Susana Al-Halabí obtiene una beca Leonardo para seguir investigando la conducta suicida en el contexto escolar
30 Sep 2024
Su proyecto se impone a más de 1400 candidaturas de investigadores jóvenes de excelencia

Susana Al-Halabí, profesora titular del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, ha recibido una de las 57 becas Leonardo para investigadores y creadores culturales 2024. Estas becas, dotadas cada una de ellas con hasta 40.000 euros, son concedidas por la Fundación BBVA a jóvenes investigadores de entre 30 y 45 años para desarrollar un proyecto innovador. En su candidatura, Al-Halabí plantea el desarrollo de un programa de prevención escolar de la conducta suicida para adolescentes, un problema de salud pública que en España constituye la principal causa de muerte en la franja de edad de 15 a 19 años, según las últimas estimaciones del Instituto Nacional de Estadística.

La propuesta de la profesora Al-Halabí es pionera en España, no solo «por su elaboración autóctona», sino también por su abordaje universal. Para conocer más en profundidad los objetivos de este novedoso proyecto así como las implicaciones que tiene haber obtenido este espaldarazo con la obtención de la beca Leonardo, Infocop ha querido entrevistar a su protagonista.

Susana Al-Halabí es Doctora en Psicología y Profesora titular en el Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo. Es Especialista Universitaria en Terapias de Tercera Generación y está habilitada como profesional en Psicología General Sanitaria. Especializada en Terapias Contextuales, es IP del grupo emergente de investigación CIPRES, centrado en la investigación y divulgación en prevención y salud mental.

Fuente: Susana Al-Halabí – Fecha: 27/09/2024

Ha trabajado como investigadora en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, CIBERSAM, institución de excelencia del Instituto de Salud Carlos III, y ha formado parte de varios proyectos de investigación financiados por la Comisión Europea sobre prevención de suicidio en adolescentes. Ha sido profesora visitante en el Hospital Gregorio Marañón en 2008, la Fundación Nacional de Investigación del Suicidio en Cork (Irlanda) y en el Centro de Innovación para la Prevención del Suicidio de la Universidad de Columbia (Nueva York, EE.UU.). Es Editora Asociada de las revistas científicas Psicothema, Clínica y Salud, y Adicciones, así como miembro del comité de expertos de la Revista de Psiquiatría y Salud Mental y del comité editorial de Behavioral Psychology.

ENTREVISTA

Su proyecto de prevención escolar de la conducta suicida se impuso a más de 1400 candidaturas para obtener una de las 57 becas Leonardo que la Fundación BBVA concede a investigadores jóvenes de excelencia. ¿Qué supone y qué implicaciones tiene para la continuidad de este proyecto su obtención?

Se trata de un proyecto con un importante componente de transferencia social, ya que se centra en la elaboración de recursos de ciencia abierta (open science) para abordar un tema sensible de interés social y para la salud pública: la prevención de la conducta suicida en adolescentes. La investigación y la ciencia requieren financiación, pues se trata de una labor apasionante, pero también muy costosa que se nutre de profesionales extraordinariamente cualificados y tiempo, mucho tiempo. Por lo tanto, gracias a la financiación de entidades como la Fundación BBVA, podemos continuar realizando investigación de excelencia.

A nivel personal, ¿qué supone para usted como investigadora ser merecedora de esta beca? En esta edición la tasa de éxito ha sido del 4%, un indicador de la alta competitividad de la convocatoria.

Me siento muy honrada y agradecida a la Fundación BBVA y a la comisión evaluadora que confió en mi proyecto. Formar parte de la Red Leonardo de investigación contribuye a apoyar la ciencia y la cultura de excelencia, así como su proyección a la sociedad. Supone una apuesta estratégica y diferencial, y estoy encantada de contribuir con mi trabajo desde la Psicología. Por supuesto, aunque se trata de una concesión a una candidatura individual, es un mérito compartido con el equipo PRISMA de la Universidad de La Rioja, liderado por mi compañero el catedrático Eduardo Fonseca-Pedrero, sin cuyo apoyo no habría sido posible. La transferencia y la innovación son aspectos con los que tanto su grupo de investigación como el que yo dirijo en la Universidad de Oviedo (grupo CIPRES “Ciencia y Divulgación en Prevención y Salud Mental”) están particularmente comprometidos.

Con respecto al proyecto, sabemos que es una iniciativa pionera por su elaboración autóctona, pero sobre todo por el énfasis en la evaluación de resultados. ¿Qué puede adelantarnos sobre esto?

Efectivamente, el proyecto tiene como objetivo la evaluación del programa de prevención escolar universal PositivaMente 2.0, que aún es material de investigación. Tras una revisión de la literatura y la experiencia personal adquirida en las últimas décadas en proyectos europeos de prevención escolar de la conducta suicida, así como en otros programas de prevención del consumo de drogas, de conductas sexuales de riesgo, etc., elaboramos un programa con sesiones protocolizadas siguiendo los estándares de la nueva cultura de la prevención, que aboga por un trabajo más sistemático y con apoyo empírico: evaluación de necesidades, evaluación de recursos, formulación teórica del programa, diseño de la intervención, gestión de recursos y formación de los aplicadores, implementación y supervisión de los componentes, evaluación de proceso y de resultados y, finalmente, difusión y mejora.

Las “buenas prácticas” en prevención determinan que debe evaluarse no solo la efectividad, sino la viabilidad de la implementación mediante prácticas transparentes, fiables y transferibles. 

¿A qué población va dirigido y qué objetivos persigue?

Se dirige a población adolescente escolarizada en los ciclos de ESO y Bachiller. Según los principios de calidad de la prevención comportamental, los programas universales deben aplicarse en las etapas de cambio. Los objetivos están relacionados con el entrenamiento de las competencias emocionales y de las habilidades sociales que la literatura científica ha revelado como factores de riesgo o de protección para las conductas problemáticas en la adolescencia, como la conducta suicida.

En verdad, la mayoría de estas variables son transversales a numerosas conductas poco saludables o no deseables que pueden funcionar como formas de regulación emocional o constituir malas decisiones que interfieran con un buen desarrollo en esta etapa de la vida. Es importante tener en cuenta que para la prevención universal de la conducta suicida en adolescentes no es necesario (ni recomendable) hablar de suicidio, sino de valores de cuidado mutuo, resolución de conflictos, asertividad, objetivos vitales y nihilismo, manejo del estrés, análisis críticos de las redes sociales o apoyo a los compañeros vulnerables, entre otros.

¿Podría avanzarnos algunos de los datos provisionales, si los tuviera, del proyecto?

Aún es pronto para tener datos robustos sobre la eficacia del programa en contextos educativos. Aunque ya se ha aplicado en La Rioja bajo la coordinación de mi compañera la profesora Adriana Díez-Gómez, queremos realizar una evaluación multicéntrica con el mayor tamaño muestral posible y con validez ecológica. Igualmente estamos realizando una evaluación de proceso que nos permita refinar las sesiones del programa e incorporar el feedback recibido durante el trabajo previo para elaborar materiales y recursos digitales con la Beca Leonardo. En todo caso, los lectores interesados pueden consultar algunos resultados iniciales en el siguiente artículo que hemos publicado recientemente: Díez-Gómez, A., Sebastián-Enesco, C., Pérez-Albéniz, A., Lucas-Molina, B., Al-Halabí, S., & Fonseca-Pedrero, E. (2024). The PositivaMente program: Universal prevention of suicidal behaviour in educational settings. School Mental Health: A Multidisciplinary Research and Practice Journal, 16(2), 455–466. 

Para finalizar, ¿desearía añadir algún comentario más?

Hay un asunto que me preocupa particularmente cuando hablamos de prevención universal y de promoción de la salud mental en contextos educativos. Por supuesto, existen numerosos estudios que avalan que las intervenciones psicológicas previenen los problemas de salud mental. No obstante, sigue siendo necesaria la obtención de un mayor corpus científico, ya que también existe suficiente literatura que indica que algunas intervenciones pueden causar daños iatrogénicos. Esto es particularmente relevante para los enfoques universales en los que todo el alumnado está expuesto al mismo contenido. El panorama no es sencillo y aún no se conocen del todo bien los motivos por los que esto ocurre, aunque ya hay publicaciones al respecto.

No obstante, parece razonable pensar que contar con un trabajo de calidad bien evaluado es, al menos, una condición primordial y un punto de partida necesario. Por este motivo, estamos comprometidos con el rigor en los diseños de evaluación, abogando por estudios experimentales o ensayos controlados con seguimientos a medio plazo, y la formación específica de los profesionales de la psicología que apliquen estos programas. Tenemos que abandonar, necesariamente, prácticas voluntaristas y bien intencionadas que no cuenten con apoyo empírico. Solo así la ciencia de la prevención y la promoción de la salud podrá alcanzar un grado de madurez aceptable para ponerse al servicio de la salud pública.

Finalmente, y ahora sí termino, quiero agradecer a Infocop su interés por la concesión de la Beca Leonardo.

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