Se estima que, aproximadamente, una de cada cinco mujeres desarrolla un trastorno mental durante el embarazo y/o en el año siguiente al parto, siendo la depresión el más común. En España, concretamente, la prevalencia de sintomatología depresiva durante el embarazo oscila entre el 14-15% y el 23,4%, y en el postparto entre el 21,7% y el 30,3%. La prevalencia de depresión mayor se sitúa alrededor del 4-5% en el embarazo y del 7,7% al 14,8% en el período postnatal. A pesar de que la Psicología es clave en el abordaje de la depresión perinatal y de la existencia de tratamientos psicológicos eficaces, sólo alrededor del 10-15% de las mujeres tienen acceso a ellos.
Estas son algunos de los datos recogidos en un informe de consenso sobre la depresión perinatal en el contexto español, elaborado por expertos y expertas en la materia a petición del Consejo General de la Psicología de España, donde se presentan los resultados de una síntesis narrativa exhaustiva de información publicada previamente sobre el tema, con especial atención a la literatura publicada en nuestro país.
El documento, elaborado por un grupo de expertos/as a petición del COP, revisa y sintetiza toda la información publicada y propone recomendaciones basadas en la evidencia
Como ya informó Infocop en su momento, dada la elevada prevalencia de la depresión perinatal y el importante papel que desempeña la Psicología en su abordaje, el Consejo General de la Psicología cuenta con una Subdivisión de Infanto-Juvenil y Salud Perinatal, coordinada por Mª Dolores Cañossantos Escalante Ojeda, cuyo objetivo es dar respuesta a la necesidad de intervención psicológica de esta etapa evolutiva y a la demanda social existente en la actualidad, en relación con sus ámbitos de intervención. Asimismo, pretende fomentar el desarrollo del área a través de la consolidación e impulso de formación especializada y rigurosa, así como de la investigación, para lo que prevé la puesta en marcha de diferentes acciones y actividades.
En línea con estos objetivos y, ante la situación actual de falta de calidad asistencial en términos de evaluación, prevención y tratamiento de la depresión perinatal, la Organización Colegial convocó a un grupo de expertos y expertas, entre ellos, académicos/as y profesionales sanitarios/as, con el fin de revisar y proponer recomendaciones basadas en evidencias y mejores prácticas que puedan aplicarse al contexto español, promoviendo a su vez la presencia del profesional de la Psicología en el ámbito perinatal.
En palabras de los/as expertos/as que lo conforman, este grupo de trabajo no pretende establecer nuevas pautas, “sino sistematizar las existentes y llamar la atención de los gestores sanitarios para que esta área no siga siendo infradiagnosticada o infratratada”.
Para tal fin, han llevado a cabo una búsqueda bibliográfica en varias bases de datos (p. ej., Medline, PsychInfo…) centrada en la depresión perinatal, en aras de identificar publicaciones relevantes en esta área, y han realizado una síntesis narrativa de la literatura junto con una visión crítica de la depresión posparto, con un enfoque especial en el contexto español.
La depresión perinatal es un problema de importancia global con graves consecuencias para la madre y para el bebé, así como para la dinámica familiar y la sociedad en general
A lo largo de su informe, analizan la prevalencia y herramientas de evaluación, la eficacia comparativa de las intervenciones preventivas y de tratamiento y la relación coste-efectividad de la gestión de la depresión posparto.
Tal y como señalan los autores de este informe, la depresión perinatal constituye un problema de importancia global, con graves consecuencias en la propia madre, en su bienestar y calidad de vida (que se ve socavada por síntomas como insomnio, irritabilidad, culpa o vergüenza), y con repercusiones negativas también para el bebé, la dinámica familiar y la sociedad en general. De hecho, la depresión perinatal puede afectar también a otros miembros de la familia: en los hombres, concretamente, este trastorno tiene una prevalencia de cerca del 9%.
De forma específica, en España, se observa en mujeres una prevalencia en torno al 15% en el periodo prenatal, aumentando en el primer y tercer trimestre y situándose en torno al 27% en el periodo posnatal, durante el cual, “muchos de los casos son depresión no tratada en el embarazo”.
Los datos indican que los momentos más críticos en el curso de la depresión perinatal y que requieren una mayor atención son durante el primer y el tercer trimestre de embarazo y, tras el postparto, al menos, durante el primer año, especialmente, si en el transcurso del embarazo la madre presentó depresión clínica.
Es fundamental llevar a cabo una evaluación y detección tempranas durante el período perinatal
Por otro lado, de acuerdo con los datos recabados en la síntesis narrativa, entre los factores de riesgo asociados con la salud mental perinatal, los/as expertos/as destacan como los mejores predictores, el historial de salud mental (presencia problemas de salud mental previos, principalmente, ansiedad y/o depresión) y la existencia de abuso físico o sexual actual o anterior.
Numerosas investigaciones señalan la multidimensionalidad de la depresión perinatal, donde existe una confluencia de factores biológicos, psicológicos, sociales y obstétricos, poniendo de relieve la trascendencia de un enfoque biopsicosocial y la necesidad de una evaluación y detección tempranas en este periodo, “tarea para la que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación podrían ser una herramienta clave”.
En relación con lo anterior, diversas organizaciones nacionales e internacionales han reconocido la importancia del cribado rutinario de la población perinatal como parte de las consultas en este período, en aras de obtener un seguimiento de la salud mental materna y un tamizaje adecuado.
Para tal fin, las herramientas más relevantes en la versión española son el Cuestionario de Salud del Paciente-9 (PHQ-9; Marcos-Nájera et al., 2018), el Cuestionario de Salud del Paciente-2 (PHQ-2; Rodríguez-Muñoz et al. ., 2017), y la Escala de Depresión Postnatal de Edimburgo (EPDS; García-Estévez et al., 2003).
Con respecto a las intervenciones preventivas, el informe de consenso recuerda que deben estar orientadas a la promoción de factores protectores y la reducción de los factores de riesgo en mujeres sin diagnóstico de depresión perinatal, para reducir la incidencia o aparición del problema de salud mental a nivel global.
Los tratamientos psicológicos, especialmente la TCC, son eficaces en el abordaje de la depresión perinatal
En esta línea, el documento aborda los programas preventivos que deberían realizarse en función de la población atendida. En primer lugar, la prevención universal, que estaría orientada a todas las mujeres en el periodo perinatal, centrándose en el fomento del bienestar mental a través de estilos de vida saludables, intervenciones psicoeducativas (enfocadas a brindar información y trabajar las expectativas sobre esta etapa), e intervenciones para promover el apoyo socioemocional.
Por su parte, la prevención selectiva e indicada se centrarían en mujeres que son más vulnerables al desarrollo de depresión perinatal, al presentar factores de riesgo o síntomas subclínicos de depresión, sin llegar a cumplir los criterios para un diagnóstico de depresión perinatal. En estos casos, los expertos y expertas recomiendan las intervenciones psicológicas, especialmente la terapia cognitivo conductual (TCC) y la terapia interpersonal (TIP), así como la aplicación de intervenciones psicológicas y sociales, tanto individuales como grupales, durante el embarazo y el puerperio.
De acuerdo con las principales guías clínicas basadas en la evidencia y numerosos estudios en este campo, “los tratamientos psicológicos son eficaces para reducir los síntomas depresivos pre y posnatales”. La TCC se considera la primera línea de tratamiento para la depresión perinatal y ha demostrado ser la intervención más eficaz independientemente de formato de aplicación.
Entre las propuestas más actuales, los autores de este informe de consenso mencionan el uso de intervenciones psicológicas transdiagnósticas, especialmente, el Protocolo Unificado para el tratamiento de síntomas o trastornos ansiosos y depresivos perinatales, una intervención basada en TCC que se centra en el entrenamiento de habilidades de regulación emocional adaptativa. Tal y como indican, “España ha sido pionera en esta línea con la realización de la primera adaptación del Protocolo Unificado para el tratamiento de un caso de depresión perinatal”.
Es clave brindar servicios de salud mental dentro de los sistemas sanitarios y contar con psicólogos/as especializados/as en la materia
Sin embargo, a pesar de la disponibilidad de intervenciones psicológicas validadas empíricamente para el tratamiento de la depresión perinatal, el grupo de expertos lamenta la existencia de dificultades para acceder a las mismas, debido, “en parte, a las dificultades para acceder a especialistas en salud mental y, en muchos casos, a la falta de medidas psicológicas en los protocolos de detección rutinarios en atención temprana”.
El informe advierte de que una depresión perinatal no tratada no solo tiene consecuencias negativas tanto para la madre como para el bebé, sino que, además, genera un elevado gasto sanitario y social. Si bien en España no existen estudios en torno al coste real dentro del sistema sanitario, a modo de ejemplo, recoge las cifras de Reino Unido, donde el coste total estimado de un solo caso de depresión posparto es de alrededor de £74.000, de los cuales, £23.000 corresponden a la madre y £51.000 a los efectos adversos en el niño.
Aunque son necesarias muchas más investigaciones en esta área, algunos estudios muestran que la atención psicológica ofrecida durante la etapa perinatal y posnatal a mujeres vulnerables reduce significativamente el coste económico para los sistemas de salud.
Teniendo en cuenta también, que el tratamiento psicológico es el que eligen prioritariamente muchas mujeres durante la etapa perinatal, “ya que entienden que no tendrá efectos secundarios para el feto ni la lactancia”, los expertos/as del COP consideran trascendental el contar con psicólogos/as especializados en la materia, brindando estos servicios dentro de los sistemas sanitarios, dados sus beneficios a nivel personal, social y comunitario. A este respecto, recuerdan, “la coordinación con otros profesionales (obstetras, matronas, personal de enfermería o médicos de atención primaria) es una cuestión básica, pero ello no debe hacernos olvidar que es el psicólogo quien debe realizar las intervenciones psicológicas”.
Recomendaciones finales
Afirmando que “es el momento de situar la psicología en España en el periodo perinatal”, el documento de consenso recoge las siguientes recomendaciones finales:
-Establecer protocolos de cribado obligatorio en todas las CCAA, mínimo una vez durante el embarazo y, al menos, una vez más en el posparto.
-Incluir, dentro la educación materna, programas de promoción del bienestar mental y prevención selectiva/indicada, impartidos por un/a profesional de la Psicología con formación especializada en el área.
-Incorporar contenidos en el ámbito de la salud mental reproductiva y perinatal en los programas de formación del Psicólogo General Sanitario y de los Residentes de Psicología y Psiquiatría.
-Implementar programas y/o unidades especializadas de Salud Mental Perinatal, en las que se incluya un/a profesional de la Psicología.
Fuente: Rodríguez-Muñoz, M.F., Motrico, E., Miguez, C., Chaves, C., Suso-Ribera, C., Duque, A., Salinas, M.G., Caparrós-González, R.A., Martin-Agudiez, N., Kovacheva, K., García-López, H.S., Vázquez-Batan, P., Peñacoba, C., y Osma, J. (2023). Perinatal Depression in the Spanish Context: Consensus Report from the General Council of Psychology of Spain. Clínica y Salud, 34(2), 51 – 63. https://doi.org/10.5093/clysa2023a15