Daniel Galvalizi
Periodista especializado en temas sociales
Los problemas de salud mental salieron hace años del armario mediático y dejaron de ser un tabú para convertirse en una de las líneas de acción de políticas públicas, exigido por los votantes y por un sector de la dirigencia política.
“¡Vete tú al médico!”, le gritaba un diputado en el hemiciclo a un legislador de Más País cuando éste reclamaba al presidente del Gobierno por medidas de salud mental. Sucedió hace tres años, cuando España salía de la pandemia y los problemas de atención de la sanidad pública entre la población comenzaban a irrumpir en los platós televisivos y las cabeceras gráficas.
Aquel diputado (que luego se disculpó) ponía sobre la mesa con su exabrupto dos cuestiones fundamentales: la primera simbólica, de la falta de empatía para con los problemas de salud mental en algunos segmentos sociales. La segunda, más tangible, sobre la capacidad real de hacerle caso a su recomendación e ir a buscar ayuda. ¿Sería tan fácil o hacer caso a su sugerencia hostil sería casi un privilegio si la ayuda es buscada en el sistema público?
Una carencia estructural
En el estado español hay 7 psicólogos graduados cada 100.000 habitantes, estando la media europea en 18. España está así muy alejada de las ratios de Alemania (41), Reino Unido (18) y Francia (15). Y si bien el número de psicólogos colegiados va en aumento, la cuestión principal es la cantidad de profesionales disponibles en el Sistema Nacional de Salud.
Foto: Drazen Zigic – Fuente: Freepik – Fecha: 16/01/2025
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) hasta el año pasado había registro de 40.417 psicólogos y psicólogas con especialidad sanitaria, un 18 por ciento más con respecto a 2019, el último año prepandémico. Para entender las dimensiones siempre es mejor poder comparar: la misma fuente indica que hay 346.000 enfermeros y enfermeras y casi 302.000 médicos y médicas. Hay más fisioterapeutas (68.838) y dentistas (42.075) que psicólogos, que son tan solo tres mil más que los veterinarios.
Si se tiene en cuenta los datos de los colegios oficiales, casi la mitad de los psicólogos colegiados residen en las comunidades autónomas de Madrid y Catalunya (22 y 20 por ciento, respectivamente), seguido de lejos por Andalucía (13 por ciento) y la Comunitat Valenciana (11 por ciento).
Pero la clave, si hablamos de igualdad de acceso a la asistencia en salud mental, es la disponibilidad en la sanidad pública. Según fuentes del Comisionado de Salud Mental del Ministerio de Sanidad del gobierno del Estado, hay aproximadamente 6.500 psicólogos clínicos, es decir, profesionales que han hecho el PIR y que son los únicos que pueden trabajar contratados por las Consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas, con formación enfocada a la patología.
De esos 6.500, solamente 3.300 están trabajando en el Sistema Nacional de Salud, en un país de casi 49 millones de habitantes. Y el propio Ministerio admite que son datos preliminares, ya que las nuevas estadísticas que está elaborando el Comisionado de Salud Mental están en proceso y la información está desagregada.
Este a toda vista déficit es objeto de preocupación de sectores del gremio de psicólogos y asociaciones ciudadanas, como la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que exigió hace pocos meses en un comunicado “aumentar” el número de psicólogos clínicos, especialmente en atención primaria. La OCU informó que el 61 por ciento de los encuestados en un sondeo realizado a 2.061 personas de entre 18 y 79 años aseguraba sufrir o haber sufrido “algún tipo de malestar psicoemocional” en los últimos tres años.
De ese 61%, solo la mitad admite haber buscado un tratamiento o ayuda y dos de cada tres dicen que la opción “habitual” fue la farmacológica. El 30% de los que buscaron asistencia terapéutica dicen haber abandonado el tratamiento por razones financieras.
Otro elemento a destacar en esta radiografía de la salud mental en la sanidad pública es que son tan solo nueve las comunidades autónomas que han decidido implantar la figura del psicólogo clínico en Atención Primaria (aunque de manera dispar y no en todos los centros de salud en la mayoría de los casos). Se trata de Madrid, Catalunya, Navarra, Asturias, Baleares, Andalucía, Cantabria, Canarias y Comunitat Valenciana.
Diagnóstico y soluciones posibles
«Claramente, las ratios que tenemos de psicólogos son totalmente insuficientes. La sanidad en cuanto a la salud mental está infradotada en recursos totalmente, y esta carencia también se tiene en enfermería y psiquiatría”, explica en conversación con Infocop el psicólogo Óscar Pino, coordinador de la División de Neuropsicología del Consejo General de la Psicología de España, profesor de la Universitat de Barcelona y coordinador del Centro de Salut Mental Benito Menni.
“La salud mental siempre ha sido la hermanita pobre de la salud en general. Cuando se hizo la Seguridad Social la salud mental quedó excluida, siempre se ha arrastrado esta falta de recursos y no hubo voluntad política de ningún gobierno para atender un poco todo esto. Falta muchísimo todavía, pero de momento se están anunciando medidas, aunque son planes de acción con los recursos económicos suficientes. Por ejemplo, el Plan Nacional de Prevención del Suicidio no tiene dotación económica adecuada, queda de momento todo en maquillaje y las acciones del Ministerio no son incrementar las plazas ni dar más recursos. Pero sí, el tema se está incorporando a los discursos”, señala Pino.
Óscar Pino, coordinador de la División de Neuropsicología del Consejo General de la Psicología de España – Fuente: COP – Fecha: 16/01/2025
Sobre la presencia de profesionales, lamenta que la situación por fuera de los núcleos urbanos sea aún más grave. “Cuando te vas a la segunda o tercera corona de las grandes ciudades, o aquí en el caso de Catalunya, a los Pirineos o las tierras del Ebro, cuesta más el acceso a psicólogos, no se pueden ni cubrir las plazas básicas y sé que hay muchos sitios en los que está costando cubrirlas, reponer profesionales. Algunos países lo que hacen es dar incentivo para que profesionales vayan a estas regiones”, comenta.
En su opinión, es de necesidad “incorporar psicólogos (al sistema público), sin ninguna duda, y en atención primaria, para que haya un mejor triaje para atender a los trastornos más leves o moderados. Si se consigue atenderlos de forma más rápida, lo que se hace es evitar que se complique más adelante. Y debe haber más psicólogos clínicos, no hay ni tasa de reposición, se jubila más gente de la que se forma y de aquí a dos años todo irá a peor”, añade. También recomienda crear nuevas especialidades, ya que hay solo una reconocida (infantil) y sugiere crear neuropsicología y paliativos.
Para Pino la situación es de emergencia y los datos son elocuentes. “Todavía no están los números de 2024, pero en 2023 se ha superado el récord histórico de bajas por salud mental, que fueron más de 600.000, cuando en 2018 eran 400.000”, recalca.
Escasez de plazas PIR
Por su parte, Belén González Callado también comparte la preocupación, pero explica las dificultades desde el Gobierno de España para modificar el cuadro de situación. Es médica psiquiatra y ha sido la elegida para ser la primera directora del Comisionado de Salud Mental, que depende del Ministerio de Sanidad y que ha comenzado a funcionar desde enero de 2024.
“La principal tarea del Comisionado es la puesta en marcha del centro directivo para diseñar políticas que se van a seguir, priorizando las cuestiones más relevantes en salud mental y el desarrollo de planes de acción”, explica. De hecho, antes de que acabe el invierno se presentará un plan nacional de acción general y otro nuevo de prevención contra el suicidio. El plan general pondrá el acento en la mejora de los sistemas de información, la coordinación entre las diferentes instituciones y cuestiones que tiene que ver con la calidad de prescripción de psicofármacos.
“La carencia de psicólogos y lo que requiere una terapia, que son varias sesiones y prolongadas, un tiempo y una frecuencia, no se corresponde con la cantidad de personas que pueden prestarla. Los números que tenemos son estimaciones, se están haciendo informes al respecto, pero estarían trabajando en el sistema nacional de salud unos 3.300. Son pocos, sí, pero el incremento con respecto a 2019 ha sido significativo en cuanto a la ampliación de plazas PIRes. Estamos incrementando el máximo de plazas que se pueden formar, es una limitación el no tener unos que formen a los que vienen”, responde a Infocop.
Belén González, directora del Comisionado de Salud Mental – Fuente: Sanidad – Fecha: 16/01/2025
Con respecto a las críticas en cuanto al déficit de psicólogos, González Callado dice que desde Sanidad “una de las prioridades es velar por la calidad de la asistencia y formación” y que entienden “que se debe hacer un equilibrio entre calidad de asistencia y necesidad de incorporar profesionales”. “No podemos forzar más plazas PIRes para que la gente no se forme ya actualmente las estamos forzando al límite. Es también difícil competir con los precios que se pagan en la sanidad privada. Igualmente, todas las comunidades autónomas han incrementado los profesionales, tras el estancamiento que hubo de 2015 a 2019, pero debe haber un compromiso para mejorar las condiciones laborales y mantener a los que ya están para que no se vayan a la actividad privada e intentar que los que se han ido, vuelvan”.
Sobre los cuestionamientos por la financiación, la comisionada recalca que “la financiación depende de los gobiernos autonómicos, no interviene en eso el Ministerio”, el cual sólo se puede limitar, por el reparto competencial, a “partidas específicas para reforzar ciertos aspectos y no para contratar más psicólogos”. Actualmente son 38 millones y medio de euros los correspondientes al plan de acción en ejecución.
Por último, ha querido matizar que “con respecto a la demanda, hay que trabajar para que las políticas públicas prevengan problemas de salud mental, como, por ejemplo, que haya políticas de vivienda”, ya que se debe “responder a lo social desde lo social, no se puede responder todo desde el sistema sanitario”. En ese sentido, ha pedido “diferenciar entre los procesos personales, que es algo electivo, e ir a un psicólogo por problemas de salud mental, que son los que el sistema tiene que cubrir, pero el sistema nacional de salud no puede cubrir procesos personales”.