Se ha observado un aumento del consumo de benzodiazepinas entre los consumidores de drogas de alto riesgo, presos y algunos grupos con un consumo recreativo de drogas, que en potencia refleja la alta disponibilidad y el bajo coste de estas sustancias, así como los problemas en materia de salud mental relacionados con la pandemia de la COVID-19. Esta es una de las preocupantes conclusiones del Informe Europeo sobre Drogas del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA), un documento a través del cual se ofrece una visión panorámica de la situación europea en materia de drogas basada en los últimos datos disponibles, así como las respuestas que se están dando en esta materia en los diferentes países. A continuación, resumimos algunas de las principales conclusiones de este informe: | | Foto: Kim Pratt Fuente: pexels Fecha descarga: 14/06/2021 |
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El consumo de drogas en Europa engloba un amplio abanico de sustancias. El policonsumo es habitual entre los consumidores de drogas, si bien es difícil de cuantificar y las pautas individuales van desde el consumo experimental hasta el consumo regular y dependiente. La información disponible sugiere que la reducción del consumo de drogas observada durante el confinamiento inicial establecido con motivo de la pandemia, desapareció rápidamente en cuanto se relajaron las medidas de distanciamiento social. Entre otros aspectos preocupantes asociados a la pandemia de la COVID-19, en algunos países se ha podido detectar un incremento de la disponibilidad y el consumo de crack y cocaína. Asimismo, suscitan preocupación en la EMCDDA los informes sobre la disponibilidad de dosis más pequeñas o paquetes más económicos de heroína, crack y benzodiazepinas. Atendiendo a las cifras, se estima que cerca de 83 millones o un 28,9 % de los/as adultos/as (de 15 a 64 años) residentes en la Unión Europea han consumido drogas ilegales en algún momento de su vida (más hombres que mujeres). No obstante, los autores de este informe ponen de relieve la importancia de tener en cuenta los sesgos de información a la hora de valorar estas estimaciones. Los datos señalan que 17,4 millones de jóvenes (de 15 a 34 años) han consumido drogas en el último año y que el número de hombres (21,6 %) duplica aproximadamente al de mujeres (12,1%). El cannabis es la droga más consumida y su prevalencia es aproximadamente cinco veces superior a la de otras sustancias, aunque los niveles de consumo a lo largo de la vida difieren considerablemente en función de los países (desde el 4 % de los adultos en Malta hasta el 45% en Francia). Se evidencia un consumo más elevado de alcohol y una mayor experimentación con sustancias psicodélicas (el LSD y el 2-CB [4-bromo-2,5-dimetoxifenetilamina]), y fármacos disociativos como la ketamina. A juicio de los autores del informe, esto puede reflejar un aumento de la demanda de sustancias que posiblemente se perciban como más adecuadas para el consumo doméstico. El documento indica que los problemas de las drogas suelen detectarse en grupos marginados (como pueden ser las personas sin hogar), y las personas que tienen problemas con las drogas a menudo recurren a la economía informal. Para sus autores, es muy probable que estos grupos hayan sufrido una situación de desventaja económica a causa de las medidas de distanciamiento social y pueden ser especialmente vulnerables a cualquier dificultad económica futura derivada de la crisis actual. La EMCDDA pone de relieve una preocupación cada vez mayor sobre el uso indebido de benzodiazepinas, procedentes del uso terapéutico, o la aparición de benzodiazepinas sin autorización para uso médico en Europa en el mercado ilegal de drogas. A este respecto, se ha registrado un aumento en el consumo de benzodiazepinas entre los/as consumidores/as de drogas de alto riesgo, presos y algunos grupos con un consumo recreativo de drogas, que supone un reflejo en potencia de la alta disponibilidad y el bajo coste de estas sustancias, así como los problemas en materia de salud mental relacionados con la pandemia. De acuerdo con el informe, esta clase de drogas merece ser objeto de mayor atención, debido a que su uso en combinación con otras sustancias psicoactivas (incluyendo los opioides y el alcohol), eleva el riesgo de sobredosis mortal y no mortal y puede ir asociada a comportamientos violentos o anormales. Con respecto al consumo de opioides de alto riesgo, la prevalencia de consumo entre adultos/as de 15 a 64 años se estima en el 0,35% de la población de la UE, lo que equivale a 1 millón de consumidores en 2019. Los datos apuntan a 510.000 consumidores que recibieron tratamiento de sustitución de opioides en 2019 en la Unión Europea. Estos representaron el 26% de las solicitudes de tratamiento de la drogodependencia. Asimismo, se detectaron opioides en el 76% de las muertes por sobredosis notificadas en la Unión Europea en 2019. En relación con las atenciones en urgencias hospitalarias por toxicidad aguda relacionada con el consumo de drogas, notificadas por la red Euro-Den Plus, en 2019, las sustancias más frecuentemente detectadas en los casos de toxicidad aguda fueron, por orden, las siguientes: el cannabis (presente en el 26% de las visitas a urgencias por toxicidad aguda relacionada con drogas), la cocaína (detectada en el 22% de las visitas), la heroína (presente en el 16% de las visitas a urgencias), las anfetaminas (presente en el 12% de las visitas), el GHB (presente en el 10,6% de las visitas a urgencias por toxicidad aguda relacionada con drogas y en el 27% de los ingresos en cuidados intensivos), la MDMA (en el 9,5% de las visitas), las metanfetaminas (presentes en el 2,5% de las visitas a urgencias) y el LSD y la ketamina (detectadas en el 1,7% de las visitas). En la mayoría de las muertes vinculadas directamente con el consumo de drogas están presentes los opioides, principalmente la heroína combinada con otras drogas, si bien para los autores, comienzan a suscitar inquietud los estimulantes como la cocaína y las anfetaminas y, más recientemente, los cannabinoides sintéticos. Tal y como manifiestan en su informe, el aumento de las muertes entre distintos grupos de edad, incluyendo en algunos países a adolescentes y personas de más de 50 años, pone de relieve la heterogeneidad del desafío que afrontan los proveedores de servicios y los modelos de prestación existentes. Las personas que consumen drogas por vía parenteral tienen un mayor riesgo de contraer infecciones, como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y el virus de la hepatitis C (HCV) al compartir el material de inyección. En pro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 para erradicar la epidemia de VIH/SIDA y combatir la hepatitis vírica, el documento subraya la necesidad de implementar una serie de medidas, tales como, obtener un mayor acceso a un sistema de pruebas y tratamiento para el VIH, el VHB y el VHC integrados en los servicios de reducción de los daños y tratamiento de la drogodependencia.
Se puede acceder al informe desde la página de la EMCDDA o bien directamente aquí: Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (2021). Informe Europeo sobre Drogas 2021: Tendencias y novedades. Oficina de Publicaciones de la Unión Europea, Luxemburgo. |