Un nuevo estudio avala el rol clave de la prevención escolar de la violencia de género como factor de protección
08 Oct 2020

Cerca de 1 de cada 4 menores ha estado expuesto a algún tipo de violencia de género contra la madre.

Esta es una de las alarmantes conclusiones del estudio “Menores y Violencia de Género”, promovido y coordinado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, y realizado por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid.

El informe que viene a completar la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, publicada el pasado mes de septiembre, recoge las siguientes conclusiones

  • Los datos sobre la prevalencia de la exposición de menores a la violencia de género contra la madre muestran que, aproximadamente 1 de cada 4 menores (el 24,7%) ha estado expuesto a alguna de las 12 situaciones de violencia de género contra la madre (VGM).

Autor: cottonbro Fuente: pexels Fecha descarga: 06/10/2020

Las situaciones mencionadas con más frecuencia (un 14,3%) son las de violencia psicológica: «insultar o ridiculizar» y «hacer sentir miedo», seguido de aquellas que deterioran de una forma especial la autoestima (“decirle que no vale nada”, en un 8,7% de los casos) y las de control abusivo (en un 8,5%). En tercer lugar, el 7,7% de los y las menores ha tenido conocimiento de intentos de aislamiento y el 7,1% de agresiones físicas.

En menor porcentaje, se menciona el maltrato contra la madre ejercido a través de Internet y las redes sociales (por un 1,5%), y “presiones para actividades de carácter sexual en las que ella no quería participar” (por un 2,5%).

De acuerdo con los autores del estudio, estos datos sugieren que la prevalencia de la exposición de menores a la violencia de género contra su madre es superior a la que suele suponerse.

  • Un 11,5% de los menores afirma haber sufrido directamente violencia psicológica por parte de la pareja de su madre (en el caso de la madre es del 14,3%), y un 10,7% señala que les ha hecho “sentir miedo” (a sus madres en un 14,3% de los casos).

    Un dato a reseñar es que el porcentaje de menores que han sufrido agresión física (un 8,6%) es superior al de las situaciones que han conocido hacia su madre (7,1%), invirtiéndose aquí las cifras.

    Un 8,7% de los y las menores reconocen que les dijeron “que no valen nada”, y a un 8,3% les intentó “controlar decidiendo por él o ella hasta el más mínimo detalle”. El porcentaje de intento de aislamiento de las amistades es de un 5,8% a las/os menores y un 7,7% a la madre. Las situaciones de maltrato que en ambos casos se reconocen con una menor frecuencia son: la difusión de mensajes, insultos o imágenes por las redes sin permiso (por un 1,6% a los/as menores y un 1,5% a la madre), seguidas de las “presiones para actividades de carácter sexual en las que no querías participar” (un 1,7% a menores y un 2,5% a la madre).

  • Las chicas muestran más sensibilidad para reconocer la violencia de género contra la madre y a los chicos les resulta más difícil.

  • El origen inmigrante de la familia está significativamente relacionado con el tipo de exposición a la violencia de género contra la madre. Los autores subrayan la necesidad de prestar una especial atención a esta condición y a la mayor exclusión y dificultad de acceso a los recursos con los que puede estar relacionada.

  • La exposición a la violencia de género contra la madre se asocia con problemas en el bienestar y el desarrollo que es necesario prevenir y curar: peor rendimiento académico, más dificultades de integración escolar y percepción de peores relaciones entre estudiantes, menor autoestima, problemas de salud física (dolores de cabeza, de estómago, de espalda, dificultades para dormir, mareos y agotamiento…) y psicológica (tristeza, irritabilidad, nerviosismo y miedo), consumo de sustancias así como uso problemático y riesgo de adicción a Internet y redes sociales.

    Las consecuencias en los y las menores expuestos a la violencia contra su madre son similares a las que se han encontrado en las mujeres que sufren este tipo de violencia. El malestar físico y psicológico y la menor autoestima producidos por la repetida exposición a la violencia se perfilan como causas posibles de las dificultades que los/as menores presentan en todos los ámbitos (académico, grupo de iguales, redes sociales…), dificultades que, a su vez, agravarían los problemas que las han originado.

    La exposición a la máxima violencia de género de la madre multiplica por 2,7 el riesgo de sufrir abuso sexual entre las chicas. Es necesario prevenirlo desde la infancia.

    La intervención con estos/as menores debería tratar de paliar los distintos tipos de daño detectados. Para ello, los autores del informe consideran necesario coordinar la intervención desde múltiples contextos: alejando al menor de la violencia, eliminando el miedo y el estrés, desarrollando habilidades para afrontarlo, construyendo una autoestima adecuada, promoviendo habilidades y oportunidades para mejorar su desarrollo académico, favoreciendo de forma proactiva la integración en el grupo de iguales, un buen uso de las nuevas tecnologías, etc. Asimismo, señalan la importancia de llevar a cabo la prevención del abuso sexual desde los 6 o 7 años de edad, enseñando a detectar lo que es una situación de abuso, a quién y cómo pueden pedir ayuda.

  • Los valores con los que se identifican los y las menores expuestos a la violencia de género contra la madre son defender la igualdad (especialmente, en aquellos con alto grado de exposición) y simpatía (más destacado en el grupo no expuesto). Aquellos y aquellas menores que más han visto violencia contra sus madres, principalmente las chicas, valoran como características de una pareja ideal aquellas que describen relaciones asimétricas en las que el hombre protege a la mujer: “ser líder entre los grupos”, la “fuerza física”, “defender la igualdad” y “buscar la justicia”.

  • Los datos ponen de manifiesto que la exposición a la violencia de género contribuye a desarrollar una mentalidad sexista y de justificación de la violencia que conlleva una reproducción intergeneracional de este tipo de violencia. En el caso de las chicas, la exposición a la violencia de género contra la madre incrementa el riesgo de sufrirla en sus relaciones de pareja; los chicos, por su parte, tienen un mayor riesgo de reproducirla como agresores.

    El maltrato directo hacia el/la menor por parte del hombre que maltrató a la madre es un factor que eleva el riesgo de reproducir la violencia en las relaciones de pareja desde la adolescencia.

  • La persona con quien conviven puede ser una condición de riesgo o de protección. Vivir con la madre, víctima de la violencia de género, parece ser una condición de protección frente al riesgo de que los chicos reproduzcan dicha violencia en sus parejas. En cambio, vivir con el padre incrementa el riesgo.

  • En el 70% de los casos el maltrato ha sido realizado sólo por su padre, en el 24,6% solo por otro hombre y en el 5,4% por el padre y por otro hombre.

  • La ayuda psicológica de calidad se perfila como una condición de protección. A este respecto, el 18% de adolescentes que respondieron haber conocido alguna de las 12 situaciones de maltrato contra su madre respondieron haber recibido ayuda psicológica para tratar el posible daño producido por estas situaciones. Para el 58,4% de los y las jóvenes, la ayuda psicológica recibida ha sido buena o muy buena, siendo algo mejor valorada que la psiquiátrica.

  • El estudio muestra la prevención escolar de la violencia de género como eficaz condición de protección. El 46,8% de menores recuerdan haber trabajado contra la violencia de género en la escuela. Ese trabajo de prevención de la violencia de género, hace que las chicas que lo recuerdan tengan menos riesgo de vivir violencia de género en sus parejas. Esto no significa que la prevención escolar sea suficiente, sino que hay que incluirla en un tratamiento integral, junto con otras medidas desde todos los contextos de desarrollo.

Los resultados de este estudio suponen un punto de partida para comparar avances posteriores y evaluar la puesta en marcha desde los centros educativos de las propuestas del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, en el que se expresa el consenso existente en la sociedad para llegar a ser cómo queremos ser, sustituyendo un modelo de relación, basado en el dominio y la sumisión, por la igualdad y el respeto mutuo.

El informe está disponible a través de la página Web de la Delegación del Gobierno, o bien directamente a través del siguiente enlace:

Estudio sobre menores y violencia de género

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