La Psicología ofrece enfoques preventivos, colaborativos y de toda la sociedad que aumentan la capacidad de las comunidades para erradicar la pobreza.
Así lo afirman la Asociación Americana de Psicología (APA-American Psychological Association) y la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA-European Federation of Psychologists’ Associations) en una declaración conjunta dirigida al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), a través de la cual instan a la promoción de enfoques preventivos y de promoción de la salud para la erradicación de la pobreza, poniendo de relieve el papel esencial que puede desempeñar aquí la Psicología.
A continuación, transcribimos la declaración conjunta:
La erradicación de la pobreza requiere prevención
La Psicología es la ciencia de la mente y el comportamiento, que ayuda a comprender y guiar el pensamiento, el sentimiento y la acción, y ofrece medios científicamente fundamentados para evaluar y mejorar la salud y el bienestar. La Psicología aborda las causas fundamentales de los numerosos desafíos de la agenda global, incluida la salud, el cambio climático, la desigualdad, la pobreza y la seguridad. Somos casi medio millón de psicólogos y psicólogas en todo el mundo. Nuestro trabajo se basa en la base ética de los Derechos Humanos y en la importancia de promover condiciones para un desarrollo saludable y sostenible.
La ciencia psicológica ofrece enfoques preventivos, colaborativos y de toda la sociedad que aumentan la capacidad de las comunidades para erradicar la pobreza. Las respuestas impulsadas por las crisis son costosas e ineficaces. Los gobiernos deben tomar medidas proactivas utilizando un marco de salud de la población (APA, 2022) para abordar de manera preventiva las causas fundamentales de la pobreza. La Psicología también puede ayudar a combatir el estigma, mostrando que la pobreza, un determinante social de la salud, suele ser el resultado de barreras sistémicas (Shah, Mullainathan y Shafir, 2012).
La exposición a la pobreza es perjudicial para la salud física y mental (p. ej., Academias Nacionales de EE. UU., 2019). A nivel mundial, la pobreza agrava las desigualdades sistémicas. Un niño puede vivir más de 80 años si nace en un país, pero menos de 45 años si nace en otro. Dentro de los países, las diferencias dramáticas en los resultados están relacionadas con grados de desventaja social (Organización Mundial de la Salud, 2008). Pero la inequidad no es inevitable: las respuestas eficaces a los factores de riesgo de seguridad, vivienda, educación, estabilidad económica, seguridad alimentaria o conectividad social deficientes, amplían la inclusión y reducen la desigualdad social (APA, 2021; Thurston, et al., 2023).
Las políticas públicas que se basan en los principios de las ciencias del comportamiento, pueden implementar las protecciones sociales necesarias para erradicar la pobreza. Por ejemplo, el acceso a una mejor nutrición durante el embarazo y la infancia reduce el deterioro cognitivo. El acceso universal a la educación en la primera infancia y a la infraestructura escolar mantiene a las adolescentes en la escuela, lo que reduce las brechas de rendimiento. Las políticas iniciales de este tipo pueden prevenir la pobreza y promover la equidad en salud física y mental (KFF, 2018).
De manera similar, la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Salud Mental y Apoyo Psicosocial (A/77/300) insta a los Estados Miembros a ‘abordar los determinantes sociales, económicos y ambientales de la salud, incluida la salud mental, y abordar de manera integral la variedad de barreras que surgen del subdesarrollo, la falta de oportunidades económicas, la inversión inadecuada, la pobreza, las desigualdades y la discriminación que impiden el pleno disfrute de los derechos humanos en el contexto de la salud mental’.
Instamos al ECOSOC a promover enfoques preliminares, preventivos y de promoción de la salud para erradicar la pobreza.
Se puede acceder a la declaración conjunta (en Inglés) a través de la página Web de la EFPA: