Un reciente estudio ha arrojado luz sobre la alarmante situación de la salud mental de los jóvenes en prisión. El análisis revela una brecha preocupante entre la presencia de trastornos mentales y acceso a evaluación y tratamientos psicológicos.
Según los autores, un elevado porcentaje de jóvenes encarcelados tiene antecedentes de malos tratos y abandono, y/o de trastornos mentales o del desarrollo neurológico. A pesar de ello, los dos únicos trastornos específicamente asociados con el maltrato y el abandono, el trastorno reactivo del apego y el trastorno de relación social desinhibida, nunca se han incluido como parte de un estudio de prevalencia exhaustivo.
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Por este motivo, en el estudio, publicado en la revista Psychiatry Research, participaron 110 prisioneros varones de edades comprendidas entre los 16 y 23 años. Los investigadores analizaron la prevalencia de experiencias infantiles adversas, trastornos mentales y problemas de desarrollo neurológico.
Los principales resultados del estudio muestran que:
- Más del 85% de los jóvenes presentaban algún trastorno mental en la actualidad.
- El 53.6% de los jóvenes cumplían criterios para trastorno reactivo del apego y trastorno de relación social desinhibida.
- Solo el 3% de estos jóvenes había recibido una evaluación clínica integral mientras estaba en prisión, subrayando una brecha significativa en la atención de la salud mental dentro del sistema correccional juvenil.
- Casi el 75% de los varones en el estudio (74.5%) había experimentado abuso y negligencia en su infancia.
- Prácticamente todos ellos (96%) habían padecido uno o más problemas de salud mental o de desarrollo neurológico a lo largo de su vida.
- Casi la mitad (48.2%) de los participantes había experimentado cuatro o más trastornos mentales en algún momento de su vida.
El estudio pone en evidencia la complejidad y elevada prevalencia de problemas de salud mental en este grupo de jóvenes delincuentes. A este respecto, los autores señalan la necesidad de proporcionar atención psicológica a estos jóvenes, así como llevar a cabo evaluaciones psicológicas en salud mental en estos contextos.
En consecuencia, los autores destacan la urgencia de desarrollar un enfoque más comprensivo para evaluar y abordar las necesidades de salud mental de estos jóvenes. Además, subrayan la importancia de adoptar una atención informada sobre el trauma para garantizar un tratamiento y rehabilitación eficaces. Dada la correlación entre abuso, negligencia y problemas de neurodesarrollo, el estudio aboga por ofrecer evaluaciones integrales tanto de salud mental como de desarrollo neurológico a la población carcelaria juvenil.
En conclusión, estos hallazgos resaltan la necesidad crítica de intervenciones psicológicas y de salud mental más sólidas y específicas para la población carcelaria juvenil. La atención y la intervención tempranas pueden no solo mejorar la calidad de vida de estos jóvenes, sino también contribuir a la reducción de las tasas de reincidencia y aliviar la carga social asociada.
Fuente:
Kate Moran et al, Reactive attachment disorder, disinhibited social engagement disorder, adverse childhood experiences, and mental health in an imprisoned young offender population, Psychiatry Research (2023). DOI: 10.1016/j.psychres.2023.115597