El pasado 19 de noviembre, se celebró la Jornada de Psicología Clínica en Atención Primaria: una necesidad y derecho de las personas, cuyo objetivo principal, ha sido debatir y profundizar en el análisis sobre la necesidad e importancia de la presencia del psicólogo clínico en el nivel de Atención Primaria del Sistema Nacional de Salud (SNS).
Infocop ha querido conocer la valoración de esta Jornada de la mano de los diferentes organizadores, por lo que publicará varias entrevistas con cada uno de ellos. En esta entrevista, César González-Blanch Bosch, presidente de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (ANPIR), destaca la complejidad de la atención psicológica en atención primaria, así como el beneficio que obtendrían los pacientes con la incorporación del psicólogo clínico en los centros de salud. |
ENTREVISTA
Como presidente de una de las asociaciones que colaboran en la organización de la Jornada de Psicología Clínica en atención primaria, ¿cómo valora el transcurso de este evento?
La Jornada se desarrolló con la normalidad esperable, sin contratiempos en las cuestiones organizativas. Hubo una magnífica asistencia, e interés por la participación. Las ponencias fueron relevantes, y, muy meritoriamente, se abordó un tema monográfico desde perspectivas distintas, por lo que no quedó una sensación de redundancia o solapamiento, sino de complementariedad.
Bajo su punto de vista, ¿qué es lo que más destacaría de la Jornada?
Me gustaría destacar que, frente a algunas concepciones simplistas de la atención primaria, distintos ponentes subrayaron la complejidad de la atención psicológica en ese nivel. Creo que es importante ver la figura del psicólogo clínico más allá incluso de su papel como experto en tratamientos psicológicos. Su facultad para determinar, a partir de la exploración apropiada, el tratamiento apropiado, su conocimiento de la red de recursos o su capacidad para supervisar o para ser consultado en temas de salud mental por otros profesionales, son aspectos tan esenciales de sus habilidades terapéuticas como el poder aplicar un tratamiento determinado. Incluso la indicación de no tratamiento, descansa en habilidades terapéuticas complejas como una exploración clínica, que permita descartar psicopatología, y una formulación del caso que combine los factores influyentes y los recursos del individuo.
El papel de los profesionales que están ahora en atención primaria, seguirá siendo esencial, afinado y reforzado por un apoyo más cercano, pero la atención a la clínica psicológica y su tratamiento requiere las competencias propias de nuestra especialidad. Nosotros expresamos esa idea diciendo que, no se trata de bajar de nivel (de competencias clínicas), sino de actuar en otro nivel (asistencial). Pretender cubrir la atención psicológica con unas rutinas de manejo general puede alejarnos del objetivo principal: ofrecer el tratamiento adecuado al problema del paciente en el momento adecuado. Se busca, en suma, actuar antes, oportunamente, no precipitadamente.
A su juicio, ¿cuáles son las principales conclusiones de este encuentro?
Como nos recordó uno de los ponentes, el 95% de la atención a la salud mental se da en un nivel del SNS en el que no se ofrecen tratamientos psicológicos validados. Esto deja a la gran mayoría de los usuarios sin poder optar a los tratamientos indicados para sus problemas de salud (mental). Si bien se ha ganado conciencia de este problema y de la ineficiencia de las soluciones practicadas (sobremedicalización), la organización sanitaria no ha realizado las adaptaciones necesarias para resolverlo. Es nuestra tarea hacer ver los problemas que esto genera al propio SNS y, por extensión, a sus usuarios.
La incorporación del psicólogo clínico a los centros de salud, tendría un beneficio directo en la atención que reciben los pacientes en primaria, y otro indirecto en la especializada. Es imperiosa la necesidad de que los usuarios del SNS con problemas de salud mental, puedan optar en el momento adecuado a la atención y tratamientos recomendados por la comunidad científica.
Como también se reflejó en la Jornada, tenemos una oportunidad a partir del nuevo programa PIR (en marcha desde el 2009). En este momento, hay medio millar de residentes de Psicología Clínica con un plan de formación en el que es obligatorio rotar al menos 3 meses por los centros de salud. Para no desaprovechar esa oportunidad de formación y asistencia, es preciso la incorporación a los centros de atención primaria de, al menos, un psicólogo clínico por unidad docente acreditada. A partir de ahí, todo puede cambiar.