¿Cómo ayudar a los niños que son socialmente ansiosos?
26 Jul 2024

Algunos niños y niñas tienen problemas para unirse a otros/as para realizar actividades grupales, especialmente, aquellos/as que sienten timidez, ansiedad o son más sensibles. Pueden sentirse abrumados ante grupos grandes de niños/as y, aunque desean jugar, no saben cómo acercarse y ‘romper el hielo’. En algunos casos, una vez superada esta parte -que es la más complicada para ellos-, suelen disfrutar. En otros, incluso estando al lado sin participar, pueden estar pasándolo bien.

Con esta introducción, el Instituto de la Mente Infantil (Child Mind Institute) -organización estadounidense sin ánimo de lucro, cuyo fin es el de facilitar las vidas de los niños y las familias que lidian con la salud mental y los trastornos del aprendizaje-, presenta un artículo en su Centro de recursos para las familias, a través del cual recoge una serie de recomendaciones para ayudar a padres y madres cuyos hijos e hijas sienten timidez y/o ansiedad ante determinadas situaciones sociales que implican participar en juegos con otros niños y niñas.

Tal y como señala el Instituto, al igual que sucede con las personas adultas, hay algunos niños/as que son más extrovertidos/as que otros/as. Para muchos, adaptarse a situaciones sociales (ya sea una fiesta de cumpleaños o una quedada para jugar) puede ser un desafío, incluso si quieren estar allí. Los grupos grandes de niños/as pueden resultar intimidantes incluso para el niño más extrovertido, por lo que, para aquellos que son sensibles o propensos a la ansiedad, la transición puede resultar difícil.

niños socialmente ansiosos

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 25/07/24

De acuerdo con los expertos, si bien puede ser difícil ver a un hijo/a tratando de desenvolverse en entornos que deberían ser divertidos, hay algunas estrategias, “combinadas con una buena dosis de paciencia” que pueden ser de utilidad para los niños y niñas:

Ajustar las expectativas

Si las dificultades cuando se encuentran en situaciones sociales se han convertido en un patrón, es importante aceptar que “esto es parte de la personalidad de su hijo, no un déficit”. Por ejemplo, el hecho de que a muchos niños les gusten las fiestas de cumpleaños no significa que, por norma, tengan que gustarle a un niño. Asimismo, es fundamental ‘repensar’ la percepción de la diversión que tiene su hijo/a: estar al margen de la fiesta mirando no significa que no se esté divirtiendo. A este respecto, se recomienda a los padres dejar de lado las propias expectativas sobre como debe ser la diversión de su hijo/a.

Analizar la situación

Partiendo de la premisa de que hay un problema, el primer paso es analizar la situación para tratar de descubrir qué es lo que le resulta más difícil o qué desafíos enfrenta: ¿puede ser separarse de sus padres antes de unirse a un grupo de niños/as?¿Conocer niños y niñas nuevos/as? ¿Estar en un grupo grande? ¿Miedo a lo desconocido? A partir de aquí, los padres pueden trabajar en estrategias para ayudar a su hijo/a (“Una vez que comprenda el problema, podrá pensar en soluciones”).

El conocimiento es poder

Una de las medidas más efectivas es ofrecerle a su hijo/a la mayor información posible sobre un evento futuro: repasar juntos dónde será, quién estará allí y las diversas situaciones que podrían darse. Los guiones, los juegos de rol, las historias sociales y la anticipación de posibles situaciones, son herramientas excelentes para el niño/a que siente ansiedad ante situaciones sociales.

El objetivo de estas técnicas es darle la confianza que necesita y hacer que la actividad o la situación parezca “menos nueva y aterradora”, de modo que el niño o la niña no se sienta abrumado/a tan fácilmente cuando llega el momento de realizar la actividad real. Aunque no todos los aspectos pueden ser predecibles, tener una idea general de qué se va a encontrar, puede ayudar a los y las menores a sentirse mucho más cómodos/as.

Pequeños pasos y elogiarles

No es realista pensar que los niños que se ponen nerviosos en situaciones sociales, dejarán de estarlo de inmediato. No se puede predecir cuándo comenzarán a beneficiarse de las técnicas: se irán adaptando a las situaciones a su propio ritmo. Es crucial alentarles a dar pequeños pasos fuera de su zona de confort, como comenzar a observar a otros/as niños, luego acercarse, jugar cerca de ellos y finalmente, jugar con ellos.

Llegar temprano para analizar el contexto puede ser otra táctica útil: por ejemplo, si se va a realizar una nueva actividad o a conocer un nuevo grupo, puede ser es útil llegar algunos minutos antes, para irse acomodando poco a poco. Aunque puede parecer incómodo, puede ser de gran ayuda avisar a otros padres sobre lo que le sucede a su hijo/a, avisándoles por ejemplo, de que podría llegar más temprano, no por mala educación, sino para ayudarle a adaptarse. Lo normal es que los otros padres y madres se muestren dispuestos/as a ayudar.

Ante cada pequeño éxito, es clave brindar elogios. Puede ser algo simple como: «me ha gustado cómo has ido y te has sentado a comer un trozo de pizza con todos».

Encontrar un amigo

Otra medida es acercarse a alguien con quien su hijo/a ya se siente cómodo/a. Presentarse con otro/a niño/a puede facilitar la transición en un grupo más grande. Para conocer a otros/as niños/as, es útil buscar puntos en común, por ejemplo, encontrar otro niño o niña con zapatillas similares o un personaje favorito en su camiseta.

Cuándo animarle y cuándo dejarlo estar

Hay momentos en los que es apropiado animar suavemente a su hijo/a y otros, en los que es momento de retroceder. Tiene que haber un camino intermedio, dado que estas situaciones requieren tiempo. Los padres también necesitan tener su propio nivel de tolerancia al estrés.

Si un niño no quiere tener jugar con otros niños/as, se le puede animar, pero poco a poco, por ejemplo, comenzando con algún vecino pequeño, quedando para jugar en su propia casa («su propio terreno») o durante intervalos muy cortos. Es importante saber cuando dejar de insistir, porque seguir animándole puede provocar que el niño o la niña se altere hasta el punto de tener síntomas físicos (dolor de estómago, de cabeza…), y que pueden ser fruto del estrés. Si un/a niño/a llega a este punto, continuar puede ser más perjudicial que dejarlo estar. Es esencial revertir la situación para que pueda calmarse y sentirse seguro/a de nuevo.

Encontrar un grupo de apoyo

Cuando los padres observan que el resto de niños/as participan con facilidad en las situaciones sociales, pueden sentirse aislados y esto puede resultar agotador para ellos. Ante esto, el Instituto considera trascendental que los padres se cuiden también. Que busquen a otras personas que les entiendan, alguien que pueda empatizar con los desafíos de un niño socialmente ansioso.

Fuente: Helping Young Children Who Are Socially Anxious. Tips for helping reluctant children join in play and group activities

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