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La explotación sexual comercial infantil y adolescente (ESCIA) es una de las formas de victimización sexual más graves y menos conocidas en España, ya que tradicionalmente se ha percibido como un fenómeno vinculado a países en vías de desarrollo. Sin embargo, recientes estudios han alertado de que se trata de un problema social que también ocurre en el contexto europeo, especialmente en aquellos jóvenes tutelados por el sistema de protección (Benavente et al., 2021). La ESCIA no es un fenómeno homogéneo e incluye un amplio rango de situaciones que difieren en términos de motivación, presencia o ausencia de coerción, o frecuencia de conducta. Así, es necesario llevar a cabo estudios en diferentes contextos culturales dado que, como se ha constatado, las experiencias de explotación deben analizarse dentro de la propia realidad social y de sus víctimas.
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A su vez, conocer las motivaciones reportadas por los adolescentes para implicarse en relaciones sexuales comerciales, así como los factores de riesgo que están vinculados a este fenómeno, es una condición necesaria para poder actuar de forma temprana y prevenir tanto las situaciones de explotación sexual como sus consecuencias adversas sobre el desarrollo infanto-juvenil. Si bien la mayor parte de publicaciones sobre ESCIA son de naturaleza exploratoria y, primordialmente, se basan en información proporcionada por archivos y profesionales que trabajan con víctimas, en el año 2020 y tras el descubrimiento de varios casos de explotación sexual de menores vinculados a jóvenes tutelados por el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS) se solicitó un análisis de la situación de los adolescentes tutelados de entre 13 y 18 años, realizándose una encuesta a 67 chicos y chicas residentes en centros de protección de Mallorca. En líneas generales, los resultados muestran que:
En cuanto a los motivos que creen que pueden tener aquellos jóvenes que se involucran en este tipo de situaciones destacan: la obtención de dinero (67,2%), de alcohol y otras drogas (56,7%), de bienes materiales (55,2%), y de un lugar para dormir (56,7%); si bien, más de la mitad también indican que es un medio de diversión o de vivir nuevas experiencias (54,1%), lo que muestra la multiplicidad de motivaciones y causas vinculadas a esta forma de victimización. Los jóvenes encuestados también saben identificar aquellas conductas de riesgo que pueden evitarse para reducir la probabilidad de involucrarse en situaciones de ESCIA. Así el sexting, o envío de material sexual o fotografías y vídeos desnudos, es algo que la mayor parte de la muestra considera una conducta de alto riesgo (79,1%). Le siguen a ésta las invitaciones a participar en sesiones de fotografía (64,2%), 64,2%), generalmente a través de las redes sociales como Instagram, TikTok u Onlyfans, y que son especialmente valoradas como peligrosas por las chicas, así como dormir en casas desocupadas tras fugarse (62,7%). Finalmente, como se ha comentado, los jóvenes encuestados hablan de la importancia de la educación afectivo-sexual (52,2%) y la información sobre ESCIA (53,7%) para reforzar las capacidades de protección y disminuir la vulnerabilidad ante los explotadores. El papel de los profesionales, especialmente de la policía, también es clave en la prevención de la ESCIA según los jóvenes y lo valoran como muy necesario (49,3%). En síntesis, si bien en España no hay estudios publicados que permitan conocer la realidad epidemiológica de la ESCIA, diversos casos vinculados al sistema de protección de Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana, Canarias, o la Comunidad de Madrid, han visto la luz recientemente y han supuesto un impacto social importante. La aproximación realizada en el presente estudio a los conocimientos y percepciones que tienen los jóvenes con medida jurídica de protección en centros residenciales ilustra que se trata de un problema conocido por éstos y ante el cual demandan más información, educación y protección. Aluden a motivos diversos para implicarse en este tipo de conductas, si bien todas ellas pueden situarse en la pirámide del sexo por supervivencia (McDonald y Middleton, 2019), lo que complica la detección y el tratamiento de este problema. Desde esta perspectiva, la implicación de un menor de edad en situaciones de sexo comercial no siempre se debe al uso de la violencia o las amenazas, sino que responde a alguna necesidad no satisfecha (ya sea fisiológica, de seguridad, de amor y pertenencia, de autoestima o de actualización y realización personal), de la que se aprovecha una persona con mayor experiencia y recursos. El uso de las TIC es un medio fácil que tienen los explotadores para acercarse a los niños, niñas y adolescentes quienes, muchas veces sin consciencia del riesgo que supone, entablan relaciones personales en las que acaban autoproduciendo y enviando material pornográfico. En conclusión, los resultados de este estudio muestran que la ESCIA es un problema también en España, especialmente vinculado a aquellos jóvenes tutelados por el sistema de protección, pero cuya dinámica es aún desconocida por una gran parte de la población, como muestran las múltiples noticias que tratan el fenómeno sin tener en cuenta su complejidad. El artículo completo puede encontrarse en la siguiente revista: Beltrán, N. P., Codina, M., & Kanter, B. (2021). Explotación sexual comercial infantil y adolescente: una aproximación a la situación en España. Papeles del psicólogo, 42(3), 193-199., | ||||
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