El pasado 11 de marzo de 2025 se publicó quiénes fueron los galardonados en los Premios Fronteras del Conocimiento. Estos premios se otorgan desde la Fundación BBVA y quieren reconocer e incentivar la investigación y creación cultural de excelencia, en especial aquellas contribuciones de amplio impacto por su originalidad y significado. En esta XVII edición, en la categoría de ciencias sociales, el premio se le ha entregado a Icek Ajzen (Universidad de Massachusetts), Dolores Albarracín (Universidad de Pennsylvania), Mahzarin Banaji (Universidad de Harvard), Anthony Greenwald (Universidad de Washington) y Richard Petty (Universidad Estatal de Ohio) por contribuciones que han revolucionado la teoría de las actitudes (la forma de entenderlas y medirlas) y sus aplicaciones prácticas en la psicología, la sociología, las ciencias políticas, la educación, la salud, la economía y otras áreas.

Estos premios son un reconocimiento a la ciencia de la psicología y a su importante contribución a la sociedad y al resto de las ciencias.

El jurado de estos premios lo forman expertos internacionales e independientes de cada área. La composición del jurado depende tanto de la Fundación BBVA y como del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La colaboración entre estas dos instituciones quiere asegurar la objetividad, independencia y criterios de excelencia en todo el proceso.

Fuente: Pexels. Foto: Pavel Danilyuk. Fecha: 12/03/25

En esta edición se le ha dado importancia a los estudios sobre cómo conformamos nuestra opinión y qué sesgos hay tras ella

El estudio de las actitudes arroja información sobre cómo evaluamos los objetos, personas e ideas y las decisiones que tomamos al respecto. En palabras del jurado, los cinco premiados han «contribuido significativamente a predecir y comprender el comportamiento humano: cómo se persuade a las personas, qué sesgos ocultos pueden tener y cómo se pueden cambiar las actitudes».

Una de las aplicaciones de estos trabajos es mejorar el diseño de campañas para que puedan llegar a la población, combatiendo la desinformación y las teorías conspirativas. De este modo, se puede informar a los responsables políticos y agentes sociales para que prevengan la polarización, los prejuicios étnicos y los estereotipos infundados; por ejemplo, a la hora de realizar campañas de prevención del SIDA o para favorecer la vacunación antes ciertas enfermedades.

Las actitudes influyen en nuestra conducta y no tienen por qué obedecer a argumentos racionales

El estudio de las actitudes surgió a principios del siglo XX dentro de la psicología social. Las actitudes son evaluaciones, positivas o negativas, que una persona hace sobre un objeto, idea o individuo, y juegan un papel importante en la toma de decisiones cotidianas: «Estoy de acuerdo con…», «A mí me gusta…», «Yo nunca…». Nos ayudan a desenvolvernos en el día a día, Aunque no determinan de manera directa el comportamiento, la relación entre la actitud y la acción depende de su accesibilidad: por ejemplo, son más accesibles si vienen de la experiencia directa y son producto de algo que hemos reflexionado, o las que se basan en elementos o estímulos específicos, y no cuestiones generales.

Asimismo, hay toda una serie de variables que estos autores y autoras han estudiado a lo largo de décadas que pueden influir en que cambiemos o no nuestras actitudes o nuestro comportamiento: la presión social percibida, la percepción sobre la facilidad o dificultad de realizar determinada acción, la valoración que hagamos de la fuente de información, el tiempo que se le dedica a procesar cierta información (la relevancia: cuanto menos tiempo le dediquemos, más nos basaremos en factores emocionales)… Todas estas variables resultan muy útiles para comprender las resistencias al cambio, a ignorar cierta información, etcétera. Además, ayuda a entender que la polarización en ideas y conductas puede estar motivada por un sentimiento de amenaza, de juicio o menosprecio, que empuja a la reafirmación.

Las teorías conspirativas florecen en sociedades donde hay más incertidumbre

La desinformación tiene apariencia de información, pero en realidad son mensajes intencionales. A veces esos mensajes no se contrastan, pero otras veces sí, y aun así, a pesar de la evidencia que los desmiente, las personas los mantienen. El problema se agrava cuando la desinformación concierne a creencias que pueden tener un impacto muy negativo sobre la sociedad, como por ejemplo, según afirma Dolores Albarracín, las teorías conspirativas en torno a las vacunas.

Desde el trabajo de las personas galardonadas, uno de los puntos clave es no atacar la desinformación negándola, sino proponiendo alternativas (en vez de negar ideas contra la vacunación, mostrar los beneficios de la vacunación).

Los sesgos implícitos: aquellos de los que no somos conscientes

El jurado también destaca la creación de instrumentos para medir los sesgos implícitos, que se refiere a aquellos de los que no somos conscientes. Así, por adaptación social, ya desde los dos años hemos podido adquirir prejuicios, por ejemplo, racistas o sexistas, de los que no tenemos consciencia, pero que se pueden medir por test o por neuroimagen, observando las reacciones de la amígdala.

Estos sesgos afectan a todos los ámbitos sociales, de ahí la importancia de tomar conciencia de ellos y entender cómo influyen desde la sombra en nuestro día a día y en las decisiones políticas y de otros y otras agentes sociales.

En un momento en el que incluso la ciencia y sus investigaciones se están desacreditando, y en una época donde los canales de comunicación se han expandido tanto que la desinformación puede constituir un auténtico bombardeo, se reconoce con estos premios la labor de aquellos y aquellas que pueden tener la llave para amortiguar el efecto tan negativo de guiar nuestra conducta por sesgos de los que, a veces, ni siquiera somos conscientes.

Puedes consular más información en la página de la Fundación BBVA o pinchando directamente aquí.