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El Trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones. Las obsesiones consisten en ideas (no puedo tocar la mesa porque me voy a contaminar), imágenes horribles y repugnantes (no soporto la imagen, la foto que me viene a la cabeza es asquerosa) o impulsos (parece que me voy a tirar por la ventana) intrusivos, no deseados por quienes los sufren. Causan gran ansiedad y malestar, resultándole muy difícil o imposible suprimirlas. Los pensamientos obsesivos son el modo más frecuente. Las obsesiones más frecuentes en la infancia/adolescencia son las relacionadas con el miedo a contaminarse, a menudo acompañadas por compulsiones de lavado de manos y evitación de objetos considerados contaminados. También son frecuentes las preocupaciones acerca de la seguridad de los padres o de ellos mismos. En edades tempranas es frecuente que los niños no sepan reconocer o explicar en qué consisten sus obsesiones e incluso, en ocasiones, las pueden describir como voces dentro de su cabeza, siendo lo más manifiesto, la compulsión o ritual que realizan ellos y que pueden obligar a realizar a los demás. Las compulsiones se definen como comportamientos (comprobar, lavar, ordenar, etc.) o actos mentales (rezar, contar, repetir palabras, etc.) de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas estrictas. |
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Estas conductas y actos mentales tienen por finalidad prevenir situaciones negativas y de reducir el malestar. Las compulsiones más frecuentes, además de los lavados, son contar o tocar de forma repetida, releer o reescribir las tareas escolares, realizar oraciones silenciosas, caminar (dar saltos) de una forma concreta, etc. Estudios epidemiológicos han demostrado que el TOC es relativamente prevalente en niños y adolescentes, arrojando tasas similares (alrededor del 2%) a las observadas en adultos. El TOC también suele asociarse a otros trastornos psicológicos, como tics, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, ansiedad o depresión, que aumentan el grado de malestar y complican el tratamiento y el pronóstico. Recientemente, nuestro equipo ha realizado un estudio meta-analítico centrado en la influencia de determinadas variables en la eficacia de los tratamientos psicológicos del TOC pediátrico poniendo de manifiesto que la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es un tratamiento efectivo para reducir la sintomatología del TOC infantil, además de disminuir los síntomas de ansiedad y depresión (Rosa-Alcázar, Sánchez-Meca, Rubio, Bernal-Ruiz y Rosa-Alcázar, 2022). Los síntomas depresivos son menores en niños con TOC que en pacientes adultos con este mismo problema. Esta investigación conlleva importantes implicaciones clínicas: (1) La TCC es eficaz en el tratamiento del TOC infanto-juvenil. (2) La TCC disminuye los síntomas de ansiedad y depresión asociados a este problema ahorrando así recursos en cuanto a la implementación de otros tratamientos. (3) En muestras pediátricas con bajos niveles de depresión no es necesario añadir un tratamiento específico para reducir los síntomas depresivos, ya que la TCC podría disminuirlos. (4) Es necesaria la detección e intervención temprana de este trastorno ya que a medida que aumenta la edad, se puede incrementar el nivel de gravedad de estos pacientes, siendo más resistentes al tratamiento. El artículo completo puede encontrarse en: Rosa-Alcázar, Á., Sánchez-Meca, J., Rubio-Aparicio, M., Bernal-Ruiz, C. y Rosa-Alcázar, A. I. (2022). Cognitive-Behavioral therapy and anxiety and depression level in pediatric obsessive-compulsive disorder: A systematic review and meta-analysis. Psicothema, 34, 353-364. | ||||
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