Se calcula que cerca de un 3% de los niños europeos tienen TDAH. Alrededor del 15% superarán este problema al llegar a la edad adulta. Se diagnostica en torno al doble de niños que de niñas.
Estos son algunos datos recogidos por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en un artículo a través del cual aborda Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y la importancia de distinguir entre los niños que lo presentan y aquellos que simplemente son niños y niñas “movidos”.
Tal y como señala la OCU, se desconocen las razones por las que aparece esta problemática, que “afecta fundamentalmente al comportamiento infantil” y constituye un reto diario, tanto para el niño como para su familia, “que puede acabar afectando a todo el entorno”. Como bien indica, los principales síntomas del TDAH son: la impulsividad (actúan antes de pensar, sin percibir los riesgos, interrumpen conversaciones, etc.); la hiperactividad (les cuesta estar quietos, centrarse en una tarea o terminarla, hablan y se mueven mucho…) y la falta de atención (se distraen con facilidad, son olvidadizos, no parecen escuchar, son desorganizados, etc.). En ocasiones, estos síntomas pueden manifestarse con mayor predominancia unos sobre otros: en algunos casos, con más rasgos de impulsividad e hiperactividad y, en otros, se detectará inatención.
Dada su “variada y compleja” manifestación clínica, indica que “el proceso diagnóstico, en consecuencia, también lo es”, realizándose mediante “una serie de test neuropsicológicos aplicados por un especialista”.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 04/12/23
Las principales guías de práctica clínica basadas en la evidencia apuntan a la Psicoterapia como primera opción de tratamiento en TDAH
Asimismo, la OCU recuerda que para emitir un diagnóstico de TDAH, es clave tener en cuenta que el comportamiento “problemático o disruptivo” se da en diferentes momentos y contextos de la vida diaria del o la menor, y se mantiene en el tiempo. Deben utilizarse distintas fuentes de información y pruebas diagnósticas, y realizar un diagnóstico diferencial, descartando otras posibles causas para el problema.
Destaca también que comportamientos como impulsividad, despistes o inquietud, pueden aparecer en cualquier niño en algún momento, y señala que “no todo mal comportamiento en el niño es un problema de salud mental (TDAH u otros)”, de modo que, ante la duda, sugiere consultar con el pediatra (también preguntar en el centro educativo), que valorará derivar al especialista en salud mental (aquí menciona el neuropsicólogo y el psiquiatra infantojuvenil).
Con respecto al tratamiento, de acuerdo con la OMS, “se recomienda empezar por psicoterapia y reservar la farmacología para casos graves, especialmente si el niño tiene menos de 6 años”. En la misma línea, la OCU señala que las principales guías de práctica clínica basadas en la evidencia apuntan a la psicoterapia como la primera opción de tratamiento, “sobre todo si el niño tiene menos de 6 años y la sintomatología es leve o moderada”. Según recoge en su artículo, los aspectos que se trabajan aquí con el niño y sus padres son:
- Psicoeducación sobre el trastorno: qué lo ocasiona, sintomatología, e información general para su manejo.
- Entrenamiento con los padres: gestión de los síntomas, de los disparadores de determinadas conductas, establecer límites y afrontar las dificultades que ocasione.
- Intervención conductual con el niño o la niña: manejo de la impulsividad e hiperactividad y entrenamiento o refuerzo en habilidades sociales.
La OCU recoge una serie de recomendaciones dirigidas a las familias de niños con TDAH
Con respecto al tratamiento farmacológico, si bien se prescriben medicamentos estimulantes, (principalmente, metilfenidato), “en realidad, no se sabe por qué funcionan en el TDAH” y “lo que sí se conocen bien son sus efectos adversos, que llevan a muchos niños a abandonar el tratamiento: falta de apetito, déficit del crecimiento, cefaleas, insomnio, hipertensión, arritmias, palpitaciones…”.
En este punto, incide en que esta modalidad de tratamiento “no puede usarse en menores de 6 años de edad, cuando el tratamiento ha de basarse en psicoterapia e intervenciones conductuales”.
El artículo finaliza con una serie de recomendaciones dirigidas a las familias, para gestionar el día a día con un niño o niña que presenta TDAH, entre ellas, las siguientes:
- Establecer límites claros, con instrucciones breves y asertivas.
- Explicarle con antelación lo que se va a hacer (anticipar cada situación, así como posibles cambios y qué es lo que se espera de él o ella en cada momento).
- Establecer una estructura diaria clara y fácil de seguir.
- Reforzar las conductas positivas cuando aparezcan, si no es así, es clave centrarse en la conducta negativa que exhiba y no en su personalidad.
- Actuar con rapidez cuando el niño o la niña “entre en una escalada de impulsividad o hiperactividad”. Detectar qué factores le estresan o pueden actuar como desencadenantes, para poder distraerle cuando se den.
- Fomentar que mantenga hábitos saludables (ejercicio regular -pero no en horas cercanas a la cena o el descanso nocturno-, dieta saludable, hábitos de sueño, etc.).
- Buscar el apoyo del centro educativo y coordinarse con el mismo.
Fuente: OCU