La prevención del consumo de drogas en la escuela es muy importante. Es el lugar donde se hace más prevención, dado que es el momento en que se inician al consumo de drogas muchas personas. Los efectos del consumo son claros, en forma de fracaso escolar, abandono de la escuela, dependencia, problemas personales y psicopatológicos, etc. De ahí la relevancia de que no se inicien en el consumo de drogas, retrasen la edad de inicio y sepan afrontar aquellas situaciones en las que las drogas están presentes. Y lo mismo ocurre con las adicciones comportamentales. Los programas preventivos escolares son eficaces y coste-eficientes: sabemos cuáles son los que mejor funcionan y hay una amplia experiencia con ellos.
Esta es una de las interesantes conclusiones recogidas en la guía de buenas prácticas y calidad en la prevención de las drogodependencias y de las adicciones, desarrollada por el psicólogo Elisardo Becoña Iglesias, en colaboración con la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (Ministerio de Sanidad) y el Plan Autonómico de Adicciones de la Región de Murcia (Dirección General de Salud Pública y Adicciones), en el marco del programa “Portal de Buenas Prácticas en reducción de la demanda de drogas y otras adicciones”.
Conocer los factores de riesgo y protección es clave para detectar problemas y aplicar programas de prevención
Tal y como señala su autor, tanto el consumo de drogas como las adicciones comportamentales (juego patológico, uso problemático de internet…), son fenómenos de gran relevancia social, que producen dependencia, problemas sanitarios, legales, escolares, laborales, familiares, personales, y mayor mortalidad. Asimismo, a nivel asistencial, miles de personas acuden anualmente a tratamiento por estos motivos.
Como bien se indica en el documento, “uno de los de los avances más significativos en el campo del consumo de drogas ha sido conocer distintos factores de riesgo y de protección en ellas”. Estos son fundamentales tanto para la detección de problemas de consumo, como para la aplicación de programas preventivos.
Actualmente, es esencial conocer ambos tipos de factores y actuar sobre ellos, tanto en la infancia y la adolescencia, como en la adultez temprana (entre los 18 y los 30 años). En la misma línea, a mayor edad, hay que considerar los factores de riesgo y protección en el ámbito laboral, siendo distintos en función del momento desde el inicio en el mercado laboral (16-18 años) hasta su abandono (en torno a los 65 años).
La guía aborda las buenas prácticas a seguir para el diseño, implementación y evaluación de programas preventivos
A lo largo de la guía, se abordan en detalle todos estos factores y se recogen los criterios de buenas prácticas a seguir para el diseño, implementación y evaluación de un programa preventivo. A este respecto, diferencia entre prevención universal (el tipo más general de prevención, aplicable a toda una población, ej., a los jóvenes de 12 a 14 años), prevención selectiva (dirigida a grupos de riesgo identificados) e indicada (dirigida a personas de alto riesgo de consumo), añadiendo aquí la prevención ambiental, centrada en el desarrollo de normas y leyes, y que ha cobrado una gran relevancia en los últimos años, y con un alto nivel de eficacia (ej., a partir de la aprobación del Convenio Marco para el Control del Tabaco por parte de la Organización Mundial de la Salud).
El documento dedica diversos capítulos a analizar las buenas prácticas en relación con los siguientes tipos de intervenciones preventivas: prevención escolar (aplicable en la escuela e institutos), prevención universitaria (aplicable a los alumnos de la Universidad), prevención familiar (para familias habitualmente con hijos en riesgo de consumo, o con otros problemas que tienen mayor riesgo de consumir), prevención comunitaria (para toda la población, en muchos casos integrando a las dos anteriores como parte de ella), del medio laboral (especialmente, para problemas de alcohol), del ocio nocturno y la vida recreativa (para los/as jóvenes que consumen abusivamente alcohol y drogas cuando salen de marcha), y de las adicciones comportamentales o conductas realizadas en exceso (juego patológico, adicción a los videojuegos, uso problemático de Internet y/o del teléfono móvil, trastornos clínicos que se confunden con adicciones, etc.).
Fuente:
Se puede acceder al documento completo desde la página Web de la DGPNSD, o bien directamente aquí
Becoña Iglesias, E. (2023). Guía de buenas prácticas y calidad en la prevención de las drogodependencias y de las adicciones. Madrid: Ministerio de Sanidad. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, 467 p.