Hace pocos días tuvimos la oportunidad de leer en la revista Psicothema un artículo que analizaba las diferencias entre hombres y mujeres en variables como ansiedad, autoestima y satisfacción autopercibida como predictores de la salud.

La investigación vuelve a poner de manifiesto, como ya lo han hecho otros estudios, que son las mujeres las que tienen peor salud física y psicológica.

Sin embargo, se ha dado un paso más para analizar que no es tanto el sexo/género de las personas lo que determina las diferencias, sino la situación laboral que tienen. Por eso, se estudiaron 5 grupos de personas: mujeres trabajadoras, hombres trabajadores, mujeres paradas, hombres parados y mujeres amas de casa.

De estos cinco grupos, el que peor salud tiene es el de las amas de casa. Estas mujeres van más al médico, presentan un mayor número de dolencias y tienen mayores niveles de ansiedad fisiológica (taquicardia, palpitaciones, etc), que el resto de los grupos estudiados.

El segundo grupo con peor salud es el de personas en paro. Por tanto, al menos para las variables analizadas en la presente investigación, la condición de tener o no un trabajo fuera del hogar, pesa más que el sexo/género de quienes lo ejercen.

En relación con lo anterior, es relevante tener en cuenta que las personas en paro tienen peor salud que las que trabajan. Este esperado resultado destaca porque no son las mujeres u hombres parados vistos de manera independiente los que tienen mala salud respecto a las personas que trabajan, sino que es la condición laboral de parado en sí la que marca las diferencias entre los grupos y no el sexo/género.

De todas las variables analizadas, la ansiedad fisiológica es la que más ha permitido discriminar entre los grupos. El tener altos niveles de este tipo de ansiedad, parece ser la clave de que las personas consideren que su salud es mala. Si se piensa que tiene que ver con manifestaciones como taquicardia, palpitaciones, sequedad de boca o dificultad para tragar, se entiende mejor este resultado.

En el caso de las mujeres, parece que la salud física está íntimamente relacionada con las variables psicológicas, mucho más que en el caso de los varones. De alguna manera, la ansiedad, la autoestima y la satisfacción autopercibida que tienen las mujeres afectan a la percepción que tienen de su salud, pero también a la salud física objetiva que manifiestan (visitas al médico, número de enfermedades crónicas y número de dolencias).

En definitiva, se pone de manifiesto la necesidad de estudiar qué otras variables demográficas, además del sexo/género, están implicadas en la salud que tienen ambos grupos, así como las diferencias a la hora de afrontar el propio entorno que le rodea.

Una versión completa de este trabajo se puede encontrar en la revista Psicothema: Sánchez, Mª P., Aparicio, M., Dresch, V. (2006). Ansiedad, autoestima y satisfacción autopercibida como predictores de salud: diferencias entre hombres y mujeres. Psicothema, 18 (3), 584-590.