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En los últimos años, se ha producido un cambio en la forma en que las personas socializan y se relacionan. Cada vez es más común optar por los medios tecnológicos y el uso de redes sociales como medio principal de comunicación, especialmente entre la población joven, a quienes se les ha identificado como la generación digital. El uso de las TRICS (Tecnologías de la Relación, Información y Comunicación) se ha extendido hasta tal punto que resulta de vital importancia conocer cuáles son las posibles consecuencias, tanto positivas como negativas, derivadas de su uso. Algunos aspectos ventajosos del uso de las TRICS son que posibilitan la eliminación de barreras geográficas y temporales, permiten estar en contacto continuo e inmediato, y proporcionan una sensación de vinculación permanente, lo que parece favorecer el fortalecimiento de relaciones. Sin embargo, una mala gestión de estas tecnologías puede llegar a afectar a diversas áreas como la autoestima, percepción de apoyo social o satisfacción con la vida. Además, las TRICS resultan ser herramientas idóneas para quienes acosan, dañan e incluso ejercen violencia de género. |
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En el espacio virtual se reproducen las mismas desigualdades de género que en el espacio offlline, pero con otros tiempos, formas y significados. Por lo que ser mujer constituye un factor de riesgo también en las redes sociales. El concepto ciberviolencias de género hace referencia a aquellas violencias desarrolladas contra las mujeres y las niñas, y que se sustentan en el mundo virtual; las tecnologías son usadas como medio para infligir daño o dominio sobre ellas (Estébanez y Vázquez, 2013). Se trataría por tanto del traslado de las violencias de género a la realidad online, donde se digitalizan las situaciones violentas, intimidatorias y los comportamientos de control (monitorizar lo que la pareja hace en sus redes sociales, acceder a sus cuentas personales, etc.). Y en este sentido, la violencia a través de las TRICs, si bien es un problema reciente que manifiesta nuevas formas de ejercer la violencia tradicional, sigue estando causada por las mismas razones, la cultura patriarcal. A través de estas tecnologías, se sigue perpetuando la violencia ideológica, simbólica y sexista basada en estereotipos y roles de género. Investigadoras de la Universidad de Granada han llevado a cabo una serie de estudios con el objetivo de indagar sobre la percepción que tiene la juventud sobre el control en las relaciones de pareja. En concreto, se llevaron a cabo dos estudios, uno con hombres (n = 224) y otro con mujeres (n = 120). En ambos, se presentó a las/os participantes un escenario de control hacia la pareja, bien a través de whatsapp o bien cara a cara, en el que tenían que adoptar el rol de observadores/as o protagonistas (hombres = agresores; mujeres = víctimas) de la historia y contestar a una serie de preguntas sobre la percepción de control, riesgo, justificación, gravedad, etc. Además, se analizó cómo el sexismo ambivalente y los mitos del amor romántico afectan a la percepción que los/as jóvenes tienen del control en la pareja. Los principales resultados indican que la mayoría de jóvenes consideran el control una práctica habitual entre las parejas de su edad, sin embargo, pocas personas manifiestan sufrir o ejercer control en sus relaciones, en la línea de lo encontrado por Donoso, Baños, Hurtado y Soto (2016). Además, cuando se les muestra un escenario concreto de control y se les pide que se imaginen que son protagonistas (vs. Observadores/as), las mujeres tienden a no percibir el riesgo y los hombres tienden a no identificar que podrían estar ejerciendo control. Así, las conductas de control se trasladan y reproducen a través del medio tecnológico, percibiéndose con la misma normalidad que en el contexto más tradicional (Estébanez y Vázquez, 2013; Gómez-Franco y Sendín, 2014). Los resultados de los estudios también pusieron de manifiesto que la ideología sexista y los mitos del amor romántico constituyen un importante factor de riesgo de violencia en la pareja. Altos niveles de sexismo predicen menor atribución de gravedad y mayor justificación de la conducta violenta, y una alta puntuación en mitos del amor romántico predice una baja percepción de riesgo en la pareja por parte de las chicas, así como una mayor justificación de la conducta violenta por parte de los chicos. Estos hallazgos señalan que las actitudes sexistas y los mitos sobre el amor romántico afectan a la forma en que se desarrollan las relaciones, y legitiman modelos de dominación basados en la cultura patriarcal y la distinción por género. Este trabajo contribuye a investigaciones previas, proporcionando información sobre variables asociadas a las ciberviolencias de género. Además, se derivan implicaciones prácticas de gran relevancia como es la importancia de educar en igualdad y en el uso responsable de las TRICS, ya que lo ciber no es la causa de la violencia sino sólo una herramienta, y estas mismas tecnologías pueden convertirse en un medio para documentar, denunciar, visibilizar violencias y ayudar a crear redes de apoyo. Asimismo, resalta la necesidad de desarrollar programas de prevención e intervención destinados a confrontar la violencia de género en todas sus formas, prestando especial atención al papel que desempeñan las creencias sexistas y los mitos del amor romántico en el desarrollo y mantenimiento de las relaciones de pareja. Investigaciones como ésta muestran la importancia de dotar de recursos que posibiliten la creación de espacios seguros para la población en general y las mujeres en particular, dando una respuesta efectiva ante el problema. El artículo completo puede encontrarse en la revista Psychosocial Intervention: Sánchez-Hernández, M. D., Herrera-Enríquez, M. C., & Expósito, F. (2020). Controlling behaviors in couple relationships in the digital age: Acceptability of gender violence, sexism, and myths about romantic love. Psychosocial Intervention, 29(2), 67-81. https://doi.org/10.5093/pi2020a1 | ||||
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