La psicología, como disciplina científica, ha buscado establecer principios psicológicos universalmente válidos sobre el comportamiento humano. Sin embargo, la escasez de estudios aplicados que reflejen, con precisión, la realidad fuera del «laboratorio», la estructura actual de incentivos académicos —que favorece la cantidad frente a la calidad— y las políticas de publicación de las revistas científicas —que incentivan los estudios originales frente a estudios de replicabilidad y aplicados—, han puesto en cuestión, en los últimos tiempos, la credibilidad del conocimiento científico en psicología.
Con estas ideas en mente arranca el artículo publicado, el pasado mes de diciembre, en la revista Nature Reviews Psychology, y titulado La investigación aplicada es el camino hacia la legitimidad en la ciencia psicológica (Applied research is the path to legitimacy in psychological science; Andersen, 2025).
Según explica Judith P. Andersen, autora del artículo, a pesar de que los resultados de las investigaciones psicológicas suelen presentarse como generalizables a las diferentes poblaciones, a menudo, estos provienen de estudios realizados en contextos artificiales y con muestras no necesariamente representativas —como, por ejemplo, estudiantes universitarios de países occidentales industrializados—.
La presencia de estos (y otros) sesgos metodológicos, unida al hecho de que la investigación psicológica se sustenta, mayoritariamente, en estudios de «investigación básica», reflexiona Andersen, puede no solo afectar a la credibilidad de los hallazgos psicológicos, sino que puede limitar, también, su aplicabilidad en contextos reales, creando una brecha entre la teoría psicológica y su aplicabilidad.
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Fuente: Unsplsh. Foto: Matt Walsh. Fecha: 20/2/25.
Los problemas propios de los métodos de investigación utilizados
Para Andersen, uno de los principales problemas a la hora de generar conocimiento en psicología se encuentra en la metodología utilizada, con frecuencia, en los estudios psicológicos. Señala la autora que muchos experimentos se llevan a cabo en entornos altamente controlados que, aunque permiten el aislamiento de variables específicas, no reflejan la complejidad de las interacciones humanas en el mundo real. Este problema puede afectar claramente a la validez externa (es decir, al grado en el que las conclusiones extraídas de un estudio se pueden extrapolar o generalizar más allá de la muestra de población estudiada) de los hallazgos, ya que un fenómeno observado en condiciones de laboratorio no necesariamente se manifestará de la misma manera en la vida cotidiana.
Andersen explica que un ejemplo de esta limitación se observa en el estudio de los sesgos implícitos en la toma de decisiones médicas. Los sesgos implícitos, conocidos como sesgos sociales o culturales, pueden afectar a las actitudes y evaluaciones, dando lugar a comportamientos discriminatorios que, a menudo, son involuntarios y no intencionales y que tienen impacto a la hora de tomar decisiones, por ejemplo, en contextos médicos. Así, Andersen describe que, si bien existen numerosos experimentos de laboratorio que sugieren la existencia de estos sesgos, pocos estudios los han examinado directamente en contextos hospitalarios, donde los y las profesionales de la medicina deben tomar decisiones rápidas bajo presión y con múltiples factores contextuales en juego. Sin la existencia de esta investigación aplicada, no es posible determinar con certeza si las intervenciones propuestas para reducir los sesgos realmente funcionan en entornos clínicos reales.
Señala, además, otra dificultad que es la que tiene que ver con las muestras utilizadas en muchos estudios psicológicos, ya que es frecuente —sobre todo en investigaciones provenientes de países anglosajones— que estén limitadas a poblaciones WEIRD (Western, Educated, Industrialized, Rich, Democratic), lo que impide la generalización de los resultados a otras poblaciones. Andersen insiste en que, aunque este problema ha sido reconocido desde hace mucho tiempo, persiste debido a la facilidad de acceso y disponibilidad de estas muestras en los entornos académicos.
El impacto de los sesgos en la investigación psicológica
La presencia de sesgos en la investigación, bien conocidos por los investigadores e investigadoras, puede afectar gravemente a su credibilidad y a la aplicabilidad de los resultados.
Andersen destaca, por ejemplo, el sesgo de selección de participantes, que favorece la inclusión de ciertos grupos mientras excluye a otros. Esta selección no solo limita la generalización de los hallazgos, sino que también perpetúa una visión reduccionista del comportamiento humano.
El artículo refleja, igualmente, otros ejemplos, como el sesgo metodológico a través del cual los/as investigadores/as diseñan estudios que favorecen la confirmación de sus hipótesis, en lugar de someterlas a pruebas rigurosas en entornos reales. Como resultado, los efectos observados en el laboratorio pueden no manifestarse en la vida cotidiana, lo que pone en duda la utilidad de muchas teorías psicológicas.
Finalmente, la autora alude a otros problemas, no menos importantes, que son los relacionados con los sesgos de publicación: las revistas científicas tienden a favorecer estudios con resultados novedosos y estadísticamente significativos, mientras que los estudios de replicación suelen ser rechazados o considerados de menor importancia. Estas prácticas, impiden la consolidación de un cuerpo de conocimiento robusto y replicable, lo que puede menoscabar la credibilidad de la psicología como ciencia.
Los problemas de las revistas científicas y los incentivos para publicar
Los sistemas de acreditación, desarrollo profesional en el ámbito académico y de publicación científica refuerzan y promueven muchas limitaciones y problemas de cara al desarrollo de la investigación en cualquier campo y, muy específicamente, en psicología.
Como indica Andersen, uno de los problemas es que el personal investigador está fuertemente incentivado a producir un alto número de publicaciones para poder progresar y avanzar en su carrera. Esta situación conduce a una sobreproducción de estudios de laboratorio (investigación básica) con hallazgos y resultados que pueden ser llamativos, pero tienen poca o dudosa aplicabilidad.
Otro problema clave es que las revistas de alto impacto rara vez publican estudios de replicación. Esto es preocupante porque la replicabilidad es un pilar fundamental de la ciencia. Si los resultados de un estudio no pueden ser replicados por otros investigadores, su validez queda en entredicho. Andersen argumenta que la falta de incentivos para estudios de replicación contribuye, también, a la crisis de reproducibilidad en psicología y reduce la confianza en sus hallazgos.
Además, un último escoyo, es que los estudios aplicados enfrentan mayores dificultades para ser publicados. Andersen menciona que estos estudios suelen ser rechazados en la fase editorial por considerarse de «interés limitado», debido a su énfasis en poblaciones específicas o contextos particulares. Irónicamente, este criterio se aplica de manera desigual, ya que muchos estudios básicos que utilizan muestras WEIRD son publicados sin cuestionamientos sobre su capacidad de generalización.
Necesidad de promover la credibilidad de la psicología
Con el objetivo de fortalecer la credibilidad de la psicología, Andersen propone varias estrategias:
- Incentivar la investigación en contextos naturales: Las universidades y los organismos de financiación deberían priorizar estudios que se desarrollen en entornos reales y que aborden problemas concretos de la sociedad (investigación aplicada).
- Diversificar las muestras: Es crucial que los estudios incluyan poblaciones representativas de diversas culturas, niveles socioeconómicos y experiencias de vida y garantizar la representatividad de las muestras.
- Fomentar la replicación: Las revistas científicas deberían reflexionar sobre sus modelos editoriales e introducir cambios en los criterios de publicación para valorar los estudios de replicación tanto como los de descubrimiento original.
- Cambiar la estructura de incentivos de los contextos académicos: Los comités de contratación y promoción de la carrera de las universidades deberían valorar la investigación aplicada y el impacto social de los estudios, en lugar de centrarse, únicamente, en la cantidad de publicaciones que la persona ha publicado en revistas de alto impacto.
- Aumentar la transparencia y el acceso abierto a los datos: La adopción de prácticas de ciencia abierta podría ayudar a mejorar la credibilidad y replicabilidad de la investigación psicológica. Entre estas prácticas se incluyen la prepublicación de artículos y el acceso completo a las bases de datos.
Concluyendo…
En conclusión, Andersen sostiene que la investigación aplicada es el camino para aumentar la legitimidad de la psicología y que, sin un cambio en la metodología, la estructura de incentivos académicos y las prácticas de publicación, la disciplina seguirá enfrentando cuestionamientos sobre su validez y relevancia en la sociedad.
Fuente:
Andersen, J.P. (2025). Applied research is the path to legitimacy in psychological science. Nature Review Psychology, 4, 1–2. https://doi.org/10.1038/s44159-024-00388-9.