La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado la tercera actualización de su guía para los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias del Programa de Acción para superar las Brechas en Salud Mental (mhGAP), un documento desarrollado con el objetivo de difundir la atención integrada de la salud mental, utilizando protocolos con recomendaciones basadas en la evidencia para ayudar en la toma de decisiones clínicas.
Tal y como señala la OMS, los trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias contribuyen de manera importante a la morbilidad y la mortalidad prematura en todas las regiones del mundo: en 2019, fueron responsables del 10,1% de toda la carga mundial de morbilidad medida en años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) y del 25,1% de todos los años vividos con discapacidad. A esto se añade que los recursos que se han brindado para abordar la enorme carga de estos trastornos son insuficientes, están distribuidos de manera desigual y se han utilizado de manera ineficiente, lo que genera una gran brecha en el tratamiento.
El estigma y la discriminación asociados con estos trastornos exacerban aún más los problemas y crean barreras adicionales para que las personas busquen y accedan a la atención que necesitan. En este sentido, se estima que más del 75% de las personas con trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias no pueden acceder al tratamiento o a la atención que necesitan.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 08/01/24
Para reducir la brecha de tratamiento y mejorar la capacidad de los países para responder al creciente desafío, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrolló y lanzó (en 2008) el “Programa de Acción para la Brecha en Salud Mental (mhGAP): ampliación de la atención para los trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias”. Un componente esencial del mhGAP es la guía basada en evidencia para estos trastornos identificados como condiciones de alta prioridad para los países de ingresos bajos y medios (PIMB). Estas recomendaciones se publicaron por primera vez en 2010 como parte de la guía de intervención mhGAP y se actualizaron en la guía mhGAP de 2015. Desde entonces, su uso se ha expandido con rapidez, utilizándose, actualmente, junto con los documentos relacionados con la misma, en más de 100 países, y traduciéndose a más de 20 idiomas.
El propósito de esta nueva actualización del programa de la OMS, es ofrecer una orientación de calidad, eficiente, transparente y basada en la evidencia para apoyar a los países a fortalecer su capacidad para hacer frente a la creciente carga de las enfermedades mentales, neurológicas y por consumo de sustancias y reducir la brecha de tratamiento.
La guía está dirigida a los y las profesionales de la salud que trabajan en entornos no especializados, así como al personal de los ministerios de salud, organizaciones no gubernamentales (ONG) e investigadores de instituciones académicas, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos, planificadores de atención médica, administradores de programas y formuladores de políticas. A su vez, pretende facilitar la implementación de los planes de acción de la OMS, incluidos el Plan de acción integral de salud mental 2021-2030, el Plan de acción mundial intersectorial sobre la epilepsia y otros trastornos neurológicos 2022-2031, el Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025 y el Plan de acción mundial sobre el alcohol 2022-2030.
A lo largo de sus páginas, el documento incluye 30 recomendaciones actualizadas y 18 nuevas basadas en la evidencia, relacionadas con los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias, y organizadas en 11 módulos: trastornos por consumo de alcohol (ALC), ansiedad, trastornos de salud mental en niños y adolescentes, condiciones relacionadas con el estrés, demencia, depresión, trastornos por consumo de drogas, epilepsia y convulsiones, áreas generales, psicosis y trastorno bipolar y autolesiones y suicidio.
Entre las nuevas recomendaciones y actualizaciones incorporadas en esta guía, destacamos las siguientes:
Trastornos por consumo de alcohol
- Se actualiza la recomendación de considerar las intervenciones psicológicas y sociales estructuradas y estandarizadas para el tratamiento de la dependencia del alcohol, incluyendo, como novedad, la de considerar intervenciones realizadas digitalmente para adultos con trastornos por consumo de alcohol o con consumo peligroso de alcohol. Este tipo de intervenciones no deben reemplazar la prestación de otras formas de intervención, y han de garantizar el consentimiento libre e informado, la seguridad, la confidencialidad, la privacidad y la protección.
Trastornos de ansiedad
Las directrices contienen un nuevo módulo sobre ansiedad que refleja el creciente número de personas con problemas de esta índole, que se encuentran entre los trastornos mentales más comunes en todo el mundo. El módulo incluye las siguientes recomendaciones:
- Se deben ofrecer intervenciones psicológicas breves y estructuradas basadas en los principios de la terapia cognitivo-conductual (TCC) a adultos con trastorno de ansiedad generalizada y/o trastorno de pánico. Estas intervenciones se pueden ofrecer en una variedad de formatos, en función de los recursos disponibles y de las preferencias individuales, tales como: formato presencial individual y/o grupal; digital/online y/o presencial; autoayuda guiada y/o no guiada; especialista y/o no especialista.
- Se deben considerar técnicas de manejo del estrés, concretamente relajación y/o entrenamiento de atención plena, para adultos con trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y/o trastorno de pánico
Trastornos de salud mental infanto-juveniles
- Para promover el bienestar psicológico y social de los niños/as se deben considerar intervenciones psicológicas y sociales implementadas universalmente, que utilicen métodos basados en planes de estudio, basados en la familia, basados en ejercicios y/o desarrollo de habilidades sociales y personales de cara a mejorar la regulación emocional.
- Las intervenciones psicológicas y sociales que incluyan terapia cognitivo-conductual, psicoeducación y enfoques de tratamiento centrados en la familia, deben ofrecerse a los niños y niñas cuyos padres tienen problemas de salud mental, para prevenir la depresión y la ansiedad.
- Se deben ofrecer intervenciones psicológicas y sociales centradas en el entrenamiento de habilidades sociales y enfoques conductuales para mejorar el desarrollo, el bienestar y el funcionamiento de niños/as y adolescentes con autismo.
- Debe ofrecerse terapia cognitivo-conductual (TCC) a niños/as y adolescentes con autismo que presentan ansiedad.
- Se deben considerar intervenciones psicológicas y sociales centradas en el entrenamiento en habilidades sociales, cognitivas y organizativas, para mejorar el desarrollo y el funcionamiento de niños/as y adolescentes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
- Deben brindarse intervenciones de inicio a la lectura para mejorar la comunicación y el rendimiento académico en niños/as con problemas del desarrollo intelectual. Es necesario considerar las intervenciones psicológicas y sociales que utilicen técnicas de aprendizaje cognitivo para mejorar la comunicación y las competencias sociales en niños/as y adolescentes con discapacidades del desarrollo neurológico.
- No se recomiendan intervenciones farmacológicas en niños/as y adolescentes con trastornos de ansiedad, ni tampoco medicamentos antidepresivos para el tratamiento de niños de 12 años o menos con episodio/trastorno depresivo.
Condiciones relacionadas con el estrés
En lo referente a las condiciones relacionadas con el estrés, la guía actualiza esta recomendación:
- Se deben considerar las intervenciones psicológicas tanto a adultos como a niños/as y adolescentes con trastorno de estrés postraumático (TEPT). Estas incluyen: Terapia cognitivo-conductual (TCC) individual cara a cara con enfoque en el trauma; TCC grupal presencial con enfoque en trauma; Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR); TCC digital/remota con enfoque en trauma y manejo del estrés. Las dos últimas, sólo se recomiendan en el caso de las personas adultas.
Demencia
Con relación a la demencia, se actualizan las siguientes recomendaciones:
- Deben brindarse intervenciones psicológicas y sociales (esto es, intervenciones basadas en la atención plena, intervenciones multicomponentes, psicoeducación y psicoterapia/orientación), a los/as cuidadores/as de personas que viven con demencia, siendo clave considerar el cuidado de relevo para ellos.
- La depresión y la ansiedad en los cuidadores/as de personas que viven con demencia deben evaluarse y tratarse de acuerdo con las recomendaciones del mhGAP para la depresión y la ansiedad.
- En el caso de las personas que viven con demencia, se deben ofrecer intervenciones de actividad física (es decir, ejercicio físico 3 a 4 veces por semana durante 30 a 45 minutos durante más de 12 semanas), y considerar intervenciones no farmacológicas, tales como, TCC, terapia de estimulación cognitiva y entrenamiento cognitivo.
Depresión
- Entre las actualizaciones, destaca la de ofrecer intervenciones psicológicas estructuradas para el tratamiento de personas adultas con depresión de moderada a grave, a saber: terapia de activación conductual, terapia psicodinámica breve, terapia cognitivo-conductual (TCC), terapia interpersonal, terapia de resolución de problemas y terapias de tercera generación.
- Asimismo, en adultos con depresión de moderada a grave, recomienda tener en cuenta las intervenciones psicológicas o tratamientos combinados, en función de las preferencias individuales, considerando cuidadosamente el equilibrio de beneficios y daños. Sólo se recomienda considerar los medicamentos antidepresivos para adultos con depresión (moderada a grave) únicamente en caso de no disponer de intervenciones psicológicas. Deben tenerse en cuenta aquí los posibles efectos adversos asociados con los medicamentos antidepresivos y las preferencias individuales.
Trastornos por consumo de sustancias
- Se actualiza la recomendación de brindar intervenciones psicológicas y sociales, concretamente terapia cognitivo-conductual y el manejo de contingencias, en personas adultas con dependencia a la cocaína y a los estimulantes.
- Como novedad, se incluye la consideración de las intervenciones digitales para adultos que consumen drogas o presentan trastornos por consumo de drogas. Si bien, éstas no deben reemplazar la prestación de otras formas de intervención, siendo fundamental que garanticen el consentimiento informado, la seguridad, la confidencialidad y la privacidad.
Áreas generales
- Se incorpora una nueva recomendación para los cuidadores y cuidadoras de personas con psicosis o trastorno bipolar, instando a considerar intervenciones psicológicas y sociales, tales como, psicoeducación mediante la resolución de problemas y enfoques cognitivo-conductuales (ya sea individuales o familiares), intervenciones de autoayuda y grupos de apoyo mutuo.
Psicosis y trastorno bipolar
Algunas de las recomendaciones actualizadas en este módulo son:
- La importancia de considerar el tratamiento basado en la terapia cognitivo-conductual para personas adultas con trastornos psicóticos (incluida la esquizofrenia), en la fase aguda de la afección, cuando se dispone de suficiente apoyo especializado.
- Deben ofrecerse intervenciones psicológicas y sociales (es decir, intervenciones familiares, psicoeducación familiar, psicoeducación y terapia cognitivo-conductual) a adultos con psicosis (incluida la esquizofrenia) durante la fase de mantenimiento, ya sea solas o en combinación.
- Las intervenciones psicológicas individuales -como la TCC, la psicoeducación familiar, la terapia de adherencia al tratamiento farmacológico, la psicoeducación online o la psicoeducación-, deben considerarse como complemento de las intervenciones farmacológicas en el tratamiento de personas con trastorno bipolar en remisión.
Autolesiones y suicidio
- También como novedad, las directrices incluyen la recomendación de tener en cuenta las intervenciones psicológicas basadas en la evidencia (intervenciones como la terapia cognitivo-conductual, la terapia dialéctica conductual, la terapia de resolución de problemas y la atención plena), aplicadas en formato digital como apoyo para las personas con ideación suicida.
La OMS establece en sus directrices la importancia de las intervenciones psicológicas para una amplia variedad de problemas
De acuerdo con la OMS, la guía pone de relieve la importancia de las intervenciones psicológicas para una amplia variedad de problemas. De forma específica, las intervenciones psicológicas y sociales implementadas en formato digital se presentan en múltiples módulos (trastornos por consumo de alcohol, ansiedad, afecciones relacionadas con el estrés, trastornos por consumo de drogas y autolesiones y suicidio).
Tal y como ha señalado la Directora de Salud Mental y Uso de Sustancias de la OMS, Dévora Kestel, “teniendo en cuenta la creciente relevancia de la salud mental, esta guía basada en la evidencia es más importante que nunca para ayudar a tratar a las personas con trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias”.
Se puede acceder a la guía desde la página Web de la OMS o bien directamente aquí: