicios comunitarios que abordan factores sociales y económicos subyacentes, ha evidenciado ser prometedora en la mejora de la salud mental y la reducción de las visitas a atención primaria y servicios de urgencia al abordar las necesidades sociales. Asimismo, la educación constituye un determinante social fundamental de la salud y debe ser priorizada en las intervenciones de salud pública.

El estudio destaca el enfoque de la UE de Salud en todas las políticas

Los autores destacan el enfoque de la Unión Europea de Salud en todas las políticas, como ejemplo de la integración de consideraciones de salud en diversas áreas de políticas, reconociendo que muchos factores que influyen en la salud se extienden más allá del sector de la atención sanitaria.

Según concluye el estudio, las intervenciones dirigidas a los grupos de alto riesgo detectados en sus resultados, deben incluir la integración del apoyo a la salud mental en el tratamiento del consumo de sustancias y la promoción de prácticas de prescripción responsables. En esta misma línea, el control y la reevaluación regulares de las recetas son fundamentales para prevenir un uso indebido y garantizar que los tratamientos sigan siendo adecuados y eficaces. También los planes de salud deben actualizarse periódicamente para abordar el uso de hipnosedantes incorporando medidas preventivas, intervenciones específicas y servicios de salud mental.

Todas estas actualizaciones mejorarán la coordinación de la atención, ampliarán el acceso al tratamiento y mejorarán la gestión de los problemas relacionados con las sustancias.

Fuente: Mourino, N., Teijeiro, A., Guerra-Tort, C., Rey-Brandariz, J., Candal-Pedreira, C., Martín-Gisbert, L., … & Pérez-Ríos, M. (2024). Consumption of hypnosedatives in Spain: characterization and time trends, 2005-2022. Gaceta Sanitaria38, 102433.

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