Un total de 966.924 alumnos/as con necesidades educativas específicas recibieron apoyo educativo durante el curso 2022/2023. De ellos, 262.732 presentaban necesidades educativas especiales asociadas a algún tipo de discapacidad o trastorno grave, siendo los casos más frecuentes, el alumnado con trastornos del espectro del autismo (29,7%), con discapacidad intelectual (26,9%) y con problemas graves de conducta (26,1%). Los 704.192 restantes corresponden a otras necesidades específicas de apoyo educativo, entre las cuales destacan las problemáticas derivadas de situaciones de vulnerabilidad socioeducativa (36,0%), seguido de las dificultades de aprendizaje (31,0%), los trastornos de la atención (7,8%), los trastornos leves y moderados del desarrollo del lenguaje y la comunicación (7,7%) y las altas capacidades intelectuales (7,3%).
Estos son algunos de los datos correspondientes al Alumnado con Necesidad Específica de Apoyo Educativo 2022/2023, publicados por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, en el marco de la Estadística de las Enseñanzas no Universitarias, un documento cuyo objetivo es brindar información relativa a la prestación de atención educativa diferente a la ordinaria, al alumnado que requiera de estos recursos.
Esta estadística se realiza en cooperación con las Comunidades Autónomas por medio de la Comisión de Estadística de la Conferencia Sectorial de Educación, e incluye al alumnado valorado por los correspondientes servicios de orientación educativa o el personal competente a tal efecto.
A continuación, resumimos los principales datos de la nueva estadística:
Aumenta un 2% la cifra de alumnos/as valorados/as con necesidades educativas específicas
La cifra de alumnos y alumnas valorados/as con necesidades educativas específicas, y que reciben apoyo educativo, asciende, en el curso 2022-2023, a un total de 966.924, lo que representa el 12,0% del total de alumnado (un 2% más que el curso anterior).
De ellos, 262.732 (27,2%) corresponderían a alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales, donde el apoyo está asociado a algún tipo de discapacidad o trastorno grave, y los restantes 704.192 (72,8%) a alumnado con otras necesidades específicas de apoyo educativo.
Teniendo en cuenta las enseñanzas en las que están matriculados todos/as los/as alumnos/as, las enseñanzas básicas, incluida la Educación Especial específica, concentran el 79,3% de este alumnado, integrado por el 42,5% de Educación Primaria, el 32,5% de ESO y el 4,3% de Educación Especial.
Más niños (61,6%) que niñas (38,4%) presentan necesidades específicas de apoyo educativo
Los niños son mayoría en el alumnado con necesidad específica de apoyo educativo (el 61,6% frente al 38,4% de niñas), porcentaje que se eleva en el alumnado con necesidades educativas especiales asociadas a algún tipo de discapacidad o trastorno grave (70,1%), reduciéndose algo entre quienes presentan otras necesidades específicas (58,4%).
El alumnado con necesidades educativas especiales supone el 3,3% del alumnado total de las Enseñanzas de Régimen General no universitarias, y el alumnado con otras necesidades específicas el 8,7%. Los mayores porcentajes se presentan en los centros públicos y en la enseñanza concertada (3,6% y 3,2% del total de alumnado, respectivamente), siendo muy reducido en la enseñanza privada no concertada (0,7%).
En los niveles obligatorios, el alumnado que recibe apoyo a necesidades educativas especiales, es de 3,5% en E. Primaria y de 2,9% en la ESO.
262.732 alumnos presentaban necesidades específicas de apoyo educativo, asociadas a algún tipo de discapacidad o trastorno grave
El alumnado con necesidades educativas especiales asociadas a una discapacidad, asciende a 262.732 alumnos, de los que 41.521 (15,8%) cursan Educación Especial específica y 221.211 (84,2%) están escolarizados en enseñanzas ordinarias.
La categoría más numerosa es la de los trastornos del espectro del autismo, con 78.063 alumnos/as (29,7%), seguida de la discapacidad intelectual con 66.266 (26,9%) y los trastornos graves de la conducta, con 68.565 (26,1%). El alumnado con discapacidad motora asciende a 15.560 (5,9%) y, entre el alumnado con discapacidades sensoriales, 9.321 (3,5%) presentan discapacidad auditiva y 4.053 (1,5%) discapacidad visual. Hay 11.737 alumnos con pluridiscapacidad (4,5%).
Por sexo, los datos indican que el porcentaje de niñas se sitúa alrededor del 40% en varias de las discapacidades, si bien su peso es más reducido en la atención a trastornos del espectro del autismo (17,8%) y a trastornos graves de conducta (22,0%). El peso de las niñas en el alumnado con necesidades educativas especiales en centros ordinarios (29,1%) es más reducido que en la Educación Especial específica (34,0%).
Una parte importante del alumnado con necesidades educativas especiales, el 84,2%, está escolarizado en centros educativos de enseñanza ordinaria y el 15,8% restante en centros y unidades de Educación Especial.
Atendiendo al tipo de discapacidad, los mayores porcentajes de escolarización en centros ordinarios corresponden a los trastornos graves de conducta (98,1%), trastornos graves de la comunicación y el lenguaje (98%) y discapacidad auditiva (95,5%). El menor nivel de escolarización en centros ordinarios se da entre el alumnado con pluridiscapacidad, con un 40,9%.
704.192 alumnos/as presentaban otras necesidades específicas de apoyo educativo
El número de alumnos y alumnas que reciben apoyo educativo ligado a necesidades “no consideradas dentro de las necesidades especiales” es de 704.192. De ellos/as, destacan aquellos/as que presentan problemáticas derivadas de situaciones de vulnerabilidad socioeducativa (36,0%), seguido de los/as que reciben apoyos por dificultades de aprendizaje (31,0%), por trastornos de la atención (7,8%), por trastornos leves y moderados del desarrollo del lenguaje y la comunicación (7,7%), por altas capacidades intelectuales (7,3%), por retraso madurativo (3,8%), por integración tardía en el sistema educativo español (2,8%) y por desconocimiento grave de la lengua de aprendizaje (2,5%), quedando sin asociar a una categoría concreta un colectivo de un 1,1%.
La mayoría del alumnado con otras necesidades específicas de apoyo educativo corresponde a las enseñanzas obligatorias, con 313.316 en Educación Primaria y 253.234 en ESO. En las enseñanzas postobligatorias estas cifras se reducen mucho más. En el caso de los “Otros programas formativos”, responden en su mayoría a situaciones de vulnerabilidad socioeducativa.
Si se tiene en cuenta la distribución por sexo del otro alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, los datos muestran que hay un mayor porcentaje de niños en todos los casos. Los porcentajes ‘más equilibrados’ se detectan en la atención de situaciones de vulnerabilidad socioeducativa, donde el porcentaje de niñas es del 48,5%, en integración tardía en el sistema educativo español, 46,9%, y en desconocimiento grave de la lengua de aprendizaje, 45,8%. Hay un menor porcentaje de niñas en los trastornos de la atención (26,9%), en el apoyo por retraso madurativo (27,5%) y trastornos leves y moderados del desarrollo del lenguaje y la comunicación (32,3%).
Incorporar psicólogos educativos en los centros escolares: una medida clave
Todos estos datos relativos a alumnos y alumnas que reciben apoyo en el centro educativo y el visible incremento que se viene registrando en este porcentaje, ponen de relieve la necesidad de incorporar psicólogos/as educativos/as en los centros escolares, sin menoscabo de otros profesionales.
De acuerdo con Garaigordóbil (2023), son muchas las actividades que realiza la figura profesional del psicólogo educativo tanto con el alumnado, como con el personal docente y las familias dentro de esta contextualización, entre ellas, la evaluación psicológica y diagnóstico, cuyo objetivo es: (1) la detección de problemas emocionales, de salud mental y/o de trastornos de la personalidad; (2) la identificación y diagnóstico tempranos de trastornos del desarrollo; (3) el diagnóstico de estudiantes con problemas intelectuales y altas capacidades; (4) el diagnóstico de trastornos de conducta, emociones, problemas de socialización…; (5) la detección de necesidades educativas especiales, problemas y trastornos del aprendizaje; (6) la identificación de situaciones de acoso (presencial y tecnológico); (7) el diagnóstico de adicciones (sustancias, tecnologías…); y (8) la evaluación de parámetros asociados a la elección académica y profesional.
Contar con psicólogos y psicólogas educativos/as en los contextos escolares es, por lo tanto, una necesidad puesta de relieve y, según la APA, un reto para este 2024, siendo cada vez más los expertos/as y organizaciones, incluido el Consejo General de la Psicología, que abogan por incorporar esta figura clave en el desarrollo funcional y equilibrado de un centro educativo en todos los niveles.
Se puede acceder a la estadística desde la página Web del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, o bien directamente aquí: