Gracias al Grupo de Investigación P3-Programa de Prevención de Psicosis de la Universidad de Oviedo y el Servicio Cántabro de Salud, se ha desarrollado un modelo para predecir el riesgo de psicosis en la adolescencia, algo nada sencillo teniendo en cuenta la complejidad y diversidad de estos trastornos, y que supone un gran avance en su detección temprana.
Ana Caberas, directora de la Asociación Española de Apoyo en Psicosis (AMAFE) afirmó para la propia revista Infocop que “cuanto antes se actúa, menos se pierde y más posibilidades tenemos de alcanzar una recuperación plena”. Además, la psicosis sigue muy estigmatizada y afecta gravemente a quien la padece y a su entorno familiar.
De ahí que todo avance en la posibilidad de predecir para intervenir lo antes posible sea tan relevante, y urgente. Aparte de este estudio, el grupo P3 lleva desde el año 2000 con el Programa de Prevención de la Psicosis, dedicado a la investigación sobre la detección temprana y el tratamiento de estos trastornos, y en su página web comparten recursos útiles e información de interés para profesionales de la salud, pacientes, familiares y también para la población en general.
Fuente: Freepik. Autor: Drazen Zigic. Fecha: 09/12/24
Prevalencia de los trastornos psicóticos
Según los datos del Ministerio de Sanidad, en menores de 19 años encontramos la siguiente prevalencia de trastornos psicóticos: 1,35 % en psicosis afectiva, 0,55 % en esquizofrenia, 0,75 % en otras psicosis no especificadas y en 1,75 % en otras psicosis orgánicas. En el caso de tener riesgo de padecer psicosis, según un reciente estudio del Área de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu, el número de casos asciende a un 23 %, uno de cada cuatro.
La dificultad de predecir el riesgo de psicosis
Al hablar de trastornos psicóticos estamos refiriéndonos a una gran cantidad de síntomas que hace único cada caso y que ha llevado en la última versión del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) a considerar la esquizofrenia como un espectro. De ahí que los del Grupo de Investigación P3 hayan considerado que el objetivo principal de su estudio sea precisar la definición de alto riesgo de psicosis clínica durante la adolescencia “examinando exhaustivamente la posible interacción con otras variables que pueden jugar un papel predictivo”, como factores ambientales y otros riesgos psicopatológicos más frecuentes en los/as jóvenes. Y gracias a ello se pueda afinar la detección temprana del riesgo de psicosis.
Diferencias de este estudio con otros anteriores
- Los/as autores señalan que la mayoría de investigaciones para la identificación del riesgo psicótico en adolescentes suelen poner la atención en un conjunto de síntomas que no son propiamente psicóticos y que aparecen con mayor frecuencia en la población general (por ejemplo, el pensamiento mágico, las percepciones anómalas o la suspicacia o desconfianza)
- En este estudio, se han considerado tres tipos de síntomas psicóticos, que tienen en cuenta los principales enfoques de alto riesgo psicótico: 1. Síntomas psicóticos de alto riesgo; 2. Dificultades sutiles para organizar ideas, concentrarse o comprender; 3. Alteraciones en la percepción de la propia identidad. Estas tres vías se integran y evalúan gracias a un sistema online y un algoritmo creado anteriormente por este mismo equipo de trabajo.
- También es habitual en otras investigaciones el uso de muestras de adolescentes que padecen alguna patología frecuente en la población general, como la ansiedad o la depresión, o poblaciones que ya pertenecían a factores tradicionales de riesgo, como haber vivido alguna experiencia traumática o poseer un estatus socioeconómico bajo.
- Para solventar esos problemas el Grupo de Investigación P3 ha utilizado una muestra amplia, de 1.824 adolescentes entre 14 y 19 años, que proviene de la población general: se han basado en un muestreo probabilístico de aulas de un total de 32.000 estudiantes. No obstante, aunque se hayan dirigido a la población general, en este estudio también se establecerán relaciones con la presencia de síntomas inespecíficos (o riesgos psicopatológicos) relacionados con la ansiedad, la depresión, el estrés, el uso del cannabis. También se buscaron relaciones con factores ambientales que en otros estudios se asociaron a la psicosis (experiencias traumáticas tempranas —abuso, negligencia física o emocional…—, problemas de rendimiento académico, formar parte de una población migrante y el bajo estatus socioeconómico).
Resultados
- Casi el 4 % de la muestra podía considerarse de alto riesgo (si tenemos en cuenta la investigación del Hospital Sant Joan de Déu, podemos decir que uno de cada cuatro de ellos acabará padeciendo psicosis). Además, un 25 % de la población adolescente presenta algún tipo de síntoma de riesgo.
- Las diferencias entre quienes presentan riesgo clínico de psicosis y quienes no se explican en un 22 % por problemas psicopatológicos más habituales en la población general —ansiedad y depresión, por ejemplo— y por una deficiente gestión de la regulación emocional, que los/as autores/as asocian a la variable transdiagnóstica de inflexibilidad psicológica (“la tendencia de un individuo a suprimir o cambiar la forma y frecuencia de eventos privados indeseables, como emociones, pensamientos, comportamientos o sensaciones corporales, para hacer frente y regular las emociones negativas crecientes”). De las tres variables principales (ansiedad, depresión e inflexibilidad psicológica), es esta última la que explica el mayor porcentaje de varianza (18,7 %); además, al tratarse de una variable transdiagnóstica, podría estar influyendo también en las variables de ansiedad y depresión.
- Se encuentran relaciones entre el riesgo clínico de psicosis y todos los factores ambientales analizados. La relación más alta se da con el trauma temprano, que explica el 9 % de la presencia de este riesgo, seguidas por rendimiento académico, migración y estatus socioeconómico.
Ahora contamos con un buen modelo predictor
Gracias a los datos obtenidos en esta investigación, han desarrollado un eficaz y rápido predictor para la detección temprana del riesgo de psicosis. Esto agiliza la posibilidad de una intervención temprana, tan necesaria para lograr una recuperación notable en los trastornos mentales graves. Se trata de un modelo que no solo incluye otros modelos de detección de riesgo, sino que incluye factores ambientales y de autorregulación emocional. No obstante, los/as propios/as autores/as reconocen que en futuros estudios podrían incluirse otros factores ambientales importantes, como los estilos de apego y el aislamiento social.
Además, tal y como afirma la Universidad de Oviedo, el Grupo de Investigación P3 está desarrollando “un prototipo online de prevención primaria y otros trastornos mentales graves”.
La importancia de la intervención temprana
Aparte de lo relativo a la detección temprana del riesgo de psicosis, hay en este estudio otro dato de interés: un 39 % de los adolescentes refiere malestar por alguna experiencia traumática, lo que vuelve a visibilizar que un número ingente de jóvenes están expuestos a experiencias dolorosas que los marcarán en su vida. Además, un 25 % muestra síntomas de ansiedad y un 17 % de depresión. La investigación afirma que “estos datos están en línea con los últimos estudios, donde España parece ser el país europeo con mayor prevalencia de problemas de salud mental diagnosticados entre menores”. Según la Real Academia Nacional de Medicina de España, “el 20% de los adolescentes españoles, o lo que es lo mismo, uno de cada cinco, cumplirá a lo largo de su vida con los requisitos diagnósticos para tener un trastorno mental”.
Con estos datos, cabe preguntarse por qué todavía no contamos con un sistema de atención primaria público que dé respuesta eficaz a esta urgente necesidad de los jóvenes de recibir asistencia psicológica. Tal y como indica el Grupo de Investigación P3, es en la intervención temprana donde se obtienen los mejores resultados. Si no se atiende esta demanda, los costes psicológicos, familiares, sociales y económicos se volverán más graves y difíciles de afrontar para toda la sociedad.
Parece, pues, de interés general sacar a la luz estas carencias en los cuidados de la salud mental y ver cómo podemos reforzar la atención primaria para que se ajuste a la realidad de lo que estamos viviendo.
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