Manual para elaborar protocolos de detección precoz e intervención breve con menores en situación de vulnerabilidad
23 Ene 2025

En los últimos años, la detección precoz e intervención breve se ha ido consolidando como una estrategia preventiva eficaz, con suficiente evidencia científica y unos costes de aplicación relativamente bajos. Este tipo de estrategias se caracterizan por aprovechar los recursos y profesionales cercanos a la comunidad para, desde un abordaje individual, desarrollar su tarea preventiva. Asimismo, se ajustan de forma adecuada a la intervención con menores en situación de vulnerabilidad que puedan tener conductas que comprometen su salud, tales como las relacionadas con adicciones con o sin sustancia. Y esto tanto desde una prevención tanto selectiva como indicada. Teniendo en cuenta estas circunstancias, el Plan de Acción sobre Adicciones 2021-2024 de la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024, destaca la necesidad de desarrollar protocolos de detección precoz e intervención temprana respecto a menores en situación de vulnerabilidad.

Con esta introducción se presenta un manual llevado a cabo por psicólogos expertos en el ámbito de las adicciones, en colaboración con la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (Ministerio de Sanidad) y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), a través del cual se recoge una propuesta para la realización de protocolos aplicables en los diferentes entornos comunitarios próximos a la realidad de los menores en situación de vulnerabilidad y que necesitan una atención específica de los poderes públicos.

protocolos de detección e intervención
Fuente: freepik. Foto: jcomp. Fecha: 16/01/25

Tal y como señala el documento, “uno de los problemas más importantes de salud pública en el mundo, y en particular en España, es el del consumo de sustancias adictivas en adolescentes”. A este respecto, la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES 2023) refiere una gran estabilidad, en los últimos diez años, en las edades de inicio de aquellas sustancias más consumidas: alcohol (13,9), tabaco (14,1) y cannabis (14,9), no observándose diferencias atendiendo al sexo.

La tercera sustancia psicoactiva más consumida por adolescentes es el cannabis: un 15,6% afirma haberlo consumido en los últimos 30 días y un 1,3% a diario en el último mes. Entre aquellos/as que han consumido cannabis en el último año, el 14,5% evidencian un consumo problemático. Respecto a otras sustancias, cabe destacar el incremento, principalmente en chicas, del consumo de hipnosedantes. Un 26,1% (uno de cada cuatro) reconoce haberlos consumido alguna vez en su vida. Para el resto de sustancias se registran unos porcentajes mucho más bajos: por señalar algunas de éstas, atendiendo a su consumo esporádico, se encuentra la cocaína con un 2,9%, el éxtasis con un 3,1% y las anfetaminas con un 1,7%.

A todo lo anterior, se añade un nuevo fenómeno que ha ido ganando complejidad e importancia durante los últimos años: las adicciones sin sustancia o comportamentales. Estos son conductas que pueden resultar problemáticas, como el “uso problemático de Internet”, el “juego con dinero (tanto online como presencial)”, el “trastorno de juego o juego problemático”, el “uso de videojuegos” y el “uso de pornografía”.

De acuerdo con los autores, estas conductas tienen una mayor incidencia en las poblaciones más vulnerables, en las que su práctica genera mayores daños que en aquellos grupos de población con contextos personales y sociales más favorables.

Las prevalencias de uso de sustancias y de conductas susceptibles de generar adicción en menores, unido al inicio temprano mostrado en las encuestas realizadas, ponen de relieve la trascendencia de emprender actuaciones eficaces a nivel preventivo.

Los programas de intervención temprana y consejo breve con jóvenes han demostrado una buena efectividad coste-beneficio en la atención primaria de salud y otros entornos asistenciales y comunitarios.

La definición de intervención temprana surge en el área de actuación de las adicciones ante la necesidad de actuar y dar respuesta a una realidad que muestra, especialmente en los casos de menores, a personas que, sin tener un diagnóstico de adicción, presentan una progresión problemática en determinadas conductas de riesgo. Además, el abordaje de dichas conductas de riesgo requiere de actuaciones/respuestas diferentes a las enmarcadas en los programas de prevención al uso.

Se denomina ‘temprana’ por su capacidad de ser “más cercana e inmediata a la identificación del riesgo de trastorno del menor, antes de su posible escalada a una adicción”.

Los programas de detección precoz e intervención temprana pueden realizarse por profesionales adecuadamente formados, como los/as psicólogos/as

Según indican los autores de este manual, este tipo de intervención puede ser realizada por diferentes tipos de profesionales, adecuadamente formados, del ámbito social (Educación Social, Trabajo Social, Psicología…), educativo (profesorado, técnico de servicios a la comunidad, orientación, etc.) o sanitario (Enfermería, Medicina, Psicología…), que, “por su posición de cercanía respecto al/la menor, ofrecen la oportunidad de una detección temprana y una actuación cercana y más inmediata”.

Estos/as profesionales deben contar con competencias básicas en la materia y habilidades de comunicación, para facilitar un vínculo con el/la menor que promueva el apoyo y la motivación para movilizar su acción a un estilo de vida más saludable y resiliente. En aquellos casos más problemáticos que requieren un tratamiento temprano, es necesario derivar a profesionales con formación especializada.

Dependiendo de los autores y de la gravedad de la situación, estas intervenciones oscilan entre 1 y 12 sesiones, con una duración entre 5 minutos y 1 hora. La variación temporal viene explicada en función de la necesidad de intervención en cada caso.

El manual incluye los datos pertenecientes a una encuesta nacional sobre la situación de los programas de detección precoz e intervención breve en España, a través de la cual se ha recopilado información específica sobre las prácticas y actuaciones que se están realizando actualmente en detección precoz e intervención temprana y breve en el trabajo con adicciones con y sin sustancia, con menores vulnerables en el ámbito escolar, de los servicios sociales y centros de menores, así como de los programas de medidas alternativas a la sanción por tenencia y consumo de drogas en espacio público en las distintas comunidades y ciudades autónomas.

En base a los resultados obtenidos, la encuesta concluye con una serie de recomendaciones para mejorar los programas de prevención indicada, entre ellas, las siguientes:

  • En detección precoz, dotar a los agentes próximos al o la menor, de instrumentos de cribado breves y screening fáciles de usar y validados, y formarlos en las técnicas de entrevista motivacional, para facilitar un acercamiento más humanista y menos patologizador.
  • Mejorar la coordinación entre los distintos órganos y recursos que intervienen, así como mejorar los indicadores de evaluación y recogida de datos para medir el resultado de las intervenciones realizadas.
  • Aumentar los recursos humanos y dotación económica en el ámbito de la prevención.
  • Desarrollar acciones de detección e intervención temprana desde las consultas de atención primaria y pediatría.
  • Realizar seguimiento a medio y largo plazo de usuarios/as participantes en los programas.

Según se desprende del manual, dentro del ámbito de la prevención indicada en el uso problemático de sustancias adictivas, el modelo SBIRT (Screening, Brief Intervention, and Referral to Treatment) “es el que cuenta con una trayectoria de aplicación más amplia y estudiada en el mundo”. Este modelo se enmarca dentro de aquellos modelos de intervención breve basados en la evidencia para reducir el consumo de sustancias adictivas, con resultados positivos y contrastados en adultos y prometedores con población menor de edad.

El objetivo estratégico de este documento de trasladar y aplicar el modelo SBIRT a nivel comunitario, tiene que ver con la oportunidad que brindan los servicios y profesionales más próximos a los/las menores para actuar preventivamente ante situaciones y conductas de riesgo que se van a manifestar durante su contacto cotidiano con ellos/as desde cada uno de sus recursos.

Partiendo de lo establecido en la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017- 2024, en el Plan de Acción sobre Adicciones, y, desde el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 de la Agenda 2030 ‘Salud y Bienestar’, los autores han realizado la siguiente propuesta de principios a seguir en el diseño de estos programas preventivos:

1. Oportunidad, cercanía y accesibilidad

2. Atención a la diversidad cultural, ideológica, religiosa, familiar y de género

3. Enfoque centrado en la persona

4. Seguimiento y apoyo durante el proceso de desarrollo hasta la mayoría de edad

5. Necesidad de intervención comunitaria (enfoque intersectorial e interdisciplinar)

6. La importancia de la participación de la familia desde un enfoque de parentalidad positiva

7. Evidencia científica de las actuaciones y modelos explicativos que sustentan el programa

Objetivos de la detección precoz e intervención breve con menores respecto a conductas y usos de riesgo
  • En relación con el consumo de drogas, el objetivo principal será siempre la abstinencia, pero teniendo en cuenta que esta dependerá de los usos que hagan de las sustancias y su decisión de cambio. Se contempla la estrategia de reducción del consumo y de riesgos en todo momento. No obstante, es fundamental recordar a los menores y a sus familias, que no existe riesgo cero con el uso de drogas.
  • Con respecto a con el juego de apuestas, el objetivo será el de respetar la legislación vigente (no apostar antes de los 18 años, que es la edad permitida). Se contempla también aquí la estrategia de reducción de riesgos en todo momento, siendo crucial recordar, tanto a los menores como a sus familias, la legislación al respecto.
  • En lo referente al uso de nuevas tecnologías (Internet, redes sociales, móviles…): el objetivo será el uso adecuado de las mismas, con apoyo en la regulación de su uso por parte de la familia. En general, existen diversos objetivos que van desde la abstinencia (sustancias adictivas), la reducción del uso, la reducción del riesgo, hasta el uso adecuado (en las tecnológicas). En todos los casos se hará referencia a la legislación vigente, respecto a cada conducta, en cada comunidad autónoma.
Se definen 4 fases de actuación del modelo SBIRT aplicado a menores en situación de vulnerabilidad

Teniendo en cuenta que el propósito de este manual es adaptar el modelo SBIRT y ampliar su aplicación al trabajo intersectorial del ámbito municipal y comunitario, sus autores consideran crucial tener en cuenta diversas consideraciones: incluir una fase inicial que contemple la identificación de menores en situación de vulnerabilidad y la consiguiente evaluación de su estilo de vida (y sus familias en casos de mayor riesgo), así como las conductas de riesgo sobre las que actuar. Estas conductas van a estar asociadas principalmente a su tiempo de ocio y moduladas por su familia y grupo de iguales, dos que es fundamental considerar de forma clara durante todo el proceso.

El documento define las 4 fases de actuación del modelo SBIRT aplicado a menores en situación de vulnerabilidad:

  • Fase 1: Identificación de menores en situación de vulnerabilidad. Valoración y screening de conductas relacionadas con las adicciones con y sin sustancia
  • Fase 2: Consejo breve. Procedimiento de actuación para realizar un consejo breve
  • Fase 3: Derivación si se requiere una intervención especializada,
  • Fase 4: Seguimiento y refuerzo de los aprendizajes adquiridos hasta la mayoría de edad
Procesos a tener en cuenta a la hora de aplicar el modelo SBIRT

Cualquier proyecto que se diseñe deberá seguir unos criterios de elaboración que estén sustentados en un proceso que se mantenga en unos adecuados márgenes de calidad. Para tal fin, los autores recomiendan los criterios establecidos por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA, por sus siglas en inglés) en su manual “Estándares europeos de calidad en prevención de drogas: Guía breve” (2014).

Se puede acceder al manual completo desde la página Web del Plan Nacional sobre Drogas, o bien directamente a través del siguiente enlace:

Fuente: Gamonal García, A y Mateo Pérez, C. (2024). Manual para la elaboración de protocolos de detección precoz e intervención breve con menores en situación de vulnerabilidad. Madrid: Ministerio de Sanidad. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, 115 p.

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