La Práctica Basada en la Evidencia en Psicología va más allá de la aplicación del tratamiento con mayor apoyo empírico y comprende otros componentes como son: la pericia clínica y las características del paciente. Así lo establece la Asociación Americana de Psicología (APA) en su documento APA Guidelines on Evidence-Based Psychological Practice in Health Care (Directrices de la APA sobre la práctica psicológica basada en la evidencia en la atención sanitaria), en el que establece un marco de referencia con recomendaciones para llevar a cabo una atención psicológica basada en la evidencia.

En su definición, la APA señala que la Práctica Basada en la Evidencia en Psicología es “un proceso de toma de decisiones para integrar la investigación, la experiencia clínica y las características, la cultura y las preferencias del paciente, con el fin de lograr el mejor resultado para el paciente”. Es, por tanto, un concepto más amplio que la simple aplicación del tratamiento más eficaz, que afecta, no sólo a la intervención, sino también al proceso de toma de decisiones clínicas en la evaluación psicológica, el diagnóstico, la formulación de casos, la prevención, etc.

Tal y como advierte la APA en este informe, las guías de práctica clínica a menudo se centran exclusivamente en seleccionar la mejor evidencia disponible de la investigación en psicología, sobre la eficacia de determinados tratamientos, haciendo poca alusión a la importancia de “la experiencia clínica o las características, la cultura y las preferencias de los pacientes” en los resultados de la intervención.

La guía, dirigida a los psicólogos y psicólogas que trabajan en el ámbito sanitario, ilustra cómo se pueden aplicar los compontes de la práctica basada en la evidencia en el ejercicio profesional, estableciendo las siguientes directrices:

1. Los psicólogos deben ser conscientes de los principios y la importancia de la práctica basada en la evidencia.
2. Los psicólogos deben mantener y mejorar su conocimiento de la investigación y la literatura académica aplicable a su práctica.
3. Los psicólogos deben realizar evaluaciones que sean apropiadas para el entorno, el propósito y la población.
4. Los psicólogos deben realizar la planificación del tratamiento en colaboración con los pacientes y otras personas cuando sea apropiado.
5. Los psicólogos deben cultivar y mantener relaciones terapéuticas eficaces, mejorar sus habilidades y características como terapeutas y trabajar sobre los principios de cambio.
6. Los psicólogos deben adaptar su enfoque clínico a las características, cultura y preferencias de los pacientes de manera que se incremente la eficacia.
7. Los psicólogos deben supervisar el proceso de tratamiento y los resultados clínicos de forma rutinaria.
8. Los psicólogos deben modificar su enfoque clínico cuando es apropiado y terminar el tratamiento cuando el paciente ya no se beneficia o cuando los objetivos del tratamiento se han cumplido.
9. Los psicólogos deben colaborar con otros profesionales cuando es apropiado para facilitar una atención eficaz.
10. Los psicólogos deben promover la salud, el funcionamiento y el bienestar general del paciente.

Según se incluye en el documento, “las directrices pretenden facilitar el desarrollo sistemático de la profesión y promover un alto nivel de práctica profesional por parte de los psicólogos”.

Se puede acceder al informe en el siguiente enlace:

APA Guidelines on Evidence-Based Psychological Practice in Health Care