Los y las jóvenes con epilepsia experimentan altas tasas de problemas de salud mental y de conducta, lo que aumenta sustancialmente la carga de enfermedad; sin embargo, sigue siendo un área de considerable necesidad insatisfecha.
Con esta introducción, se presenta un artículo desarrollado por investigadoras de la escuela de ciencias psicológicas de Australia, y publicado en la revista The Lancet, a través del cual se pone de relieve la trascendencia de integrar la atención psicológica en el abordaje de la epilepsia en jóvenes.
Tal y como señalan sus autoras, las principales autoridades en neurología, como la Liga Internacional Contra la Epilepsia, recomiendan la detección y el tratamiento de rutina de salud mental del paciente con esta problemática. Sin embargo, en la realidad clínica rara vez se logra este propósito, “en parte debido a la falta de investigaciones que orienten las mejores prácticas”.
Un estudio realizado en Reino Unido ha adaptado una intervención en salud mental basada en la evidencia para jóvenes con epilepsia y problemas de salud mental
En los últimos años, han ido surgiendo estudios para tratar de llenar este vacío. Un ejemplo recogido aquí es un ensayo multicéntrico realizado en Reino Unido con el fin de evaluar una intervención de salud mental personalizada para niños y niñas con epilepsia, basada en los principios de la terapia cognitivo-conductual (Bennett y col.).
Los investigadores de este estudio asignaron aleatoriamente a una muestra de 166 jóvenes de 3 a 18 años con epilepsia y problemas de salud mental diagnosticados, a un tratamiento (intervención en salud mental personalizada con TCC más atención habitual) o a un grupo de control (atención habitual). La atención habitual aquí involucraba servicios de psicología pediátrica en hospitales o derivaciones a servicios de salud mental para jóvenes. Por su parte, la intervención adaptada por las investigadores consistía en la entrega remota -tanto a pacientes como a cuidadores/as- de módulos de salud mental dirigidos a la ansiedad, la depresión y los problemas de conducta relevantes para el diagnóstico de los y las participantes, junto con módulos específicos de epilepsia. Los resultados con la intervención adaptada junto con la atención habitual fueron superiores a la hora de abordar las dificultades emocionales y conductuales.
De acuerdo con las autoras de este artículo, este es el primer ensayo que adapta una intervención de salud mental preexistente basada en la evidencia para jóvenes con una enfermedad crónica y diversas presentaciones internalizantes y externalizantes. Mientras que, por el contrario, los ensayos anteriores se han centrado en presentaciones emocionales o conductuales únicas y, con frecuencia, excluyen a jóvenes con comorbilidades de salud mental.
Este enfoque puede sentar las bases para futuras adaptaciones dirigidas a otras afecciones crónicas
Otra de las novedades de este ensayo es que es uno de los primeros que comprende un amplio rango de edades de jóvenes e incluye a aquellos/as con discapacidad intelectual concurrente (40% de la muestra) y trastorno del espectro del autismo (24% de la muestra), lo que mejora sustancialmente la generalización de sus hallazgos. A este respecto, dadas las diferentes necesidades de la muestra, “la incorporación de módulos de salud mental personalizados junto con contenido específico para la epilepsia representa un enfoque de atención colaborativo y altamente centrado en el paciente, al igual que el uso flexible y personalizado de la participación de los cuidadores y la prestación remota por parte de personal multidisciplinario”.
Para las autoras de este artículo, este enfoque puede sentar las bases para futuras adaptaciones de intervenciones dirigidas a otras afecciones crónicas en las que los y las jóvenes presentan necesidades de atención en salud mental no satisfechas (p. ej., asma, dolor crónico, diabetes y lesiones cerebrales).
Destacan también la importancia que se otorga en este estudio a la evaluación y mejora de los resultados de salud mental de las personas cuidadoras, dado que “sigue siendo un área de carga y necesidades de atención insatisfechas”.
Es clave invertir en la mejora de la atención psicológica de adultos/as y jóvenes con enfermedades crónicas
Según señalan, investigaciones futuras podrían adaptar los criterios de inclusión diagnóstica para ofrecer atención psicológica proactiva a pacientes por debajo del umbral clínico (lo que, en su opinión, “podría mejorar los resultados en salud mental y reducir el riesgo de problemas futuros”), así como considerar la evaluación por parte de múltiples informantes.
Este ensayo representa una contribución importante al logro de los objetivos establecidos por el Plan de Acción Mundial Intersectorial sobre Epilepsia y Otros Trastornos Neurológicos de la OMS (Intersectoral global action plan on epilepsy and other neurological disorders) destinado a la mejora de «la calidad de vida de las personas con trastornos neurológicos, sus cuidadores y sus familias».
Los alentadores hallazgos justifican una mayor inversión en más esfuerzos para mejorar la atención psicológica de personas adultas y jóvenes con enfermedades neurológicas o crónicas y proporcionar un modelo innovador para fomentar futuras iniciativas de atención sanitaria.
Fuente: Gandy, M., & Dudeney, J. (2024). Integrated psychological care for youth with epilepsy. The Lancet, 403 (10433), pp. 1208-1209