Los trastornos mentales (principalmente, ansiedad y depresión) constituyen, por detrás de los accidentes de tráfico, las autolesiones y la violencia interpersonal, una de las diez principales causas de años de vida ajustados por discapacidad entre los adolescentes. Esta es una de las conclusiones del último Estudio de la Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo (GBD-Global Burden of Diseases, Injuries, and Risk Factors Study), una evaluación a través de la cual se estima la incidencia, prevalencia, mortalidad, años de vida perdidos (AVP), años vividos con discapacidad (AVD) y años de vida ajustados por discapacidad (AVAD o DALY por sus siglas en inglés), debidos a 369 enfermedades y lesiones, en 204 países y territorios, desde 1990 a 2019. Tal y como señalan los autores del informe, publicado en la revista The Lancet, en una era de cambios en las agendas globales y mayor énfasis en las enfermedades y lesiones no transmisibles junto con las enfermedades transmisibles, es esencial contar con evidencia sólida y actualizada sobre las tendencias, tanto del progreso como de los patrones adversos, en función de la causa a nivel nacional, para reflejar los efectos de las políticas de salud pública y la prestación de atención médica. |
| |||
De acuerdo con los datos obtenidos, la salud mundial ha mejorado de manera constante durante los últimos 30 años, medida por los cambios en las tasas de AVAD estandarizadas por edad. Si bien la salud ha mejorado, teniendo en cuenta el crecimiento y el envejecimiento de la población, el número absoluto de AVAD se ha mantenido estable. A juicio de los autores del estudio, los formuladores de políticas deben ser conscientes de que el número de AVAD representa la carga de morbilidad que deben gestionar los sistemas de salud del mundo. Los diez impulsores más importantes del aumento de la carga (es decir, las causas que han registrado los mayores aumentos absolutos en el número de AVAD entre 1990 y 2019) incluyen seis causas que afectan en gran medida a los adultos mayores (cardiopatía isquémica, diabetes, accidente cerebrovascular, enfermedad renal crónica, cáncer de pulmón y pérdida auditiva relacionada con la edad), mientras que las otras cuatro causas (VIH/SIDA, otros trastornos musculoesqueléticos, lumbalgia y trastornos depresivos) son comunes desde la adolescencia hasta la vejez. A pesar de que estas diez afecciones han contribuido con el mayor número de AVAD adicionales durante el período de 30 años, tan solo el VIH/SIDA, otros trastornos musculoesqueléticos y la diabetes han experimentado grandes aumentos en las tasas de AVAD estandarizadas por edad, con un incremento del 58,5% para el VIH/SIDA, del 7% para otros trastornos musculoesqueléticos y del 4% para la diabetes. Sin embargo, la carga del VIH/SIDA alcanzó su punto máximo en 2004 y se ha reducido sustancialmente después de la ampliación mundial del tratamiento antirretroviral (TAR). Los cambios en las tasas estandarizadas por edad para la enfermedad renal crónica, la pérdida auditiva relacionada con la edad y los trastornos depresivos han sido pequeños. Se observa también una reducción sustancial en las tasas estandarizadas por edad en la cardiopatía isquémica, el accidente cerebrovascular y el cáncer de pulmón. Aunque la mayoría de las diez causas principales de AVAD son las mismas para ambos sexos en 2019, se observan algunas variaciones en función del género: los accidentes de tráfico (en el cuarto lugar para los hombres), la cirrosis (en noveno lugar) y el cáncer de pulmón (en el décimo) se encuentran entre las diez primeras solo en el caso de los hombres, mientras que, entre las mujeres, estas causas se sustituyen por lumbalgia (sexto lugar), enfermedades ginecológicas (en el noveno) y cefaleas (en el décimo). La carga para los niños menores de 10 años se ha reducido profundamente entre 1990 y 2019, en un 57,5%. Los impulsores clave de este progreso incluyen grandes reducciones en las principales enfermedades infecciosas que afectan a los niños (a saber, infecciones de las vías respiratorias inferiores, enfermedades diarreicas y meningitis), cada una de las cuales ha disminuido en más del 60% entre 1990 y 2019. En 2019, los trastornos neonatales fueron la principal causa de carga en este grupo de edad, y representan el 32,4% de los AVAD globales del grupo, pasando del 23,0% en 1990. El cambio en la carga de morbilidad en la adolescencia ha sido mucho más modesto. Los AVAD se han reducido en un 6,2% en general entre 1990 y 2019. Los AVAD para las enfermedades no transmisibles han aumentado en un 13,1%, mientras que las lesiones y las enfermedades infecciosas se han reducido en un 24,8% y un 18,7%, respectivamente. Entre las diez principales causas de AVAD en adolescentes de 10 a 24 años, se encuentran los accidentes de tráfico, las autolesiones (cuyo porcentaje se ha reducido durante el período de estudio, según los autores, tal vez debido a un mejor acceso a los servicios de salud mental y una reducción en el acceso a medios de suicidio más letales) y la violencia interpersonal. Los traumatismos causados por accidente de tráfico, el VIH/SIDA, el dolor lumbar, las cefaleas y los trastornos depresivos, también se sitúan entre las diez primeras causas en el grupo de edad de 25 a 49 años. En la adolescencia se observan también notables diferencias en función del género: mientras que las tres principales causas de AVAD en los jóvenes son los accidentes de tráfico, las autolesiones y la violencia interpersonal, en las jóvenes son los dolores de cabeza, los trastornos depresivos y los trastornos de ansiedad las que se sitúan como las tres principales causas de AVAD. En el grupo de edad de 25 a 49 años, el VIH/SIDA constituye la segunda causa principal de AVAD en 2019 a pesar del descenso registrado desde 2005. Para acabar con esta enfermedad, que supone una amenaza para la salud pública para 2030, ONUSIDA estima que se necesitaría un aumento sustancial de la financiación mundial, si bien se observa que los países de altos ingresos han reducido su financiación. Se observa que los trastornos por dolor de cabeza ocupan una posición destacada en las clasificaciones AVAD entre los grupos de 10 y 24 años y de 25 a 49 años. El estudio lamenta la poca atención que han recibido estos trastornos en los debates mundiales sobre políticas de salud, manifestando que, si bien no existe cura para estos trastornos, sí se cuenta con tratamientos sintomáticos y preventivos eficaces disponibles. Las cardiopatías isquémicas, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes no se encuentran entre las causas principales en los dos grupos de edad más jóvenes, pero han emergido como los principales contribuyentes a la carga en el grupo de edad de 25 a 49 años y, de manera más prominente, en los grupos de mayor edad (más de 75 años). Estas enfermedades comparten muchos factores de riesgo y enfoques de tratamiento comunes. La carga en los países de ingresos altos ha ido disminuyendo rápidamente desde la década de 1980, pero se ha detectado una recesión más reciente en esta disminución en los últimos 5 años como una explicación importante de la desaceleración en el aumento de la esperanza de vida. A este respecto, el estudio señala que los países de medianos y bajos ingresos aún tienen amplias oportunidades para hacer un mayor uso de las estrategias de intervención eficaces conocidas (control del tabaco, tratamientos para bajar la presión arterial y el colesterol, y respuesta de emergencia y tratamiento para eventos agudos) que han demostrado ser efectivas en los países de ingresos altos. Sin embargo, la creciente prevalencia de diabetes, vinculada al aumento casi omnipresente del índice de masa corporal a nivel mundial, está mitigando el camino hacia la reducción de la carga de enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, las clasificaciones destacadas de la EPOC y el cáncer de pulmón en los grupos de 50 a 74 años y de 75 años o más ponen de relieve la necesidad continua de implementar medidas de control del tabaco y atención para reducir la exposición a la contaminación del aire en interiores y exteriores. Los países de ingresos bajos y medianos ya representan el 62,6% de la carga mundial de EPOC y cáncer de pulmón, y es probable que esta proporción aumente drásticamente en las próximas décadas debido al envejecimiento de la población y al menor control del tabaco y la contaminación del aire. El hallazgo de que las tasas de AVAD del cáncer de pulmón están disminuyendo en el grupo de 50 a 74 años, pero no en los de 75 años o más, puede deberse, probablemente, a un efecto de cohorte; para los autores, esto podría ser alentador si refleja una mayor respuesta al control del tabaco en las generaciones más jóvenes, lo que se traducirá en nuevas disminuciones en los próximos años. La enfermedad de Alzheimer y otras demencias, junto con las caídas son dos de las 10 principales causas de AVAD solo para las personas de 75 años o más. La capacidad de intervenir mediante la prevención o el tratamiento de la demencia sigue siendo limitada a pesar de un gran esfuerzo de investigación y desarrollo para identificar los fármacos, si bien los esfuerzos continúan. Hay buena evidencia de que una variedad de riesgos modificables (tabaco, inactividad física, riesgos metabólicos y pérdida auditiva) contribuyen al desarrollo de la demencia, pero poca con respecto a la efectividad de las intervenciones que abordan estos factores de riesgo. Las caídas en los ancianos son comunes y están relacionadas con medicamentos psicotrópicos y cardiovasculares, el deterioro cognitivo, la depresión y la fragilidad. En esta línea, la evidencia señala la eficacia de las intervenciones multifactoriales que combinan educación, ejercicio e intervenciones de modificación de la seguridad en el hogar. Entre los 50 y los 74 años, los trastornos depresivos junto con el cáncer de mama y otros trastornos musculoesqueléticos, aparecen entre las diez primeras causas solo en el caso de las mujeres, mientras las lesiones, la cirrosis y la tuberculosis se ubican entre las diez primeras para los hombres. El estudio advierte de que la discapacidad se está convirtiendo en un componente cada vez más importante de la carga de morbilidad. Para sus autores, el problema más importante es que la mayor parte del enfoque de la salud pública mundial se ha centrado en las intervenciones para salvar vidas, dirigidas a las principales causas de muerte. Los principales factores que contribuyen a la discapacidad, como las afecciones musculoesqueléticas y los trastornos mentales, están asociados con pocas muertes. A medida que la discapacidad se convierte en un componente cada vez más importante de la carga de morbilidad y, lo que es más importante, en un componente mayor del gasto en salud, se necesita un incremento en la inversión en la investigación para identificar nuevas y más eficaces estrategias de intervención. Con una población mundial que envejece rápidamente, las demandas de los servicios de salud para hacer frente a los problemas discapacitantes, que aumentan con la edad, requerirán que los responsables de las políticas se anticipen a estos cambios. En este sentido, el GBD ofrece información clave sobre los cambios que se necesitarán en los diferentes servicios de salud, en términos de instalaciones y personal adecuadamente capacitado. El informe concluye señalando que, teniendo en cuenta el crecimiento de la población y los cambios en la estructura de edades, la salud continúa mejorando a nivel mundial. Sin embargo, la carga absoluta de enfermedad y su impacto asociado en los sistemas de salud permanecen decididamente constantes. En esta línea pone de manifiesto la trascendencia de un seguimiento estrecho de las tendencias sanitarias y una cuidadosa evaluación de las políticas de las opciones para contrarrestar las tendencias adversas. Dado que las principales causas de los AVAD, así como las soluciones, difieren sustancialmente entre los grupos de edad, sus autores destacan la necesidad de formular políticas para las diferentes fases del curso de la vida. Se puede acceder al informe completo desde la página Web de The Lancet, o bien directamente a través del siguiente enlace: |
Descienden los casos de suicidio y deja de ser la principal causa de muerte externa en España, según el INE
En el año 2023, se han producido en España 18.033 fallecimientos por causas externas, de ellos, 4.116 corresponden a casos de suicidio, una cifra que se reduce por primera vez desde 2018 (…)