¿Cómo impactan las prácticas comerciales en la salud mental de las personas?
21 Mar 2025

Las prácticas comerciales de las empresas influyen en el entorno económico, social, ambiental y cultural de todas las personas, lo que significa que los efectos de los determinantes comerciales en la salud mental están muy extendidos en múltiples ámbitos. Esto incluye, por ejemplo, publicitar y vender productos que pueden dañar directamente la salud de los y las consumidores/as. A este respecto, es fundamental identificar los daños y actuar para prevenirlos, al tiempo que se potencian las contribuciones positivas que estas prácticas de comercio pueden tener sobre la salud mental de las personas.

Así lo afirma un informe publicado por el Centro para la Salud Mental de Reino Unido (Centre for Mental Health), a través del cual se abordan en detalle los factores de riesgo relacionados con las prácticas comerciales negativas y se pone de relieve, a su vez, la importancia de un comercio responsable y debidamente regulado para proteger la salud mental.

prácticas comerciales

Fuente: unsplash. Foto: Melanie Deziel. Fecha: 12/03/25

El Ministerio de Sanidad de España ha puesto el foco en los determinantes comerciales de la salud, definiéndolos como estrategias que utiliza el sector privado para promover productos y elecciones que son perjudiciales para la salud, jugando un papel fundamental en el entorno y los estilos de vida individuales, e incidiendo de esa forma en la salud de la población. También incluyen estrategias y enfoques a través de los cuales las empresas ejercen poder e influencia en los gobiernos, la sociedad y personas consumidoras.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los determinantes comerciales de la salud afectan una amplia gama de factores de riesgo, incluidos el tabaquismo, la contaminación del aire, el consumo de alcohol, la obesidad y la inactividad física, y los resultados de salud, como las enfermedades transmisibles, las no transmisibles y las epidemias, las condiciones de salud mental. De forma específica, los y las jóvenes corren un riesgo especial, y los productos no saludables empeoran las desigualdades económicas, sociales y raciales preexistentes (OMS, 2023).

En esta misma línea, el informe del Centro para la Salud Mental expone algunas de las evidencias que vinculan los determinantes comerciales con los resultados de salud mental y física, y cómo se interrelacionan, recogiendo una serie de recomendaciones para abordarlos.

Impacto de dejar de fumar en la salud mental

Entre las personas con problemas de salud mental, la proporción de personas que consumen tabaco es significativamente mayor. Dado que fumar mata a dos de cada tres consumidores a largo plazo, los altos niveles de tabaquismo entre las personas con problemas de salud mental constituyen, según los autores de este informe, «una de las principales causas de muerte y enfermedad prematuras». De hecho, afirman, «el tabaquismo es responsable de dos tercios de la reducción de la esperanza de vida de las personas con trastornos mentales graves».

El informe destaca una relación bidireccional entre el consumo de tabaco y la mala salud mental: fumar aumenta el riesgo de desarrollar problemas de salud mental, y las personas con problemas de esta índole tienen muchas más probabilidades de fumar, hacerlo más intensamente y con más dificultad para abandonar el hábito. Esto aumenta la dependencia y empeora la salud física, algo que, a su vez, puede empeorar la salud mental, atrapando a las personas en un ciclo de estrés de dependencia. El tabaquismo también agrava otras desventajas económicas y de salud. Por ejemplo, el gasto en tabaco afecta a la economía en los hogares, una carga económica que «contrasta fuertemente con las ganancias de la industria tabacalera».

¿Qué tácticas utiliza la industria tabacalera?

Dejar de fumar permite ganar dinero y mejorar la salud física, revirtiendo el ciclo de mala salud mental y consumo de tabaco. A nivel de la población, aumentar las tasas de abandono del hábito puede mejorar la salud mental, reducir la carga sobre el SNS y mejorar las perspectivas de riqueza y empleo de las personas con problemas en este ámbito de la salud. Sin embargo, pese a la evidencia de que dejar de fumar mejora la salud mental, «sin una acción específica, las personas con problemas de salud mental se quedarán atrás».

A pesar de los efectos nocivos y de la carga económica que causan los productos de tabaco, la industria tabacalera ha desafiado repetidamente los intentos legislativos de regular el tabaco y reducir el tabaquismo. En este sentido, ha argumentado que las regulaciones son un ataque a la libertad personal (aunque fumar es una adicción potencialmente mortal), que son imposibles de controlar y hacer cumplir (a pesar del amplio apoyo público) y que probablemente aumenten las ventas en el mercado negro (aunque no hay evidencia de esto).

Fuente: Unsplash. Foto: Miael Seegen. Fecha descarga: 11/3/25

Impacto del consumo de alcohol en la salud mental

Existe una alta prevalencia de problemas relacionados con el alcohol entre las personas con problemas de salud mental. Según explican los autores del informe, el alcohol es un depresor que altera los neurotransmisores cerebrales, lo que afecta el estado de ánimo, los pensamientos y el comportamiento. También ralentiza el procesamiento cerebral y perjudica la comprensión emocional y la toma de decisiones. Las personas beben más para aliviar sentimientos de ansiedad o depresión, pero, a menudo, se sienten más deprimidas.

Hay una serie de factores de riesgo comunes para los problemas por consumo de alcohol y los de salud mental, incluida la exposición a eventos traumáticos (incluso en la infancia) o riesgos genéticos y ambientales.

La mortalidad causada por el alcohol afecta desproporcionadamente a las personas que viven en situaciones socioeconómicas desfavorecidas. La asequibilidad de las bebidas alcohólicas está directamente relacionada con los daños que causan, ya que los bebedores más empedernidos tienden a consumir productos que son más baratos y más fuertes. Los daños causados ​​por el alcohol también generan costes sustanciales para la economía y para la sociedad: sólo en Inglaterra, los daños que ocasiona el alcohol cuestan £27.4 mil millones al año, un enorme coste, comparado con los ingresos de la industria del alcohol de £11.2 mil millones.

Reducir el consumo de alcohol en general tendría un gran beneficio para la salud física y mental. Existe una gran cantidad de evidencia sobre las políticas más eficaces para reducir su consumo a nivel poblacional, incluidas las restricciones a la comercialización, las medidas para fijar precios (como el precio unitario o la reforma del impuesto sobre el alcohol), el aumento de la financiación del tratamiento, la capacitación de los profesionales, etc.

¿Qué tácticas utiliza la industria del alcohol?

El marketing de bebidas alcohólicas normaliza el consumo de alcohol y fomenta la exposición a productos alcohólicos, lo que se ha relacionado con un mayor consumo de alcohol y a una edad más temprana.

Algunos estudios han encontrado que el marketing de bebidas alcohólicas se relaciona de forma causal con el consumo de alcohol entre jóvenes, a edades más tempranas, y que la promoción de bebidas alcohólicas al aire libre es frecuente en áreas desfavorecidas, lo que contribuye «a mayores tasas de delincuencia en estas áreas». A este respecto, los autores consideran crucial reducir la publicidad exterior de productos no saludables, incluido el alcohol, para ayudar a reducir los problemas sociales y de salud que impulsan las desigualdades. A pesar de ello, la industria del alcohol ha argumentado repetidamente que el consumo de alcohol es «una cuestión de elección» y que el consumo problemático de alcohol es fruto «de la elección individual de hacer un mal uso de sus productos».

Hábitos alimentarios y salud mental

El consumo de comida «basura” con alto contenido de grasas, sal y azúcares y de bajo valor nutritivo se asocia con una peor salud mental en personas adultas, mientras que una dieta saludable (especialmente, una ingesta elevada de verduras, frutas, pescado, agua y fibra) se relaciona positivamente con una buena salud mental. La relación entre la dieta y la salud mental es compleja, en parte debido a su relación bidireccional. Las investigaciones muestran que las personas con problemas de salud mental tienen más probabilidades de tener dietas de menor calidad. También las dietas de baja calidad pueden alterar las respuestas al estrés y podrían estar asociadas con problemas de salud mental relacionados con el estrés. Además, llevar una dieta deficiente durante un largo período de tiempo, aumenta el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2, que también se asocian con una peor salud mental.

Ante esto, los autores consideran «extremadamente importante» tener en cuenta que algunas medidas relacionadas con la alimentación (por ej., contar calorías) pueden exacerbar los riesgos asociados con los trastornos alimentarios.

Existe una fuerte relación entre los alimentos y bebidas poco saludables, las dificultades socioeconómicas y la mala salud mental, lo que significa que la carga de salud mental de los alimentos y bebidas poco saludables recae en mayor medida sobre quienes tienen menos recursos. De hecho, las empresas colocan seis veces más anuncios y puntos de venta de alimentos poco saludables en áreas deprimidas en comparación con las áreas con mejor nivel socioeconómico.

Los ingresos bajos también se asocian con dietas de peor calidad, incluidas altas proporciones de alimentos ultraprocesados ​​con un alto contenido en sal, azúcar y grasas y un bajo contenido de fibra, vitaminas y otros nutrientes. De acuerdo con los autores de este informe, «el estrés de la pobreza puede reducir el “ancho de banda mental” para la toma de decisiones en torno a la alimentación y la dieta». También existe un mayor riesgo de «mecanismos de afrontamiento desadaptativos que impulsan la “búsqueda de comodidad” a corto plazo, incluido el consumo de productos ultraprocesados ​​altamente calóricos». Todo ello, puede provocar que las personas dependan de alimentos de mala calidad, afectando, posteriormente, de forma negativa a su salud mental y física, y dificultando la realización de cambios en la dieta.

La inseguridad alimentaria también es un factor de riesgo significativo para varios problemas comunes de salud mental, en particular, en el contexto de una sociedad menos igualitaria.

¿Qué tácticas utiliza la industria de la alimentación?

La industria de alimentos y bebidas poco saludables aprovecha el menor acceso a alimentos saludables en las zonas desfavorecidas. Los locales de comida rápida suelen abrirse en barrios de zonas más pobres en comparación con las más favorecidas. Esto se traduce en desigualdades tanto en el ámbito de la salud mental como de la salud física: los barrios con una menor concentración de locales de comida rápida tienen una mayor esperanza de vida, lo que deja una brecha de alrededor de dos años de esperanza de vida entre las zonas con menor y mayor concentración de locales de comida rápida.

Fuente. Unsplash. Foto: Ash Edmods. Fecha descarga: 11/3/25

Problemas de juego y salud mental

El juego es un factor que puede exacerbar los problemas de salud mental, y quienes presentan problemas de salud mental corren un mayor riesgo de desarrollar problemas relacionados con el juego. Los autores indican que el juego problemático puede provocar angustia psicológica y suele tener comorbilidad con trastornos del estado de ánimo, ansiedad y consumo de sustancias, asociándose, con mayor frecuencia, con pensamientos suicidas y autolesiones y con el riesgo de suicidio. Entre los y las jóvenes, los síntomas de salud mental y los comportamientos problemáticos se relacionan con un incremento de la frecuencia de juego y del riesgo de desarrollar problemas de juego.

Los efectos negativos del juego tienden a distribuirse de manera desigual, y los grupos más desfavorecidos económica y socialmente suelen correr el mayor riesgo de presentar problemas de juego.

¿Qué tácticas utiliza la industria del juego?

Igual que con los alimentos y bebidas poco saludables, la industria del juego ha intentado ‘culpar’ a los consumidores, etiquetándolos como «usuarios problemáticos» de sus productos que «se niegan a jugar de manera responsable». Para los autores, esta narrativa «aleja la conversación de la regulación de la industria, minimizando el impacto de la publicidad y los productos diseñados para ser adictivos, lo que permite que tanto el gobierno como la industria eludan la responsabilidad por los daños».

El impacto de la contaminación del aire y en la salud mental y física

Los estudios han encontrado vínculos entre la contaminación del aire y el riesgo de una mala salud mental. Los contaminantes transportados por el aire también causan y empeoran dolencias físicas -incluidas enfermedades cardiovasculares, respiratorias y neurológicas-, que, a su vez, aumentan los riesgos de problemas de salud mental.

Además de los efectos directos de la contaminación atmosférica sobre la salud mental y física, hay investigaciones que resaltan el efecto que puede tener también el entorno urbano.

Por otro lado, se sabe que el empeoramiento de los efectos del cambio climático aumenta los riesgos de ansiedad y otros problemas de salud mental. Concretamente, la ansiedad climática (o ‘ecoansiedad’) está especialmente presente entre los y las jóvenes.

La actividad comercial es responsable de la gran mayoría de la contaminación, y tanto los gobiernos como los actores comerciales deben implicarse en regularla y proteger la salud.

Influencia de la publicidad y la desinformación a través de Internet

Actualmente, la mayoría de la población general tiene acceso regular a Internet. Para los autores de este informe, uno de los perjuicios de las redes para la salud mental «es su uso para restar importancia a los daños de algunos de los productos analizados en este informe». Acceder a contenido desinformativo, suele activar el proceso del algoritmo online, que aumenta la exposición a contenidos similares con el que previamente se ha interactuado. Ejemplo de ello, es la información y publicidad emitida por la industria tabacalera que minimiza el efecto negativo del consumo de tabaco, o la que utiliza la industria del alcohol para normalizar y alentar el consumo de alcohol y socavar la información sobre sus daños.

Existen opiniones encontradas sobre si las redes sociales tienen un impacto positivo o negativo en la salud mental. Entre sus beneficios, destacan el acceso a redes de apoyo entre pares y la facilitación de la interacción social. Por el contrario, como efectos adversos se encuentran la visualización «pasiva» de determinadas publicaciones perniciosas, la exposición al ciberacoso o a posibles estafas.

Las empresas de redes sociales son conscientes de los efectos negativos de sus productos sobre la salud mental y optan por no actuar para prevenir daños.

Técnicas comunes de todas las industrias que son perjudiciales para la salud

Las industrias que dañan la salud a menudo piden autorregulación e intentan financiar y dirigir la investigación sobre los impactos de sus productos en la salud. Sin embargo, se trata de empresas privadas que «existen en gran medida para maximizar las ganancias, a veces, a expensas de la salud humana y ambiental».

Las empresas que se benefician de productos no saludables, a menudo, intentan reforzar la idea de que sus productos son seguros si se usan «responsablemente». También con frecuencia, buscan reducir los controles gubernamentales por temor a que dañen sus ingresos. Sin embargo, hay poca evidencia sobre lo perjudicial que puede ser para estos ingresos la aplicación de medidas para proteger la salud.

Las empresas pueden tratar de influir en los legisladores, los medios de comunicación y el público para reducir la amenaza de los impuestos o los controles de precios, las restricciones a la publicidad o las etiquetas de advertencia en los envases. Esto puede adoptar la forma de donaciones y regalos a partidos políticos; lobby en eventos políticos y en grupos y procesos de consulta; ingresos publicitarios a los medios de comunicación; e incluso la financiación de programas ‘educativos’ en las escuelas. Además de esto, crean incertidumbre sobre la evidencia científica de los daños de sus productos al financiar a académicos, organizaciones benéficas ‘de salud’ y científicos.

¿Cómo se puede minimizar la influencia de las prácticas comerciales negativas?

El informe concluye señalando que, con la regulación adecuada, el comercio es una herramienta que puede utilizarse para beneficiar la salud mental y recoge las siguientes recomendaciones, centradas en minimizar la influencia de estas empresas:

  • Crear un plan de salud mental, desarrollar políticas (incluidas las relativas a productos y prácticas comerciales) y un comisionado de Salud Mental.
  • Regular la venta, publicidad y promoción de productos comerciales que perjudiquen la salud mental.
  • Garantizar un compromiso intergubernamental orientado a proporcionar los medios necesarios para vivir una vida mentalmente saludable

Se puede acceder al informe completo desde la página Web del Centre for Mental Health.

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