Uno de cada 5 jóvenes siente dificultades graves relacionadas con la ansiedad. Un 54% admite que tiene dificultades relacionadas con el bajo estado de ánimo, de los cuales, casi un tercio presenta niveles preocupantes relacionados con la depresión. Estos son algunos de los datos recogidos por el Observatorio de Salud Mental Infanto-Juvenil de la Fundación Atalaya (entidad que busca ser un faro de observación de la salud mental infanto-juvenil, y mejorarla, sensibilizando a la población sobre la importancia de su cuidado y del bienestar psicológico), en un estudio a través del cual han analizado la situación actual en la juventud española, identificando sus principales problemas y recogiendo una serie de propuestas de mejora que favorezcan su bienestar global.
Tal y como señalan sus autores, el informe parte de la observación de una serie de dificultades en el ámbito de la salud mental y el comportamiento juvenil, que aparecen registradas en los informes nacionales e internacionales de los últimos años y que también responden a la realidad observada en su experiencia diaria con los/as adolescentes y sus familias.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 03/12/24
Estas dificultades, indican, “se traducen en un aumento de casos relacionados con problemas de salud mental en la etapa infantil y adolescente, sobre todo a partir de la pandemia, que funcionó como catalizador de una situación que ya era preocupante, aunque menos visible”. A este respecto, la OMS estima que, entre el 10 y el 20% de los niños, las niñas y los/as adolescentes en todo el mundo experimentan trastornos de salud mental, con una edad media de inicio alrededor de los 14 años. Destacan entre los más frecuentes la depresión, los trastornos de conducta, el abuso de sustancias y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, así como conductas autolesivas que se dan en múltiples trastornos.
De acuerdo con los expertos, el 70% de los trastornos mentales comienza en infancia y la adolescencia y, si no se tratan de forma temprana, pueden tener un impacto negativo mucho mayor en el desarrollo de los y las menores, el éxito escolar y la transición a la edad adulta, debido a que «las dos primeras décadas son clave para el desarrollo de competencias y habilidades básicas para la vida«.
El informe presenta una radiografía de la situación actual de la juventud española, identificando sus principales problemas, con el fin de mejorar su salud mental y bienestar global
El documento destaca la elevada demanda existente en el acceso a los servicios de salud mental infanto-juvenil y la escasez de servicios de atención específicos para niños, niñas y adolescentes, lo cual “provoca grandes brechas de atención sanitaria para aquellos que más la necesitan”. En este sentido, mediante este estudio, los autores pretenden contribuir al cumplimiento de las medidas expuestas en las estrategias y planes actuales, aportando conocimiento y ofreciendo propuestas de mejora mediante recomendaciones concretas.
Para tal fin, han partido de la situación actual y de las preocupaciones reales de 2.002 jóvenes de entre 15 y 29 años residentes en España, preguntándoles sobre una amplia variedad de cuestiones relacionadas con su salud mental, su bienestar emocional y social, así como sus hábitos de vida, con el propósito de obtener una radiografía completa que permita conocer la situación actual de la juventud española e identificar sus principales problemas, de cara a mejorar su salud mental y bienestar global.
A continuación, recogemos los principales resultados del informe, en función de los diferentes ámbitos estudiados:
Ámbito de la Salud Mental
- Más de la mitad de los/as jóvenes valoran su salud mental de manera positiva. Aunque la autovaloración sobre el estado de salud mental es similar entre ambos géneros, son las chicas quienes valoran su salud mental como regular o insatisfactoria en mayor medida que los chicos.
- El 47,7% de los/as encuestados/as se encuentra en un nivel leve o ausente de ansiedad, mientras que un 52,3% manifiesta un estado de moderado a grave, y el 20,6% presenta sintomatología grave. Para los autores, “estos datos muestran que 1 de cada 5 jóvenes siente dificultades graves relacionadas con la ansiedad”.
- El documento destaca el hecho de que los mayores problemas relacionados con la ansiedad se dan en cuanto a las preocupaciones excesivas y la dificultad para poder relajarse, frente a otros síntomas como el miedo o la intranquilidad. Así, el 49,8% de los/as jóvenes admiten sentirse preocupados excesivamente por diferentes cosas, el 47,6% declara haber sentido dificultad para relajarse y el 47% asegura no haber podido dejar de preocuparse más de la mitad de los días o casi todos los días.
- Son las chicas quienes expresan un nivel de ansiedad más elevado en relación con los chicos, sobre todo en el caso de la sintomatología grave (23,5% ellas vs 17,7% ellos), si bien estas diferencias son mínimas en el caso de la sintomatología leve y moderada.
- El 54% de los y las jóvenes admite que tiene dificultades relacionadas con el bajo estado de ánimo. De ellos/as, el 28,5% se sitúa en los dos niveles más preocupantes, de moderado a grave y severo, mientras que el 22,4% responde a un nivel mínimo o ausente de síntomas depresivos. No obstante, el informe recuerda que aquellos/as que responden a un nivel leve “también requieren atención, sobre todo, que se incida en la prevención y la gestión de las emociones”.
- De forma específica, con respecto a los distintos estados de ánimo que sienten los y las jóvenes, un 47,7% asegura que se siente cansado o con poca energía casi todos los días o más de la mitad de los días, un 42% asegura tener dificultad para concentrarse en las tareas escolares o laborales, leer o ver la televisión y un 41,4% tiene problemas para dormir.
- Las puntuaciones más altas en esta escala correlacionan con otras cuestiones que tienen que ver con el bienestar personal y social, tales como: la soledad no deseada, el apoyo social, el nivel de ansiedad y la satisfacción con la propia vida. De este modo, a mayor apoyo social percibido, menor sintomatología depresiva. Simultáneamente, los estados afectivos graves se relacionan con un índice moderado y grave de soledad no deseada. Por otro lado, la ansiedad grave y la depresión severa están estrechamente relacionadas, de tal forma que quienes dicen experimentar una sintomatología grave de depresión, también presentan una sintomatología moderada a grave y grave de ansiedad.
- En cuanto al género, se puede afirmar que tanto ellas como ellos refieren dificultades en este ámbito, encontrándose las chicas en peor situación, principalmente, en lo que se refiere a la sintomatología grave.
Riesgo de comportamiento suicida
- El estudio analiza el riesgo de conducta suicida entre aquellos/as jóvenes que puntúan alto en la escala que mide sintomatología depresiva o entre quienes se muestran muy insatisfechos/as con su propia vida, al entender que presentan mayor riesgo. A este respecto, 143 jóvenes han respondido a la pregunta sobre riesgo de suicidio, lo que representa el 7,1% con respecto al total de todas las personas encuestadas. De este porcentaje, se observa que el 1,3% se encuentra en el nivel más bajo de riesgo de suicidio, el 1,8% en un nivel leve, el 2,5% en un nivel moderado y el 1,5% en un riesgo grave.
- Los ítems con una mayor tasa de respuesta son los que se refieren a la ideación, como el deseo de estar muerto/a o haber tenido ideas de quitarse la vida (96 personas). Son menos habituales la comunicación con los demás y los intentos de suicidio, aunque es realmente preocupante que un 2,5% del total de jóvenes de la encuesta, es decir, 50 jóvenes, ha intentado quitarse la vida en los últimos 6 meses. Por este motivo, los autores afirman que “las medidas de afrontamiento de esta situación han de ser ágiles y en este sentido, hay nuevas formas de intervención que se han puesto en marcha desde las administraciones y políticas públicas”.
- Cabe señalar que a todos/as los/as jóvenes a los que se les ha administrado esta escala de riesgo de suicidio, se les ha brindado de forma individualizada y confidencial una serie de recursos de ayuda previos, tanto públicos como del tercer sector: la línea telefónica 024 de atención a la conducta suicida, y también el teléfono de consulta y apoyo psicológico de Recurra Ginso, junto con la dirección de correo electrónico, por si desean ponerse en contacto con el equipo de psicólogos y psicólogas especializados/as.
- El informe detecta una evolución muy distinta en función del género: mientras que las chicas se sitúan mayoritariamente en un nivel leve y moderado de riesgo, ellos muestran más respuestas de riesgo moderado y grave de suicidio. Según los autores, estos resultados “coinciden con la disociación de más intentos e ideación en mujeres y más suicidio consumado en varones”. De este modo, “aunque son mayormente ellas quienes presentan síntomas depresivos e insatisfacción con la propia vida, su nivel de riesgo de suicidio está entre leve y moderado, mientras que ellos muestran un riesgo de suicidio mayor”. En cuanto a la edad, las personas que se encuentran en riesgo grave de conducta suicida son las que pertenecen al grupo de jóvenes adultos, seguidas por las del grupo adolescente, mostrando así una disposición en forma de “U”.
- Se pone de relieve aquí la necesidad de establecer medidas de prevención desde edades tempranas y centrar las acciones de intervención para apoyar a los/as jóvenes de más edad en el momento de su emancipación y otros retos asociados a la vida adulta.
Bienestar Social
- Con respecto a la sensación de soledad no deseada, un 29,1% de los y las jóvenes presenta un índice de soledad leve o no presente, mientras que un 55,5% se sitúa en un nivel moderado y un 15,3% en un nivel grave. Esta sensación de soledad es más acentuada en el grupo de jóvenes adultos/as, 25 a 29 años, donde casi 1 de cada 10 jóvenes se siente solo/a frecuentemente. Las chicas, los habitantes en medios rurales y quienes están en paro o estudiando y buscando empleo son quienes presentan mayores índices de soledad.
- Según señala el informe, estos datos permiten afirmar que “la soledad no deseada es un problema real de la población joven y adolescente en España”. De forma específica, queda patente que el aspecto donde más frecuentemente se resiente la juventud es en la sensación de aislamiento respecto a los demás (20,2%), seguido de la falta de compañía y, por último, la sensación de haber sido excluido (18,7%).
- El 18,4% presenta un índice alto de anomia (esto es, una valoración baja de la cohesión social), casi el triple de los y las jóvenes que se sienten conectados y cohesionados socialmente (el 6,3%), algo que, para los autores, resulta “muy llamativo y alarmante, si no se toman las medidas oportunas para mejorarlo”. Sin embargo, como aspecto positivo, destacan que el 75,2% se sitúa en el nivel medio o moderado, lo cual “aporta esperanza y también afianza la necesidad de trabajar desde todos los estamentos con el fin de promover la cooperación, la solidaridad y la cohesión social de la población española, fomentando, en especial, los canales de participación juvenil”.
- Los niveles más altos de anomia y desconexión social son expresados por el grupo de mayor edad, principalmente, en relación con la desconfianza política. Esta sensación de falta de cohesión social, desconfianza en la estructura social y falta de oportunidades es mayor entre quienes se posicionan en una clase social baja y en los/as jóvenes que viven en poblaciones semi urbanas, sin diferencias significativas en función del género.
- En lo referente al apoyo social percibido, el 22,5% percibe un nivel de apoyo social bajo, el 42,5% un nivel moderado y el 35% un nivel alto. Estos datos son muy positivos, dado que la mayoría de los y las jóvenes siente que goza de apoyo social en su vida cotidiana. Esta red de apoyo está formada por la familia, los amigos y personas relevantes.
- Aquellos/as que perciben un mayor apoyo social son los/as que residen en núcleos urbanos frente a rurales, los/as que tienen estudios superiores y los/as de clase social media o alta. El grupo que siente un menor apoyo es el de 15 a 19 años frente al de 25 a 29 años que se sienten más apoyados.
- De acuerdo con los autores, el apoyo social y la salud mental desempeñan un papel crucial, ya que quienes están más satisfechos disfrutan de mejores redes de apoyo y menos dificultades emocionales, mientras que la falta de apoyo se asocia con mayores niveles de insatisfacción y problemas psicológicos.
- Se recomienda que las intervenciones estén dirigidas, no solo al individuo, sino también al entorno en el que se desenvuelve, promoviendo entornos de estudio, de trabajo y familiares más saludables.
- Los jóvenes, en general, piensan que las situaciones de riesgo relacionadas con ser víctima de violencia o acoso y con el consumo de drogas no les afectan personalmente, por lo que su índice de inseguridad resulta ser bajo. De las cuestiones que se les plantea, hay tres que les preocupan más: la inseguridad a recibir acoso en el centro de estudios o trabajo (27,5%); recibir violencia física (26,2%); ser víctima de acoso en redes sociales (24,8%) y sufrir los riesgos del consumo de drogas (18,3%).
- El informe subraya que las personas jóvenes con una sensación de inseguridad alta también presentan un índice de soledad alto y un índice de anomia y desconexión elevado. Asimismo, si bien los resultados generales son positivos pues muestran un grado bajo de inseguridad y exposición a riesgos sin distinción de género, hay una diferencia significativa entre las chicas y chicos que responden afirmativamente al nivel más alto de respuesta, siendo ellas quienes sienten mayor inseguridad.
Conductas de riesgo
- La gran mayoría (95%) de los y las jóvenes españoles afirman que no les compensa asumir riesgos. Son ellos quienes, en mayor proporción, llevan a cabo conductas de riesgo en comparación con las chicas, así como aquellos/as jóvenes que residen en entornos rurales y los/as que viven solos. Se observa también una asociación entre esta mayor asunción de riesgos con aquellos casos en los que aparece sintomatología depresiva. Por ello, “trabajar estos sentimientos con la población joven y adolescente es clave como factor de protección ante el desarrollo de conductas de riesgo”.
- Los resultados reflejan un riesgo bajo de juego con dinero entre la población juvenil. Si bien no hay diferencias significativas entre juego online y presencial, el riesgo suele ser más alto en el primer caso por su acceso sencillo, rápido y su alta disponibilidad. Los datos muestran que el 53,3% de jóvenes no presenta problemas al respecto, el 24,4% registra una incidencia leve, el 18,3% incidencia moderada y el 4% una incidencia grave.
- Son los jóvenes del género masculino, el tramo de edad de 15 a 19 años y quienes viven solos, los que presentan mayor incidencia ante la adicción al juego con dinero y los videojuegos. El elevado riesgo de juego con dinero también está presente entre aquellos/as que están estudiando y buscando trabajo, y entre quienes eligen ganar dinero como una de sus preferencias de vida.
- El informe considera especialmente preocupante la gran accesibilidad de niños/as y jóvenes al juego online “en una sociedad cada vez más conectada a Internet, con escasa cohesión social y una sensación de soledad alta”.
- Por otro lado, no se aprecian dificultades graves entre los jóvenes encuestados en cuanto al uso de videojuegos: el 77,8% se sitúa en una posición fuera de peligro ante el uso de videojuegos. Entre los motivos para jugar, destaca el ‘deseo de olvidarse de la vida real’.
Satisfacción con la Vida
- La salud y la familia son los aspectos prioritarios para la juventud española (92,4% y 91,5%, respectivamente), seguidos de la formación y educación personal (90%), ganar dinero (89,9%) y el tiempo libre o de ocio (89,7%).
- Más de la mitad de la juventud española no se encuentra satisfecha con su propia vida (56,5%).
Es clave una respuesta coordinada e integral para abordar los principales desafíos identificados
Todos estos hallazgos parecen indicar, al no concordar la autovaloración de salud mental con los porcentajes de sintomatología depresiva y ansiógena, “que la juventud piensa en salud mental como ausencia de trastorno mental y no como un estado de bienestar emocional, psicológico y social, siendo esto esencial para el funcionamiento general y la calidad de vida”.
Las conclusiones del presente informe evidencian la importancia de dar una respuesta coordinada e integral para abordar los principales desafíos identificados, por lo que recoge una serie de propuestas de mejora, entre ellas, promover una educación socioemocional basada en valores y respeto a la diversidad, tanto en el ámbito educativo como en el contexto familiar; la inclusión de profesionales de la Psicología en los equipos de atención primaria y la potenciación de los recursos de salud mental coordinados con la escuela; o la realización de pruebas de autoevaluación/screening para los jóvenes y adolescentes administradas en los centros educativos (colegios, institutos, universidades, etc.) así como en el ámbito laboral, con el fin de conocer su salud mental.
Se puede acceder al informe completo desde la página Web de la Fundación Atalaya o bien directamente a través del siguiente enlace:
Fundación Atalaya, Observatorio de Salud Mental Infanto-Juvenil (2024). Estudio Inquietudes, preocupaciones y salud mental de la juventud en España