El suicidio es un problema de salud a nivel mundial, con un alto número de personas que se quitan la vida cada año. El desafío a la hora de reducir la incidencia de este grave problema y prevenirlo, se encuentra en desarrollar programas de intervención innovadores, tanto en términos de metodología como en la atención a poblaciones que suelen obviarse en estos esfuerzos, como los familiares y amigos de los/as jóvenes que presentan riesgo de suicidio.
Así lo afirma un estudio publicado en la revista Apuntes de Psicología, y desarrollado por los investigadores mexicanos Rafael López-Díaz, María Elena Rivera-Heredia, Marisol Morales-Rodríguez, Alicia Edith Hermosillo-De la Torre, Miriam Anahí Salazar-García y Fabiola González-Betanzos, con el objetivo analizar los programas de intervención más utilizados para la prevención del suicidio en jóvenes, a nivel selectivo e indicado, identificando cuántos de ellos involucran a familiares y amigos, en aras de encontrar elementos clave que puedan ser de utilidad en el diseño de una propuesta de intervención culturalmente adecuada a la población local.
Tal y como señalan los investigadores, el interés particular de esta revisión sistemática en trabajos previos de intervención se sustenta bajo los objetivos de la Psicología de la Salud propuestos por la división 38 de la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association, APA, 2022), “en la importancia de la adquisición de habilidades para el diseño y la aplicación de programas dirigidos a desarrollar u optimizar hábitos o estilos de vida saludables, así como en la comprensión de las diferencias en las intervenciones médicas y psicológicas, y el efecto de su combinación en la eficacia del tratamiento”.
Según indican, el problema del suicidio elicita gran preocupación en el ámbito clínico, social, educativo y familiar, lo que conlleva a que la prevención del suicidio se aborde desde diferentes paradigmas y enfoques. Sin embargo, tendiendo al interés particular de la presente revisión, los investigadores destacan que “son múltiples los estudios que se han realizado desde el paradigma del postpositivismo, los cuales, por lo general, han sido estudios transversales, de tipo correlacional con alcance descriptivo”.
Estos estudios, manifiestan, “identifican como factores de riesgo asociados a la ideación e intentos suicidas en jóvenes: el trastorno mental e intento de suicidio en la familia, intento de suicidio previo, depresión, desesperanza, impulsividad, ansiedad, sentimientos de minusvalía, soledad, menores niveles de regulación emocional, insatisfacción con la vida, haber sufrido abuso sexual, tener dificultad en la toma de decisiones y en controlar los pensamientos negativos, preocuparse demasiado, tener exceso de tareas y responsabilidades, violencia psicológica, maltrato físico, tener problemas con los padres o problemas de pareja, baja autoestima, aislamiento social, ser mujer y vivir con una familia no nuclear”.
De forma específica, con respecto al papel del apoyo percibido de amigos y compañeros en la suicidabilidad de los y las jóvenes, el panorama actual de evidencia presenta una imagen ambigua sobre el mismo. Algunos expertos indican que la forma en que ocurren las amistades -ya sea en línea o cara a cara-, “podría ser un factor contribuyente importante para las percepciones de apoyo y suicidabilidad”. Mientras que para algunos/as jóvenes, la influencia de sus compañeros/as puede reforzar estrategias de afrontamiento o conductas maladaptativas, para otros/as pueden suponer un factor de apoyo y/o protector.
Son escasas las investigaciones que tienen en cuenta la participación de la familia y del grupo de iguales como parte de la intervención
A pesar de la importancia de incluir a familiares y amigos en las intervenciones para la prevención del suicidio en jóvenes, los investigadores de este estudio ponen de relieve la escasez de investigaciones que tienen en cuenta la participación de la familia y del grupo de iguales como parte de la intervención.
Por este motivo, han llevado a cabo esta revisión sistemática, con el propósito de recopilar evidencia en torno a la implementación de programas de intervención orientados hacia la prevención del suicidio en adolescentes y jóvenes, tomando como eje central la participación de la familia y de los iguales en dichas intervenciones. Para tal fin, han realizado una búsqueda de la literatura científica en bases de datos de PubMed, PsychINFO y Google Scholar, seleccionando finalmente 13 artículos, seis de ellos incluían programas de intervención solo con jóvenes (46,15%), cuatro con jóvenes y sus familias (30,7%) y tres con jóvenes, sus familias y grupo de pares (23,07%).
Tras analizar los programas de intervención que han sido aplicados para la prevención del suicidio en jóvenes (a nivel selectivo e indicado), involucrando a familiares y amigos, los resultados muestran que estos programas tienen impactos positivos al reducir la ideación y los intentos de suicidio en los y las jóvenes.
En general, los programas se enfocan en la psicoeducación, con un enfoque de prevención del suicidio. Estos incluyen sesiones de sensibilización y capacitación tanto a los jóvenes, sus familiares, sus pares y amigos, consiguiendo proporcionar información y recursos accesibles para aquellos que necesitan apoyo inmediato.
Específicamente, el estudio revela que “la variedad de programas abarca desde intervenciones terapéuticas individuales, hasta enfoques grupales más amplios o de tercera generación”. Mediante estas intervenciones se pretende abordar y fortalecer el conocimiento y habilidades que contribuyan a la reducción de la ideación e intentos de suicidio, brindando a los/as jóvenes, a sus familiares y sus iguales herramientas para hacer frente a situaciones difíciles de forma eficaz.
La mayoría de los programas de intervención que incluyen a los familiares se centran en la aplicación de la Terapia Dialéctica Conductual para Adolescentes, que, a juicio de los investigadores, “implica un entrenamiento altamente especializado para quienes la imparten”, lo que plantea “un desafío para su implementación en entornos con limitaciones presupuestarias y de capacitación como los que se encuentran en México”.
Para los investigadores, los resultados de esta revisión sistemática pueden ser de utilidad para quienes tienen la intención de diseñar programas de intervención para la prevención del suicidio en población joven, describiendo como novedad, la forma, frecuencia y efectividad de la participación de los padres y amigos.
Estos programas, afirman “podrían diseñarse de manera óptima al considerar factores como la duración de la intervención, los costes asociados y la incorporación de familiares y amigos en el enfoque”. Asimismo, podrían añadirse a los protocolos de intervención preventiva actuales (que sólo incluyen el trabajo individual con el/la adolescente), la participación de familiares o de amigos “como una estrategia para potencializarlos aún más”.
El estudio concluye recordando que, pese a las múltiples formas y enfoques para abordar el problema del suicidio, este siendo una emergencia de salud pública cuya incidencia no se ha logrado reducir, de modo que el desafío aquí “radica en desarrollar programas de intervención innovadores, tanto en términos de metodología como en la atención a poblaciones previamente pasadas por alto en estos esfuerzos, como lo son, familiares y amigos de los jóvenes que presentan riesgo de suicidio”. Teniendo en cuenta que los hallazgos evidencian que la incorporación de la familia y amigos puede convertirse en un potenciador y un blindaje protector del tratamiento, se sugiere tenerlos en cuenta en el diseño de futuros programas.
Se puede acceder al estudio completo desde la página Web de la RPYE o bien directamente aquí:
López-Díaz, R., Rivera-Heredia, M.E., Morales-Rodríguez, M., Hermosillo-De la Torre, A.E., Salazar-García, M.A., y González-Betanzos, F. (2024). Programas de intervención para la prevención del suicidio con jóvenes, sus familiares y amigos: una revisión sistemática. Revista de Psicología y Educación, 19(2), 128-138. https://doi.org/10.23923/rpye2024.02.257