Las tasas de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) de los trastornos mentales, musculoesqueléticos y neurológicos a nivel mundial, son más altas para las mujeres, mientras que las tasas de AVAD de la COVID-19, las lesiones por accidente de tráfico, la cardiopatía isquémica, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades hepáticas y la tuberculosis son más elevadas para los hombres. En varias condiciones, las diferencias entre mujeres y hombres surgen a una edad temprana y continúan aumentando a lo largo de la vida. Estas diferencias de salud en función del género evidencian la urgente necesidad de que las políticas se basen en datos específicos por sexo y edad, así como de implementar intervenciones que, no sólo reduzcan la carga de enfermedad, sino que también logren una mayor equidad en salud.
Esta es una de las principales conclusiones de un estudio publicado por la revista The Lancet Public Health, a través del cual se analizan las diferencias a lo largo de la vida entre mujeres y hombres en las 20 principales causas de carga de morbilidad a nivel mundial, en todas las edades y zonas geográficas.
Tal y como señalan los autores del estudio, existe un creciente conjunto de investigaciones centradas en examinar de forma exhaustiva y sistemática la magnitud, la persistencia y la naturaleza de las diferencias en la salud entre mujeres y hombres (por ej., abordando el Índice de Masa Corporal y la obesidad, los trastornos del estado de ánimo, el VIH y las enfermedades no transmisibles, etc.). En su opinión, detectar las diferencias de género, en función de la edad y la región geográfica, supondría “un paso esencial para mejorar la base de la evidencia, en aras de realizar futuras investigaciones y formulación de políticas que promuevan la equidad en salud”.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 16/07/24
Partiendo de esta premisa, han llevado a cabo su estudio, utilizando, para ello, datos del Estudio de Carga Global de Enfermedades 2021, con el propósito de analizar patrones globales y regionales en la pérdida de salud, comparando las tasas de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) para mujeres y hombres, con respecto a las 20 causas principales de carga de enfermedad, para distintos grupos de edad (a saber, de 10 a 24 años; de 25 a 49; de 50 a 69; a partir de 70 años) y en diferentes años (entre 1990 y 2021).
El análisis de los datos revela diferencias absolutas y relativas en las tasas de AVAD por causa específica entre mujeres y hombres. Se observa que, a nivel mundial, las tasas de AVAD asociadas a los trastornos mentales, trastornos musculoesqueléticos y neurológicos, son más elevadas para las mujeres, mientras que las tasas de AVAD relacionadas con la COVID-19, las lesiones en accidentes de tráfico, cardiopatía isquémica, accidentes cerebrovasculares, enfermedades hepáticas y tuberculosis son más altas para los hombres.
La mayor carga de trastornos mentales (especialmente, depresión y trastornos de ansiedad) que enfrentan las mujeres en comparación con los hombres, se observa además en todas las regiones geográficas.
Las diferencias de género en salud aumentan con la edad y se mantienen constantes a lo largo del tiempo
Estas diferencias de género aumentan con la edad y se mantienen constantes a lo largo del tiempo para todas las enfermedades, excepto en el caso del VIH/SIDA. Únicamente se observa una mayor diferencia en VIH/SIDA entre las personas de 25 a 49 años que viven en el África subsahariana, donde las mujeres tienen una tasa de AVAD más alta.
En las condiciones en las que las tasas globales de AVAD femeninas son más elevadas, las diferencias entre mujeres y hombres surgen a una edad temprana, y continúan aumentando a lo largo de la vida. La disparidad en los trastornos mentales, neurológicos y musculoesqueléticos que desfavorecen a las mujeres de 10 a 24 años se intensifica a nivel mundial entre las de 25 a 49 años. La diferencia entre hombres y mujeres en relación con el dolor lumbar aumenta aún más en el grupo de mayor edad, con el Alzheimer y otros tipos de demencia emergiendo como las principales condiciones de exceso de carga de enfermedad entre las mujeres.
Por el contrario, las diferencias de género en la cardiopatía isquémica, el cáncer de pulmón y la enfermedad renal crónica -en las cuales los hombres presentan una carga mayor-, son pequeñas en edades tempranas (10 a 24 años), pero se amplían constantemente a lo largo de la vida.
Con respecto a las lesiones en accidentes de tráfico, entre los 10 y los 24 años, los hombres soportan una mayor carga de tasas globales de AVAD en todas las regiones, lo que la convierte “en la causa más notable de las diferencias entre mujeres y hombres que perjudican a los hombres en este grupo de edad”. Esta diferencia se amplía de forma continua en las edades de 25 a 49 años, pero se reduce en edades más avanzadas.
Los autores identifican diferencias de salud persistentes entre mujeres y hombres en las 20 principales causas de carga de morbilidad durante las últimas tres décadas. En 2021, en general, los hombres enfrentan una carga de enfermedad mayor que las mujeres. Para 13 de las 20 causas principales, incluida la COVID-19, las lesiones en accidentes de tráfico y una variedad de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y hepáticas, se observan tasas de AVAD más elevadas entre los hombres. Las mujeres muestran tasas de AVAD estandarizadas por edad más altas asociadas con dolor lumbar, trastornos depresivos, dolores de cabeza, ansiedad, otros trastornos musculoesqueléticos, enfermedad de Alzheimer y otras demencias, y VIH/SIDA que los hombres.
Estas diferencias, afirman, “resaltan la importancia de tener en cuenta las diferentes necesidades de salud de mujeres y hombres a lo largo de la vida”.
Sin embargo, a pesar de los resultados obtenidos, los investigadores lamentan que, históricamente, la atención prestada a la salud de las mujeres “se ha centrado en gran medida en cuestiones sexuales y reproductivas que, aunque cruciales, no abarcan todo el espectro de problemas de salud que afectan a las mujeres a lo largo de su vida”.
Su análisis destaca, por ejemplo, el coste desproporcionado de condiciones impulsadas por la morbilidad entre las mujeres, observándose la mayor diferencia para los trastornos mentales y los trastornos musculoesqueléticos. Las enfermedades no transmisibles que afectan más comúnmente a las mujeres “siguen sin tener prioridad en la financiación de la investigación, en la literatura científica y, más notablemente, en la planificación de los sistemas de salud, tanto en términos de profesionales capacitados como de financiación asignada a estas enfermedades, a pesar de la carga sanitaria y económica asociada”.
Las mujeres tienen mayor esperanza vida que los hombres, pero también mayor carga de morbilidad a lo largo de la misma
En este sentido, recuerdan que el Atlas de Salud Mental 2020 de la OMS ya alertaba de la escasez global de profesionales de la salud mental, especialmente, en los países de ingresos bajos y medianos (PIMB) y de la ‘muy baja asignación de gasto público destinado a este ámbito de la salud (con una media de sólo el 2,1%), algo que, “resulta especialmente preocupante, dada la enorme carga asociada a los trastornos de salud mental y el hecho de que afectan desproporcionadamente a las mujeres en todas las regiones del mundo”.
Concretamente, el presente estudio ha identificado diferencias en salud que comienzan a una edad temprana, una etapa de la vida “marcada por cambios puberales y una socialización de género intensificada, cuando la identidad, los roles y las normas de género divergen marcadamente y ganan prominencia”, lo que evidencia la necesidad de respuestas tempranas y específicas.
Asimismo, estas diferencias entre mujeres y hombres continúan creciendo con la edad en muchas enfermedades, dejando a las mujeres con mayor carga de morbilidad a lo largo de su vida, “que en promedio suele ser más larga que la de los hombres”.
Las poblaciones que envejecen en todo el mundo imponen una demanda cada vez mayor a sistemas de atención de salud ya sobrecargados, y esto exige mayor financiación y una infraestructura más sólida para satisfacer las necesidades cambiantes de sus poblaciones. En este sentido, el mayor grado de morbilidad entre las mujeres, junto con la proporción cada vez mayor de mujeres y hombres que viven más años, es un aspecto crucial que los responsables de las políticas deben considerar en relación con sus sistemas de salud para las próximas décadas.
Los hombres presentan problemas de salud crónicos que conllevan una mortalidad prematura
Los hallazgos destacan también los importantes desafíos de salud que enfrentan los hombres, y que requieren el desarrollo de estrategias específicas y planes nacionales de salud. Entre estos desafíos se encuentran los problemas de salud crónicos, que conducen a mortalidad prematura, en particular, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y las lesiones por accidentes de tráfico, así como amenazas a la salud recientes y en evolución, como la pandemia de la COVID-19.
Al igual que ocurre con las mujeres, las diferencias de salud que afectan a los hombres, como las lesiones en accidentes de tráfico y la cardiopatía isquémica, a menudo, tienen sus raíces temprano en la vida, destacando una vez más, la importancia de intervenciones y medidas preventivas que se implementen desde una edad temprana.
De acuerdo con los autores del estudio, esas iniciativas deben reconocer los diferentes patrones de búsqueda de atención médica de los hombres, siendo esencial, entre otras estrategias, “involucrarse en acciones intersectoriales, incluido el trabajo con los sectores social y educativo para promover normas y roles de género positivos y saludables en todos los niveles de la educación, de cara a abordar los riesgos conductuales que son globalmente más comunes entre los hombres, como el tabaquismo y el consumo de alcohol”.
Estos comportamientos comienzan, generalmente, durante la adolescencia y continúan hasta la edad adulta, “creando vías de exposición a largo plazo asociadas con resultados adversos para la salud”, incluidas infecciones de las vías respiratorias inferiores, EPOC, cáncer de pulmón, afecciones cardiovasculares, cirrosis y otras enfermedades hepáticas.
Es clave contar con datos que abarquen todo el espectro de género para respaldar una investigación de salud más inclusiva
Por otro lado, el número desproporcionado de lesiones causadas por accidentes de tráfico entre los hombres, constituye otra área en la que se necesitan urgentemente “medidas preventivas intensificadas en los sistemas de transporte, seguridad y sistemas sanitarios y sociales, para mitigar los riesgos de accidente y su consiguiente mortalidad y morbilidad entre los varones adultos jóvenes”.
De igual modo, las diferencias persistentes observadas en diversas condiciones de salud entre mujeres y hombres subrayan la trascendencia de contar “con datos específicos en función del sexo y de la identidad de género”, siendo estos de gran utilidad para monitorear, comprender y abordar de manera efectiva las necesidades de salud de diversos grupos de población. En este sentido, dado que las diferencias de salud a menudo “se ven exacerbadas para las personas con diversidad sexual y de género”, consideran necesario contar con datos “que abarquen todo el espectro de género para respaldar una investigación de salud más inclusiva”.
El estudio destaca la necesidad de intervenciones tempranas y medidas preventivas sensibles al género
Estos hallazgos ponen de manifiesto la importancia de adoptar un enfoque de ciclo de vida en la planificación estratégica de los sistemas de salud. Este enfoque debe abarcar intervenciones tempranas y medidas preventivas sensibles al género, diseñadas para prevenir la aparición y exacerbación de condiciones de salud específicas a lo largo de la vida, junto con inversiones (particularmente, en los países de ingresos bajos y medianos), para fortalecer y ampliar los servicios para los problemas que afectan predominantemente a personas mayores de 50 años, incluidos los de salud mental y los trastornos musculoesqueléticos.
El diseño y la implementación eficaz de estrategias de sistemas de salud requieren, según los autores, «una comprensión de la compleja interacción entre sexo y género, y otros determinantes sociales de la salud«, con el fin de lograr una mayor equidad en salud.
Fuente: Patwardhan, V., Gil, G.F., Arrieta, A., Cagney, J., DeGraw, E., Herbert, M.E. et al. (2024). Differences across the lifespan between females and males in the top 20 causes of disease burden globally: a systematic analysis of the Global Burden of Disease Study 2021. The Lancet Public Health, vol.9 (5). DOI: https://doi.org/10.1016/S2468-2667(24)00053-7