¿Cómo afecta el dolor a cuidadores de personas dependientes? Esta fue la pregunta de investigación de un artículo publicado en la revista The Gerontologist. Se trata de uno de los estudios más amplios sobre las experiencias de dolor y artritis en cuidadores, revelando su impacto significativo en la capacidad para realizar tareas esenciales durante el cuidado de familiares mayores.
La investigación surge de la necesidad de abordar un área críticamente descuidada: el dolor experimentado por quienes desempeñan el rol esencial de cuidadores. A este respecto, los autores subrayan la escasa atención a las experiencias de dolor en cuidadores de personas dependientes y su impacto en la limitación de la realización de actividades diarias. Para profundizar en esta cuestión, los autores analizaron datos de 1.930 cuidadores con una edad promedio de 62 años.
Los resultados revelaron que el 75% de los cuidadores lidiaban con «dolor molesto», y el 30% informó que este dolor limitaba sus actividades cotidianas. Asimismo, la artritis estaba presente en el 40% de los casos. Otro hallazgo significativo fue que la edad avanzada se correlacionó estrechamente con la artritis y la discapacidad relacionada con el dolor.
Según los autores, los resultados plantean preguntas sobre cómo ciertas actividades de cuidado pueden exacerbar el dolor existente y asociarse con nuevas experiencias de dolor. A este respecto, los investigadores subrayan la importancia de comprender cómo el estrés y las demandas físicas asociadas con el cuidado pueden afectar la experiencia de dolor en este grupo.
Asimismo, los datos informan de la necesidad de abordar el dolor en este grupo, puesto que también contribuye a aumentar el estrés del cuidador. Según los autores, la experiencia de dolor a menudo se asocia a emociones negativas y problemas de salud mental. Esto agrega estrés y malestar a la tarea desafiante de proporcionar cuidados.
Así, el abordaje del dolor en cuidadores resulta crucial. No sólo permite mejorar la calidad de vida de este grupo, sino atenuar los efectos del estrés y los costes de salud asociados. Por este motivo, los autores animan a los profesionales de la Psicología y la salud geriátrica a desarrollar intervenciones de apoyo a cuidadores que contemplen el impacto negativo del dolor.