¿Cómo afecta la falta de sueño a nuestras emociones? Esta fue la pregunta de investigación de un estudio publicado en la revista Psychological Bulletin, que sintetiza los hallazgos de más de 50 años de investigación en el campo.
Según explican los autores, actualmente vivimos en una sociedad que presenta una alta deprivación de horas de sueño. Se estima que cerca del 30% de los adultos y hasta el 90% de adolescentes se encuentran privados de sueño. En la medida en que la falta de sueño puede afectar al estado de ánimo, resulta fundamental comprender esta relación.
Para ello, los autores realizaron una revisión sistemática y metaanálisis de estudios que han analizado los efectos de la privación del sueño en el bienestar y malestar subjetivo de los participantes. En total, seleccionaron 154 estudios con un total de 5.717 participantes de 7 a 79 años.
Así, los autores analizaron los efectos de tres formas de pérdida de sueño: privación total, restricción parcial del sueño o fragmentación del sueño. Asimismo, evaluaron sus efectos en el afecto positivo, el afecto negativo, la salud mental, la reactividad emocional, la ansiedad y la depresión.
El metaanálisis realizado muestra resultados contundentes. Así, todas las formas de deprivación de sueño redujeron el afecto positivo, aumentaron la ansiedad y disminuyeron la capacidad de respuesta frente a estímulos emocionales (reactividad emocional). Sin embargo, los efectos sobre el estado de ánimo negativo y la depresión variaron según el tipo de deprivación de sueño. Asimismo, se detectaron efectos no lineales según la cantidad de sueño perdido y diferencias basadas en la etapa de sueño restringida (por ejemplo, sueño de movimientos oculares rápidos o sueño de ondas lentas).
En conclusión, las tres formas de pérdida de sueño redujeron las emociones positivas y aumentaron síntomas de ansiedad, incluso con pérdidas de sueño cortas. La falta de sueño también afectó a la respuesta emocional, si bien los efectos en la depresión fueron menores y menos consistentes.
Se trata del estudio que realiza una síntesis más completa hasta la fecha sobre los efectos de la falta de sueño en el estado de ánimo. Los autores plantean la necesidad de que se asegure el descanso de la población, especialmente de aquellos adultos que trabajan en sectores con mayor riesgo de falta de horas de sueño. Para ello, insisten en la importancia de adoptar políticas que regulen estas condiciones y protejan la salud del trabajador.
Los autores de la revisión insisten también en la importancia de realizar futuros estudios que contemplen todos los grupos de edad. Igualmente, deben explorar los efectos de la falta de sueño a largo plazo y las posibles diferencias culturales.
Fuente:
Palmer, C. A., et al. (2023). Sleep loss and emotion: A systematic review and meta-analysis of over 50 years of experimental research. Psychological Bulletin. doi.org/10.1037/bul0000410.