La proliferación de noticias en los medios relacionadas con conflictos bélicos y actos violentos, especialmente, en contextos escolares, pueden generar confusión, miedo y preocupación en niños/as y jóvenes.
Familias, cuidadores y personal educativo tienen la responsabilidad de ayudar a niños, niñas y adolescentes a sentirse seguros estableciendo una sensación de normalidad y seguridad, reforzando su resiliencia natural y hablando con ellos sobre sus miedos.
Así lo afirma la Asociación Nacional de Psicólogos Educativos (NASP-National Association of School Psychologists), en un documento dirigido a familias y profesionales que trabajan en el ámbito infanto-juvenil (principalmente, personal educativo), a través del cual recoge las siguientes pautas y recomendaciones para abordar con los y las menores el tema de la violencia:
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 01/03/24
Es esencial garantizarles que están a salvo
Recuérdeles que usted y otras personas adultas están ahí para protegerlos. Haga hincapié en que las escuelas son en general muy seguras, aunque algunas noticias puedan contribuir a la percepción de que no lo son. De hecho, las investigaciones son claras en cuanto a que los centros educativos se encuentran entre los lugares más seguros para los niños y las niñas y que la probabilidad de que un o una menor sufra violencia en la escuela es muy baja.
Valide sus sentimientos
Deje que los niños hablen sobre sus sentimientos, ayúdelos a ponerlos en perspectiva y ayúdelos a expresarlos de manera apropiada. Explíqueles que es normal que cuando ocurre una tragedia suscite sentimientos. Si es apropiado para el niño o la niña, reconozca que, a pesar de los casos de violencia, muchos adultos están trabajando para abordar el problema.
Tómese un tiempo para comenzar a hablar
Deje que las preguntas de los/as niños/as le orienten sobre la cantidad y el tipo de información que debe proporcionarles. Sea paciente; los niños, niñas y jóvenes no siempre hablan fácilmente de sus sentimientos. Esté atento a cualquier indicio de que tal vez quiera hablar (por ej., está a su alrededor mientras se encuentra realizando alguna tarea). Algunos niños prefieren llevar a cabo una actividad como ‘salida’ (escribir, tocar música o dibujar). Los niños pequeños pueden necesitar realizar actividades concretas (como dibujar, mirar libros ilustrados o juegos imaginativos) que les ayuden a identificar y expresar sus sentimientos.
Mantenga sus explicaciones apropiadas para el desarrollo
- Primer ciclo de educación primaria: a estas edades necesitan información breve y sencilla, garantizándoles que su centro educativo y sus hogares son seguros y que las personas adultas están ahí para protegerlos. Dé ejemplos sencillos de seguridad escolar, como recordarles que las puertas exteriores están cerradas con llave o que los monitores vigilan a la hora del recreo.
- Segundo ciclo de Educación Primaria y primeros cursos de la educación secundaria obligatoria: los niños suelen ser más explícitos a la hora de realizar preguntas en torno a su seguridad y a las medidas del centro escolar. Es posible que, en algunos casos, necesiten ayuda para separar la fantasía de la realidad. Hable sobre las medidas que se llevan a cabo desde el centro escolar y la comunidad para fomentar escuelas seguras.
- Los y las estudiantes de los últimos cursos de la ESO y de Bachillerato tienen opiniones fuertes y variadas sobre las causas de la violencia en las escuelas y en la sociedad en general. Compartirán sugerencias concretas sobre cómo hacer que el centro escolar sea más seguro y cómo prevenir tragedias en la sociedad. Es clave enfatizar que, si bien los adultos son responsables de mantener seguros al alumnado, ellos mismos pueden desempeñar también un papel importante a la hora de mantener la seguridad de su escuela, siguiendo las pautas de seguridad escolar (por ejemplo, no brindar acceso al edificio a extraños, informar sobre la presencia de extraños o sobre amenazas a la seguridad escolar hechas por estudiantes u otras personas ajenas al centro, etc.), comunicar cualquier inquietud sobre seguridad al personal educativo y solicitar apoyo para sus necesidades de salud mental (en este caso, cobraría especial relevancia contar con la figura del psicólogo educativo dentro del contexto escolar).
Revise los procedimientos de seguridad
Esto debería incluir procedimientos y salvaguardas en la escuela, la comunidad y el hogar. Ayude a los niños a identificar al menos un adulto de referencia en la escuela y en la comunidad a quien acudir si se sienten amenazados o en situación de riesgo.
Observe el estado emocional de los niños y las niñas
Es posible que algunos/as menores no expresen sus preocupaciones verbalmente. Los cambios en el comportamiento, los hábitos alimentarios y los patrones de sueño también pueden indicar el nivel de ansiedad o malestar de un niño o una niña. En la mayoría de ellos/as, estos síntomas van desapareciendo con tranquilidad y con el tiempo. Sin embargo, algunos niños y niñas son más vulnerables y pueden sufrir reacciones más intensas y graves. Aquellos/as que han pasado por experiencia traumática o una pérdida personal, que sufren de depresión u otros problemas de salud mental, o que tienen necesidades especiales, tienen un mayor riesgo. Busque la ayuda de un profesional de la salud mental si tiene alguna preocupación.
Limitar el acceso a la televisión y la atención de las redes sociales a estos eventos
Limite el tiempo que ve la televisión y esté atento al contenido al que accede en ella. La información inapropiada para el desarrollo puede causar ansiedad o confusión, particularmente, en niños pequeños. Las personas adultas también deben ser conscientes del contenido de las conversaciones que mantienen frente a niños/as y adolescentes, y limitar su exposición a comentarios vengativos, llenos de odio e ira que puedan malinterpretarse.
Rectifique la desinformación
Especular o difundir rumores sobre los detalles de un evento violento puede aumentar innecesariamente la ansiedad y el miedo. Enfatice que los cuerpos y fuerzas de seguridad y otras autoridades que desempeñan su labor en este ámbito, son quienes tienen la información más precisa. Es importante contrarrestar conceptos erróneos, como por ejemplo, afirmar que ‘las personas con problemas de salud mental son más propensas a la violencia’. Esta creencia errónea perpetúa el estigma que sufren el colectivo. De hecho, la realidad es que las personas con problemas de salud mental tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia que perpetradoras.
Mantenga una rutina normal
Mantener un horario regular puede ser tranquilizador y promueve la salud física. Asegúrese de que los/as niños/as duermen las horas necesarias, mantengan hábitos alimentarios regulares y realcen actividad física. Anímelos a mantenerse al día con sus tareas escolares y actividades extracurriculares, pero no les presione si parecen abrumados. Apoye conexiones sociales saludables.
Hable sobre los pasos que los/as niños/as y los/as jóvenes pueden seguir para marcar una diferencia positiva. La capacidad de actuar, incluso pequeñas acciones, puede ayudar a reducir la ansiedad y promover la resiliencia. Ayúdeles a identificar organizaciones o asociaciones a las que pueden apoyar, o actividades que pueden hacer, ya sea en relación con la prevención de la violencia o simplemente para hacer una contribución positiva a su familia, escuela o comunidad en general.
Puntos clave a tener en cuenta cuando se hable sobre violencia con niños/as
- Las escuelas son lugares seguros. El personal educativo trabaja con las familias y los proveedores de seguridad pública (como la policía local, los departamentos de bomberos, los servicios de emergencia y los hospitales) para mantener el centro seguro.
- Las personas adultas son responsables de mantenerles seguro, pero todos podemos desempeñar un papel en la seguridad escolar. Transmítale la importancia de ser observador y avisar a un adulto si ve o escucha algo que le haga sentir incómodo/a, nervioso/a, o le asuste.
- Hay una diferencia entre informar, delatar y chismorrear. Explíqueles que pueden proporcionar información importante para evitar daños a otras personas, ya sea directa o anónimamente, contándole a un adulto de confianza lo que sabes o escuchas.
- Aunque no existe una garantía absoluta de que nunca sucederá nada malo, es importante comprender la diferencia entre la posibilidad de que algo suceda y la probabilidad de que nos afecte (o a nuestra comunidad escolar) directamente. Aunque cualquier acto de violencia masiva es horrible e inaceptable, la probabilidad estadística de sufrir ese tipo de violencia en el centro escolar es baja.
- La violencia sin sentido es difícil de entender para todos. Hacer cosas que disfrutamos, seguir nuestra rutina normal y estar con amigos/as y familiares nos ayudan a sentirnos mejor y a distraernos de preocupaciones sobre esta temática.
- En ocasiones, la gente hace cosas malas que lastiman a otras personas. Es posible que no puedan controlar su ira o que estén bajo la influencia de drogas, alcohol u otras sustancias. Los adultos (padres, docentes, cuerpos y fuerzas de seguridad, personal sanitario, etc.) trabajan para ayudar a esas personas y evitar que puedan hacerse daño a sí mismas o a otros. Subraye la importancia de que “todos sepamos cómo obtener ayuda si nos sentimos realmente molestos o enojados y que nos mantengamos alejados de las drogas y el alcohol”.
- El acceso a las armas es el principal factor de riesgo de violencia mortal. Es fundamental mantenerse alejados/as de cualquier tipo de arma y avisar a un adulto si sabe de alguien que esté en posesión de alguna.
- La violencia nunca es una solución a los problemas personales. Los estudiantes pueden ser parte de la solución positiva, participando en programas antiviolencia en la escuela, aprendiendo habilidades de mediación de conflictos y buscando ayuda en personas adultas si ellos o un compañero presentan sentimientos de ira, síntomas de ansiedad y/o depresión u otras emociones que no pueden controlar.
Se puede acceder al documento desde la página Web de la NASP o bien directamente aquí:
Talking to children about violence: tips for family and educators