¿Cómo implementar intervenciones psicológicas basadas en la evidencia?
17 Abr 2024

Las intervenciones psicológicas basadas en la evidencia son una parte importante de los servicios sanitarios, sociales, de protección y educativos y pueden ayudar a aumentar el acceso a tratamientos eficaces de salud mental y la progresión hacia la cobertura sanitaria universal. Así lo afirma la OMS en su nuevo manual para la implementación de intervenciones psicológicas (Psychological interventions implementation manual), un documento a través del cual brinda orientación práctica para integrar, dentro de los servicios existentes, las intervenciones psicológicas basadas en la evidencia dirigidas a personas adultas, adolescentes y niños/as.

Tal y como advierte en su texto, en todos los países, los problemas de salud mental son muy prevalentes y causan un sufrimiento inmenso. Estos problemas son la principal causa de años vividos con discapacidad y sus consecuencias económicas son enormes, con pérdidas de productividad y otros costes indirectos para la sociedad, superando, a menudo, con creces los costes de atención médica.

La mayoría de las personas que presentan problemas de esta índole, incluidos problemas comunes como depresión y ansiedad, no pueden acceder a una atención eficaz y no reciben tratamiento. Para la Organización Mundial, esto puede deberse a que “los servicios de salud mental no están disponibles, carecen de capacidad, son inaccesibles o inasequibles, o porque el estigma impide que las personas busquen la ayuda que necesitan”.

intervenciones psicológicas basadas en evidencia
Fuente: Racool_studio. Foto: freepik. Fecha: 08/04/24
Para cerrar la brecha de tratamiento, es clave integrar intervenciones psicológicas basadas en la evidencia dentro de los servicios existentes

La alta prevalencia y la enorme brecha de tratamiento para las condiciones comunes de salud mental significan que los países necesitan diversificar y ampliar las opciones de atención si quieren avanzar hacia la cobertura sanitaria universal. Para este fin, una estrategia clave es la de integrar intervenciones psicológicas basadas en la evidencia dentro de los servicios existentes, como los de salud (incluida la salud mental), la atención social, los servicios de protección y los servicios psicológicos en centros educativos y universidades, etc.

Según indica la OMS, muchas intervenciones psicológicas ‘manualizadas’ tienen buena evidencia de su efectividad en diferentes entornos y con diferentes poblaciones objetivo, incluso en países de ingresos bajos y medianos. Los manuales de intervención psicológica basados en la evidencia para el abordaje de problemas de salud mental se basan en técnicas de tratamientos psicológicos establecidos, como la activación conductual, el manejo del estrés, la terapia de resolución de problemas, la terapia cognitivo-conductual (TCC) o la terapia interpersonal (IPT), entre otras.

De acuerdo con la Organización, se ha demostrado que las personas con una amplia gama de problemas de salud mental (incluidas aquellas que experimentan síntomas subclínicos y aquellas con afecciones diagnosticadas) se benefician de este tipo de intervenciones psicológicas y que su implementación en los servicios mejora los resultados de las personas con depresión y ansiedad.

El documento explica los cinco pasos esenciales para implementar las intervenciones psicológicas

Los diferentes manuales de intervención psicológica suelen ofrecer instrucciones sobre el modo de realizar la intervención, pero normalmente no incluyen orientación sobre cómo diseñar y prestar servicios que ofrezcan intervenciones psicológicas. Precisamente, este manual de implementación de la OMS pretende llenar ese vacío: ofrece a los planificadores y administradores de servicios orientación práctica sobre el modo de implementar intervenciones psicológicas y hacerlas más disponibles, integrándolas en los servicios de salud, sociales, de protección o educativos existentes.

El documento pone de relieve que todas las actividades cubiertas a lo largo de sus páginas, “requieren colaboración y coordinación entre partes interesadas y sectores para garantizar que las intervenciones sean relevantes y accesibles para quienes más las necesitan”. Esto incluye involucrar a organizaciones no gubernamentales y gobiernos, así como a representantes de las comunidades locales, incluidas personas con experiencias vividas. En cada etapa del diseño y prestación de los servicios, la participación de la comunidad es importante para identificar y superar las barreras en la búsqueda de ayuda y garantizar la aceptación de los posibles usuarios del servicio.

A lo largo de sus páginas, el documento aborda los cinco pasos clave para implementar las intervenciones psicológicas dentro de un servicio existente:

1. Planificación

La planificación constituye el primer paso para implementar intervenciones psicológicas. Implica decidir qué intervenciones se realizarán, por qué, dónde, cómo y cuándo. Destaca la trascendencia de elegir intervenciones psicológicas relevantes y efectivas para el entorno determinado.

En última instancia, las decisiones que se tomen durante la planificación determinarán el alcance y la utilidad de las intervenciones. El plan de implementación debe adaptarse a las necesidades y contextos locales y basarse en la evidencia de efectividad en situaciones comparables.

El documento recomienda aquí elegir una o más intervenciones psicológicas basadas en la evidencia para un entorno específico y planificar cómo aplicarlas a una población objetivo, estableciendo el propósito de introducir una intervención psicológica que se base en un análisis de la situación local, para identificar las necesidades, capacidades y prioridades locales de salud mental.

A este respecto, recoge las siguientes pautas: incluir a múltiples partes interesadas -como representantes de la comunidad (por ejemplo, líderes comunitarios y personas con problemas de salud mental)- en el equipo de implementación; mapear los servicios disponibles (por ejemplo, salud, rehabilitación, educación, protección y servicios sociales) y construir vínculos multisectoriales; considerar modelos de prestación que maximicen la eficiencia (por ejemplo, tareas compartidas, atención colaborativa o atención escalonada); identificar el personal laboral que realizará las intervenciones psicológicas y brindará capacitación y supervisión; decidir el formato de entrega (individual, grupal o de autoayuda); especificar dónde y cómo se realizarán las intervenciones (por ejemplo, en persona, de forma remota o una combinación de ellas); y asignar recursos humanos y económicos suficientes para implementar la intervención psicológica dentro del servicio.

2. Adaptación

Todos los materiales de intervención psicológica elegidos deberán adaptarse al idioma, contexto (por ej., sistema de salud, recursos humanos, infraestructura) y cultura (actitudes, creencias y normas sociales) locales. La adaptación no sólo implica la traducción, sino también el cambio de otros aspectos de los materiales relacionados con el paquete de intervención psicológica.

Los materiales del paquete de intervención adaptado deben ser precisos, además de comprensibles, aceptables y relevantes para las personas que los utilizan y deben incluir el manual de intervención que detalla el protocolo de tratamiento, materiales de capacitación y supervisión, folletos y materiales audiovisuales

Es esencial que, durante el proceso de adaptación, se mantengan los componentes terapéuticos centrales de la intervención y que se documenten todas las adaptaciones de forma sistemática.

3. Personal laboral

El principal recurso necesario para realizar intervenciones psicológicas son las personas, por lo que es trascendental contar con un personal laboral competente y seguro. Los grupos de trabajadores que brindarán la intervención deberían haber sido identificados durante la planificación.

En muchos casos, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos, es probable que estos proveedores no sean especialistas. Es importante garantizar que reciban la capacitación adecuada, que se evalúe periódicamente su competencia cuando comiencen a realizar intervenciones y que reciban supervisión y apoyo continuo mientras realizan las intervenciones.

A este respecto, el manual recomienda elegir proveedores en función de actitudes, características personales (por ejemplo, compasión), conocimientos, habilidades y experiencia (por ejemplo, en funciones de ayuda) en la comunidad, dotarles de las habilidades adecuadas mediante una formación basada en competencias, promoviendo prácticas seguras y éticas, brindándoles apoyo en casos difíciles y fomentando el autocuidado.

4. Identificación, valoración y entrega

Las intervenciones psicológicas deben ser parte de los servicios dentro de un sistema de atención sanitaria y social más amplio que incluya vías para derivar a las personas entre los servicios de salud mental, salud, protección y comunitarios.

La OMS recuerda que hay muchas razones por las que una persona puede mostrarse reticente o es incapaz de buscar ayuda y/o acudir a una intervención psicológica, incluso a pesar de estar disponible. Las barreras a la demanda de atención pueden ser actitudinales o estructurales e incluir factores como el alto coste, la mala calidad de la atención, la disponibilidad o accesibilidad limitadas, bajos niveles de alfabetización sanitaria sobre salud mental y servicios disponibles, o malas experiencias previas en la búsqueda de ayuda, entre otras.

Si bien abordar estos problemas está más allá del alcance de este manual, la OMS recuerda la importancia de ser consciente de estas barreras e integrar actividades para acometerlas, aumentará la aceptación de la intervención.

Entre las recomendaciones recogidas en este punto, destacan las siguientes: identificar a los posibles beneficiarios de las intervenciones psicológicas y garantizar que se dirijan a la fuente adecuada de apoyo; considerar qué enfoques utilizar para identificarlos correctamente; evaluar a las personas antes de iniciar la intervención psicológica; en función del resultado de la evaluación, derivarlas, según sea necesario, a los servicios y apoyos que necesitan (incluso más allá del sector de la salud); garantizar que existan protocolos para evaluar y gestionar el riesgo inminente de daño (a los usuarios del servicio u otras personas), incluida la violencia contra los niños y niñas y la violencia de género; asegurar una atención de seguimiento a las personas que abandonan la atención psicológica o no han mejorado al final de la intervención.

5. Seguimiento y evaluación

Los términos “seguimiento” y “evaluación” a menudo se utilizan juntos, pero se refieren a actividades separadas pero relacionadas. El seguimiento implica recopilar y analizar datos de manera continua y sistemática para evaluar el progreso del servicio a lo largo del tiempo e identificar desafíos o áreas de mejora. La evaluación implica evaluar periódicamente información específica en momentos específicos para determinar en qué medida un servicio ha cumplido sus objetivos.

Según el manual, es crucial la inclusión de sistemas y procesos sólidos de seguimiento y evaluación en los servicios que implementan intervenciones psicológicas para: garantizar que la intervención no cause ningún daño; establecer si la intervención psicológica aborda las necesidades de salud mental de la población objetivo; e informar adaptaciones y estrategias de mejora de la calidad para el servicio actual y los servicios futuros que implementen intervenciones psicológicas.

En este sentido, considera fundamental monitorear y evaluar los resultados e impactos del servicio con intervenciones psicológicas integradas; utilizar una combinación de indicadores de resultados, resultados y objetivos para seguir y evaluar la efectividad, aceptabilidad, viabilidad y fidelidad de las intervenciones psicológicas; recopilar datos continuamente y en ciertos puntos para informar de mejoras al servicio, integrando intervenciones psicológicas y para prevenir daños; así como involucrar a todas las partes interesadas.

Se puede acceder al manual completo desde la página de la OMS o bien directamente aquí:

OMS (2024). Psychological interventions implementation manual: integrating evidence-based psychological interventions into existing services. Geneva: World Health Organization. Licence: CC BY-NC-SA 3.0 IGO

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