| ||||
La pandemia por COVID-19 ha obligado a diferentes colectivos profesionales a desarrollar sus tareas bajo la presión de tener que estar en contacto con distintas personas, sin conocer si estas podían contagiar o no la enfermedad. Si bien se han publicado numerosos estudios acerca de los efectos de la pandemia en la salud de otros colectivos como el sanitario, la investigación en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ha sido menor (Stogner et al., 2020). De forma concreta, la policía ha tenido el deber de hacer cumplir la normativa a los ciudadanos, la cual ha ido cambiando de forma frecuente según las restricciones adoptadas ante la evolución de la pandemia. Los policías han sufrido ataques por parte de ciudadanos infractores y han debido enfrentarse a acciones que suponen el contacto físico directo, como, por ejemplo, realizar arrestos. Además, los informes policiales de distintos países han mostrado la falta de equipos de protección para desarrollar las tareas durante la pandemia (Kirby, 2020). La situación vivida por estos profesionales implica que estén expuestos a eventos altamente estresantes, lo que afecta a su salud psicológica. En general, incluso antes de la aparición de la COVID-19, diferentes investigaciones han señalado que estos trabajadores presentan más problemas de insomnio, depresión, estrés y burnout que el resto de la población. |
| |||
Durante la pandemia dos factores cruciales para el aumento del estrés han sido la percepción de un alto riesgo de infección, así como no disponer de la información suficiente sobre la enfermedad (Frenkel et al., 2021). No obstante, es conocido que ciertos factores como la resiliencia o el engagement modulan la percepción del estrés en situaciones de tensión. La resiliencia hace referencia a la capacidad de recuperarse de situaciones extremas o traumáticas, reduciendo los niveles de estrés y agotamiento. Por su parte, el engagement se refiere al compromiso emocional e intelectual del trabajador con la organización. Las personas con alto engagement presentan elevados niveles de energía a la hora de realizar las tareas, alto nivel de entusiasmo hacia su trabajo, así como son capaces de mantener una elevada concentración mientras sienten que el tiempo transcurre rápidamente sin apenas darse cuenta. El engagement sería el polo opuesto a sentirse quemado por el trabajo o burnout. El burnoutse trata de un término utilizado para referirse, sobre todo, al agotamiento emocional producido a la hora de desarrollar tareas en ciertas profesiones como la policía, el personal sanitario o trabajadores que trabajan directamente atendiendo a otros. Los individuos que experimentan burnout también se sienten más distanciados de su trabajo y de las personas que deben atender, y, por otro lado, perciben falta de realización personal a la hora de desarrollar sus tareas. A pesar de que se han encontrado distintos estudios sobre la afectación de la pandemia en la salud psicológica en otros colectivos y población general en España, son escasos los estudios publicados con policías. Actualmente los policías deben seguir haciendo cumplir las restricciones según la situación que cada Comunidad Autónoma presente. Por todo lo comentado, es preciso no descuidar la salud psicológica de estos profesionales, quienes aseguran en gran medida el control de la prevención de la COVID-19 vigilando el cumplimiento de la ley por parte de la ciudadanía. Recientemente se ha publicado un estudio sobre la percepción de salud mental, resiliencia y engagement en policías españoles llevado a cabo por el Equipo de Investigación del Laboratorio de Psicología del Trabajo de la Universidad Complutense de Madrid (Talavera et al., 2021). En este estudio, en el que participaron 640 policías, se identificaron distintos factores asociados a la percepción de la salud. Se analizaron variables demográficas, asociadas al trabajo, relacionadas con la COVID-19, además de la resiliencia y el engagement. Los policías con bajos niveles de engagement fueron aquellos que trabajaban en la Comunidad de Madrid, ostentaban el puesto de agente, no tenían hijos a cargo, estaban solteros/as, tenían más años de experiencia en el cuerpo policial, no disponían de equipos de protección individual y creían que tenían muchas probabilidades de contraer la infección. Algunas de las variables mencionadas (trabajar como agente, más años de experiencia o probabilidad de infectarse) estaban asociadas, a su vez, con bajos niveles de resiliencia y peor salud. En dicho estudio las variables de riesgo para la salud psicológica fueron: tener que cambiar de residencia y tener más años de experiencia en el puesto. Por otro lado, tener un nivel alto de estudios, ostentar una categoría laboral alta, no vivir solo, disponer de equipos de protección individual y las creencias positivas sobre el COVID-19 se consideraron en la investigación variables protectoras de estrés, relacionadas con el engagement y la resiliencia. ¿En qué medida estos resultados pueden ayudar a los policías? De forma específica, esta investigación nos ayuda a identificar las variables mencionadas como elementos decisivos en el desarrollo de programas de intervención para la mejora de la salud psicológica. El aumento de los equipos de protección individual, la realización de programas adaptados según las características demográficas de los policías comentadas en el estudio y la aplicación de técnicas psicológicas asociadas al engagement y la resiliencia sería de gran ayuda para ellos. Lo realmente importante es que estas variables puedan introducirse en los programas de tratamiento, para así determinar la eficacia de estos. El artículo completo puede encontrarse en: Talavera Velasco, B., Luceño Moreno, L., García Albuerne, Y., & Martín García, J. (2021). Perception of health, resilience, and engagement in Spanish police officers during the COVID-19 pandemic. Psicothema. | ||||
| ||||
|