Una mayor aceptación y uso de cigarrillos electrónicos en los círculos sociales (familia o amigos); el género masculino; una edad más temprana; y mayor disponibilidad de dinero, son los principales factores de riesgo para el consumo de cigarrillos electrónicos detectados entre la población adolescente. Los principales motivos para consumirlos son el bajo riesgo percibido para este tipo de cigarrillos y los sabores llamativos. Asimismo, lejos de servir como estrategia para reducir el daño o abandonar el hábito tabáquico en esta población, la evidencia indica que el uso de cigarrillos electrónicos es una forma complementaria de consumo de nicotina al cigarrillo convencional, observándose que realizan un uso dual de ambos. Teniendo esto en cuenta, las estrategias de prevención específicas orientadas a abordar la influencia social, las percepciones y la accesibilidad, son cruciales para reducir el uso de cigarrillos electrónicos entre los y las adolescentes.
Estas son algunas de las principales conclusiones de un estudio publicado en la revista Tobacco Induced Diseases y llevado a cabo por psicólogos investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia, con el objetivo de establecer los factores de riesgo y protección a la hora de consumir cigarrillos electrónicos en la adolescencia, las razones de uso, las asociaciones con el consumo de tabaco y otras sustancias, y las motivaciones para dejar de fumar.
Tal y como señalan los autores del estudio, investigaciones previas afirman que los factores de riesgo del uso de cigarrillos electrónicos en adolescentes son similares a los del tabaco convencional. De hecho, la mayoría de adolescentes que consumen cigarrillos electrónicos suelen fumar también tabaco convencional.
A este respecto, la evidencia actual destaca diversos factores de riesgo de uso de cigarrillos electrónicos, entre ellos, el tabaquismo y el uso y consumo de otras sustancias, el consumo parental y el tabaquismo en el grupo de iguales. Los usuarios y usuarias de este tipo de cigarrillos hacen referencia a una serie de beneficios que, desde su perspectiva, justifican su uso.
Así, en comparación con los cigarrillos convencionales, destacan que los electrónicos saben mejor, se obtiene más efecto con menos cantidad y, en definitiva, son más baratos, más discretos, lo que permite un uso menos estigmatizado socialmente; molestan menos a los que les rodean; pueden ser más aceptados en el paisaje sensorial urbano, particularmente en espacios libres de humo; y presentan una imagen ‘cool’.
Entre los y las adolescentes, las principales razones para experimentar con cigarrillos electrónicos incluyen la curiosidad, los sabores atractivos, los amigos y amigas consumidores/as y los beneficios percibidos en comparación con los cigarrillos convencionales, debido a la creencia de que los electrónicos son menos dañinos y ayudan a dejar de fumar. Esto conduce a una disminución del riesgo percibido de estos dispositivos en relación con el tabaco convencional.
Numerosos estudios sugieren que el consumo de cigarrillos electrónicos en la adolescencia se asocia con el tabaquismo posterior
De igual modo en que la percepción del riesgo atribuible al consumo de drogas en la adolescencia se relaciona con la probabilidad real de consumir drogas, también es cierto para los cigarrillos electrónicos: numerosos estudios confirman que el consumo de este tipo de cigarrillos en la adolescencia se asocia con el tabaquismo posterior. Por lo tanto, se ha sugerido que los electrónicos constituyen ‘una puerta de entrada’ al inicio en el tabaquismo.
También hay evidencia de asociaciones entre el consumo de cigarrillos electrónicos con el consumo de alcohol; de marihuana; de otras drogas ilícitas; y con el uso de medicamentos con y sin receta.
A diferencia de las personas adultas que pueden utilizar cigarrillos electrónicos, los y las adolescentes tienen mayor probabilidad de cambiar de los electrónicos a cigarrillos convencionales. A pesar de toda la evidencia acumulada en contra del uso de cigarrillos electrónicos en la población adolescente española, los estudios epidemiológicos reportan una prevalencia del 44,3% para algún uso en la vida y del 22,8% para los últimos 12 meses. Estas cifras están lejos del 5% de prevalencia de tabaquismo que se pretende alcanzar con las estrategias de fin de juego, a pesar de que el porcentaje de usuarios y usuarias se ha reducido como resultado de las estrategias implementadas por la OMS para el control de tabaco.
Las medidas actuales para prevenir el tabaquismo y uso de productos relacionados en la adolescencia, son insuficientes
Para los autores del presente estudio, es evidente que estas medidas son insuficientes para prevenir el uso de tabaco y productos relacionados como los cigarrillos electrónicos, probablemente, debido a las estrategias utilizadas por la industria tabacalera, muchas de las cuales están orientadas a la población adolescente y juvenil. También puede deberse a la falta de implementación de algunas de estas medidas en España. Ante esto, han realizado este estudio con el propósito de conocer la evidencia existente en la población adolescente sobre: 1) los factores de riesgo y de protección del consumo de cigarrillos electrónicos; 2) los motivos para consumirlos; 3) la asociación entre el uso de cigarrillos electrónicos con la consolidación del consumo de tabaco y otras sustancias; y 4) la evidencia sobre el uso de cigarrillos electrónicos como estrategia para dejar de fumar.
Para tal fin, han emprendido una revisión sistemática siguiendo las directrices PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic reviews and Meta-Analyses) en PROSPERO (CRD42024532771). Las búsquedas en Web of Science y PubMed/MEDLINE (marzo-abril de 2024) han utilizado términos como «cigarrillo electrónico» y «adolescentes» con un marco PICO (Población, Intervención, Comparación y Resultados). Los criterios de inclusión incorporan estudios sobre adolescentes de 10 a 19 años, publicados en inglés o español (2018-2024). Tres revisores han seleccionado los estudios de forma independiente, logrando una fiabilidad entre evaluadores del 96%. La extracción de datos ha seguido tablas estandarizadas y la calidad metodológica se ha evaluado utilizando las herramientas MMAT y GRADE, lo que garantiza una evaluación sólida de la evidencia sobre el uso de cigarrillos electrónicos en adolescentes.
A continuación, recogemos los principales resultados del estudio:
La búsqueda de sensaciones y los niveles más altos de impulsividad se relacionan con un mayor riesgo de consumo de cigarrillos electrónicos a una edad más temprana
- En cuanto a los factores de riesgo individuales, el género se identifica como un predictor, siendo los hombres más propensos a consumir cigarrillos electrónicos. Con relación a la edad, los/as adolescentes mayores (de 17 a 18 años) tienen menos probabilidades de consumir este tipo de cigarrillos en comparación con los/as adolescentes más jóvenes (de 14 a 15 años). Sin embargo, se observa que los adolescentes varones más jóvenes (de 13 a 14 años) tienen menos probabilidades de consumir que las adolescentes mujeres más jóvenes (de 13 a 14 años). La búsqueda de sensaciones y los niveles más altos de impulsividad se asocian con un mayor riesgo de consumo de cigarrillos electrónicos a una edad más temprana.
- Con relación a la percepción del riesgo, los/as adolescentes consideran que el riesgo para la salud es bajo debido, “a una comprensión insuficiente de los daños de los cigarrillos electrónicos a nivel individual, y a la idea de que las consecuencias negativas son menores que para los cigarrillos convencionales”.
- Entre los factores sociales, los datos muestran que aquellos/as adolescentes con mayor exposición a la nicotina y mayor aceptación y uso de cigarrillos electrónicos en sus círculos sociales, como la familia o los amigos, tienen mayor riesgo de un uso más problemático de éstos.
- Otros autores han encontrado un aumento del uso de cigarrillos electrónicos entre los/as adolescentes de hogares con mayor renta económica. Un mayor nivel de educación de los padres, así como un mayor control parental, protege frente al tabaquismo y el uso de cigarrillos electrónicos.
Mayor aceptación y uso de los cigarrillos electrónicos en los círculos sociales, la edad, el género, la baja percepción de riesgo y mayor ingreso económico disponible, son factores de riesgo entre los/as adolescentes
- Los contextos escolares están estrechamente relacionados con el uso de cigarrillos convencionales y electrónicos. Los chicos de centros educativos con altos niveles de consumo de alcohol y marihuana tienen mayor riesgo de uso de cigarrillos electrónicos en comparación con las chicas que asisten a los mismos centros escolares. El absentismo escolar también se ha mostrado como un factor de riesgo en el consumo, mientras que, por otro lado, el excelente rendimiento académico parece ser un factor protector para la experimentación con cigarrillos electrónicos.
- Así, de acuerdo con el presente estudio, de todos los factores de riesgo, los que presentan mayor respaldo empírico, en base al número de estudios y la calidad de la evidencia son: 1) mayor aceptación y uso de cigarrillos electrónicos en sus círculos sociales (familia o amigos); 2) el género, indicando que los chicos muestran mayor uso y consumo de este tipo de cigarrillos en comparación con las chicas; 3) baja percepción de riesgo; 4) la edad, asociándose menor edad a mayor riesgo; y 5) la disponibilidad de mayor ingreso económico disponible entre los/as adolescentes.
¿Cuáles son las principales razones señaladas por los/as adolescentes para iniciarse en el uso de los cigarrillos electrónicos?
- Algunas de las principales razones para iniciar y continuar el uso y consumo de los electrónicos son la socialización, el disfrute, los sabores y la curiosidad. En cuanto a los sabores, se ha encontrado que los/as adolescentes que vapean sabores no tradicionales (frutas, dulces, etc.) presentan más probabilidades de continuar vapeando. Los sabores refrescantes se relacionan con mayores tasas de uso y una mayor frecuencia de consumo. Además, también se ha encontrado que los sabores mejoran el atractivo del producto e influyen en las percepciones de daño. Las percepciones entre la población adolescente sobre las consecuencias negativas para la salud son menores para los cigarrillos electrónicos que para los convencionales, lo que favorece su uso.
- Esta percepción positiva del uso de los electrónicos incluye creencias favorables sobre los beneficios sociales y psicológicos de su uso, así como resultados positivos en la regulación del afecto. Además, quienes consumen algún producto de tabaco perciben los electrónicos como menos nocivos en comparación con los abstemios, con la creencia de que los electrónicos tienen un menor potencial de adicción y son más seguros que los convencionales. Los y las adolescentes también perciben que el uso de cigarrillos electrónicos implica un bajo riesgo para la salud, lo que favorece su uso y consumo.
Uso de cigarrillos electrónicos, consolidación del consumo de tabaco y otras sustancias entre los y las adolescentes
- Los cigarrillos electrónicos pueden servir como ‘puerta de entrada’ al consumo posterior de cigarrillos convencionales. Los y las adolescentes de 13 a 14 años (usuarios tempranos) que consumen los electrónicos, tienen tasas más altas de iniciación posterior al tabaquismo que los/as de 14 a 15 años (usuarios tardíos) consumidores de electrónicos.
- Al igual que en la literatura previa respecto al tabaquismo, en las investigaciones analizadas en el presente estudio también se confirma una mayor aceptación y uso familiar de los cigarrillos electrónicos como factor de riesgo para su uso problemático, o las amistades con personas con mayor probabilidad de uso y consumo. En lo referente a la relación entre el consumo de este tipo de cigarrillos con los convencionales y con otras sustancias, la evidencia destaca el cannabis, seguido del consumo de cigarrillos convencionales y del consumo de alcohol.
Los adolescentes suelen usar de forma complementaria los cigarrillos electrónicos y los convencionales
- La evidencia sobre la eficacia de los cigarrillos electrónicos como herramientas de reducción de daños o para dejar de fumar en adolescentes sigue sin ser concluyente, ya que algunos estudios transversales respaldan su utilidad y otros encuentran evidencia contraria.
- El uso dual de cigarrillos electrónicos y convencionales es la conducta más frecuente entre los adolescentes que consumen productos de nicotina. Para los adolescentes, los electrónicos parecen ser un producto de nicotina complementario a los convencionales, y no un reemplazo. En este caso, el uso de cigarrillos electrónicos como estrategia para dejar de fumar es poco común en adolescentes, dado que no inician su uso para reducir o dejar de fumar. De hecho los electrónicos no disuaden del hábito de fumar cigarrillos, sino que pueden fomentarlo en esta población.
- Por su parte, las personas adultas son significativamente más propensas que los y las adolescentes a utilizar cigarrillos electrónicos con el fin de dejar de fumar o reducir el hábito del tabaco. Los/as adolescentes que hacen un uso dual pueden ver los electrónicos como menos dañinos y, por lo tanto, pueden estar menos motivados para dejar de usarlos. Además, experimentar más síntomas de dependencia específicos de los electrónicos se asocia con menores probabilidades de querer o intentar dejar de fumar en el último año.
Independientemente de la edad, es necesario fomentar el ‘no-consumo’ de cigarrillos electrónicos y otras modalidades de consumo de tabaco
- El Convenio Marco para el Control del Tabaco pone de manifiesto la preocupación por el consumo de tabaco en niños, niñas y adolescentes, destacando, especialmente, el riesgo y la necesidad de intervención a edades cada vez más tempranas. Es importante destacar que quienes comienzan a fumar en la adolescencia tienen mayor riesgo de convertirse en fumadores diarios. Aunque los efectos a largo plazo aún se desconocen, la exposición a la nicotina durante la adolescencia puede tener consecuencias adversas para el desarrollo cerebral y podría conducir a la dependencia.
- En consecuencia, independientemente de la edad de los y las adolescentes, es necesario fomentar el no-consumo de cigarrillos electrónicos y otras modalidades de consumo de tabaco. Con base en la evidencia acumulada y avalada en el presente estudio, los autores afirman que los componentes que “claramente deberían incorporarse en los programas de prevención universal basados en la escuela son aquellos que abordan la búsqueda de sensaciones, el control de la impulsividad y la normalización social del consumo”.
- En la misma línea, es crucial desmontar las falsas creencias relacionadas con la normalización del consumo y también con la percepción de bajo riesgo asociado al consumo de cigarrillos electrónicos, estrategia hábilmente utilizada por la industria.
- Sin embargo, más allá de los factores de riesgo y de protección, los autores consideran esencial tener en cuenta la importancia de la vulnerabilidad que estos factores crean en los/as adolescentes e identificar a los individuos o grupos que son más vulnerables. Un reto futuro de la prevención puede ser establecer mecanismos para detectar la vulnerabilidad al consumo de drogas en edades tempranas y diseñar respuestas efectivas mediante programas de prevención selectivos y adecuados, dirigidos tanto a estos menores como a su entorno inmediato (a saber, familia y escuela).
La familia puede desempeñar un papel fundamental en la prevención del tabaquismo en adolescentes
- El estudio recuerda el papel fundamental que desempeña la familia. Los padres actúan como modelos a seguir, reflejando que “fumar no es perjudicial”. Del mismo modo, la influencia positiva de los padres frente al consumo de tabaco puede ‘amortiguar’ el efecto de las normas de los iguales y las expectativas positivas en la decisión del adolescente de participar en el uso de cigarrillos electrónicos. Esto sugiere que, para reducir el consumo de tabaco y productos relacionados, como los cigarrillos electrónicos, en la población adolescente, no basta con implementar programas preventivos dirigidos a ellos, sino que es imprescindible incluir la responsabilidad social de la comunidad adulta y las familias.
- En consecuencia, las políticas públicas deben promover medidas que han demostrado ser efectivas para reducir el tabaquismo en adultos desde una perspectiva ambiental, como el aumento del precio del tabaco, la restricción del consumo en espacios públicos, la restricción del consumo en espacios privados con presencia de menores, como los automóviles, las campañas sostenidas de información sobre tabaco y salud y la promoción de programas de deshabituación tabáquica.
Los centros educativos pueden contribuir a reducir el consumo de tabaco y productos relacionados mediante políticas educativas que fomenten la salud
- Asimismo, los centros educativos juegan un rol clave. La evidencia señala al rendimiento académico excelente como un factor protector frente a la experimentación con cigarrillos electrónicos. Como señalábamos anteriormente, la combinación de género y entorno educativo es un determinante: ser chico y pertenecer a escuelas con altos niveles de consumo excesivo de alcohol y marihuana es un factor de riesgo de consumo de electrónicos, en comparación con ser chica en el mismo entorno escolar. En consecuencia, los centros educativos pueden contribuir a reducir el consumo de tabaco y productos relacionados, así como de otras drogas, mediante políticas educativas que fomenten la salud.
- Esto puede incluir medidas como: 1) restringir el consumo en áreas internas y circundantes, aplicable a docentes, estudiantes y familias; 2) establecer protocolos de detección de consumo y de consumidores menores de edad, y gestión coordinada con la familia y dispositivos sociosanitarios específicos; 3) promover programas de refuerzo escolar para niños/as con bajo rendimiento académico; y 4) proporcionar y mantener programas de prevención del consumo de drogas que hayan demostrado su eficacia, frente a la tendencia a incorporar acciones pseudopreventivas no basadas en evidencia científica o buenas prácticas.
Es clave implementar medidas relacionadas con la regulación de la publicidad directa e indirecta dirigida a adolescentes
- Los hallazgos del estudio ponen de manifiesto la necesidad de que los y las adolescentes tengan un mejor conocimiento sobre el contenido de los cigarrillos electrónicos, las percepciones de nocividad y adicción, ya que todo esto se relaciona con una menor intención de probar los electrónicos, y así prevenir o retrasar su uso o incluso el de los cigarrillos convencionales.
- Pero también es necesario implementar las medidas contempladas en el Convenio Marco para el Control del Tabaco, especialmente las relativas a la publicidad, impulsando una legislación “que no deje resquicios para la publicidad indirecta o encubierta”. En línea con los estudios desarrollados al respecto sobre el tabaco y el cannabis, se sugieren acciones específicas para la regulación de la publicidad directa, indirecta y encubierta a través de medios audiovisuales (cine, series, documentales…), videojuegos, Internet, redes sociales, influencers y difusión de fake news, y en el patrocinio de eventos de ocio dirigidos a la población adolescente y juvenil.
El estudio recomienda ‘desnormalizar’ el uso de cigarrillos electrónicos sin nicotina, tanto en población adolescente como adulta
- Como señalábamos anteriormente, los autores insisten en el amplio consenso en torno al papel que pueden tener los cigarrillos electrónicos como ‘puerta de entrada’ al posterior uso de cigarrillos convencionales. Esto es importante, porque ocurre tanto si los electrónicos contienen cartuchos de nicotina como si no. El vapeo familiariza a los usuarios con los componentes sensoriomotores y sociales asociados al tabaquismo. Existen estudios que demuestran que los/as adolescentes que vapean sin haber consumido tabaco tienen más probabilidades de iniciarse en el consumo de tabaco que los que no lo han hecho, y los que vapean con frecuencia tienen más probabilidades de consumir tabaco 6 meses después.
- En base a lo anterior, los autores recomiendan ‘desnormalizar’ el uso de cigarrillos electrónicos sin nicotina, tanto en población adolescente como adulta, para aumentar la percepción de riesgo de su uso. No se trata de un producto inocuo, y predispone comportamental y contextualmente al consumo posterior de cigarrillos electrónicos con nicotina y tabaco convencional. Este objetivo debería incorporarse de forma transversal en la prevención con adolescentes, familias y en aquellas medidas de prevención ambiental dirigidas a informar y concienciar a la población sobre los riesgos del consumo de este tipo de cigarrillos.
Es necesario centrar los esfuerzos preventivos en la detección y en la intervención tempranas con los/as adolescentes y en su entorno inmediato
- Por otro lado, la evidencia de que los usuarios y usuarias de cigarrillos electrónicos tienen más probabilidad de consumir otras sustancias como el alcohol, el cannabis y los fármacos sin prescripción médica, sugiere una progresión del consumo de sustancias más preocupante para los y las jóvenes usuarios/as de este tipo de cigarrillos, “ya que la nicotina puede estar preparando el cerebro adolescente para el consumo futuro de otras sustancias”. También puede deberse a la presencia de factores de riesgo comunes al consumo de diferentes sustancias. Ambas perspectivas refuerzan la idea de adolescentes con mayor vulnerabilidad, y la necesidad de centrar los esfuerzos preventivos en la detección temprana y la intervención temprana con ellos y en su entorno inmediato.
- El estudio concluye recordando que el consumo de tabaco y el uso de cigarrillos electrónicos no es una responsabilidad individual atribuible a los/as adolescentes, sino más bien la consecuencia de una acumulación de factores que los hacen vulnerables al consumo. Esto implica un abordaje comunitario, con políticas preventivas a nivel estatal y municipal que involucren a todos los agentes sociales y educativos, con especial énfasis en la familia, especialmente a quienes también son más vulnerables al consumo de tabaco.
Fuente: Villanueva-Blasco, V. J., Belda-Ferri, L., & Vázquez-Martínez, A. (2025). A systematic review on risk factors and reasons for e-cigarette use in adolescents. Tobacco Induced Diseases, 23, 10-18332. https://doi.org/10.18332/tid/196679