Estrella Durá, Yolanda Andreu, María José Galdón, Elena Ibáñez, Sandra Pérez, Maite Ferrando, Sergio Murgui y Paula Martínez
Universidad de Valencia
La inexpresión emocional -control de emociones negativas tales como la ira, el miedo y la ansiedad y de las conductas asociadas, conductas hostiles, asertivas y dominantes- fue postulada en los años 80 como el elemento central del llamado patrón comportamental Tipo C. Patrón comportamental que pretendía representar en la investigación oncológica lo que el Tipo A había supuesto para la enfermedad coronaria. La investigación al respecto no pudo respaldar el papel de la inexpresión emocional en el inicio de la enfermedad oncológica y aún sigue siendo poco concluyente respecto a su papel en el progreso de la enfermedad. Lo que la evidencia empírica sí ha puesto de manifiesto, sin embargo, es la relevancia de la inexpresión emocional en el ajuste psicológico del paciente oncológico. |
Obviamente, el diagnóstico y tratamiento de una enfermedad amenazante para la vida como es el cáncer genera distrés emocional; ahora bien, existen diferencias individuales en los niveles de distrés manifestados por los pacientes. De hecho, los resultados de investigación indican que sólo uno de cada tres pacientes manifestará niveles clínicamente significativos. Desde este punto de vista, un objetivo primario es la identificación de aquellos pacientes que pueden presentar dificultades en su afrontamiento a la enfermedad. Junto a algunas variables médicas y sociodemográficas, la evidencia empírica ha destacado la importancia de las variables psicológicas, en particular el papel de la inexpresión emocional.
En efecto, los trabajos que abordan el ajuste del paciente oncológico a su enfermedad indican que, mientras el control emocional se asocia a mayores niveles de distrés, el afrontamiento a través de la expresión emocional aparece vinculado a niveles más bajos de distrés y a una mejor calidad de vida (Classen et al., 1996; Low et al., 2006; Watson et al., 1991). Otra línea de evidencia empírica procede de aquellos estudios sobre la eficacia de las intervenciones psicológicas con pacientes oncológicos; las intervenciones en las que la facilitación de la expresión emocional es un componente esencial muestran resultados optimistas sobre el papel que ejercen éstas en la adaptación del sujeto a la enfermedad (Fawzy et al., 1990; Spiegel et al., 1999; Moorey y Greer, 2002). Por último, es necesario destacar los estudios experimentales llevados a cabo en población general por Pennebaker y su equipo (1997, 1999). Aunque no realizada en población oncológica, esta investigación muestra la evidencia más sólida hasta el momento sobre los efectos beneficiosos que presenta el procesamiento y la expresión emocional en la salud de la persona. Algunos de los mecanismos por los que la expresión emocional puede aliviar el distrés (Kennedy-Moorey y Watson, 2001) incluyen la facilitación del «insight» y la modificación de las relaciones interpersonales en la dirección deseada. En esta misma línea y frente al papel desadaptativo asignado tradicionalmente a la emoción en la literatura empírica sobre estrés y afrontamiento, Stanton (2001) ha reivindicado el potencial adaptativo del «afrontamiento a través de la aproximación emocional».
La Escala de Control Emocional de Courtauld (Courtauld Emotional Control Scale, CECS), desarrollada por Watson y Greer (1983) es el instrumento de evaluación con mayor relevancia en la investigación sobre inexpresión emocional. Esta escala evalúa el grado de control que posee el paciente sobre las respuestas emocionales negativas que experimenta. Está compuesta por 21 ítems con formato de respuesta tipo Likert de 4 puntos («siempre»-«nunca») y permite la obtención de una puntuación total a partir de la suma de todos los ítems, así como de una puntuación para cada una de las subescalas que la componen: ira, preocupación y tristeza. Desde su creación, la escala ha sido utilizada en un gran número de investigaciones y adaptada con éxito a diferentes idiomas. En nuestro país, existe una versión del CECS previa a la desarrollada por nuestro equipo. Esta versión (Anarte et al., 2001) utiliza un formato de respuesta dicotómico, presenta niveles bajos de consistencia interna y no replica la estructura factorial original de los autores. Dada esta situación y teniendo en cuenta la importancia de la inexpresión emocional en el ajuste del paciente oncológico, decidimos realizar una nueva adaptación del instrumento.
Partimos de una nueva traducción de la escala, respetamos el formato de respuesta original y utilizamos el análisis factorial confirmatorio como procedimiento estadístico para determinar la validez estructural de la escala. Los resultados obtenidos a partir de una muestra de pacientes con cáncer de mama (N=175) replican la estructura factorial propuesta por Watson y Greer (1983): tres factores independientes -ira, preocupación y tristeza- y un factor general control emocional-. Al mismo tiempo, la escala presenta buenas propiedades psicométricas. Los coeficientes de consistencia interna muestran en todos los casos valores por encima de 0,90 y la fiabilidad test-retest (intervalo de 18 meses), aunque algo débil en la subescala de preocupación, obtiene valores superiores a 0,60 en el resto. Por último, respecto a la validez predictiva, la escala de inexpresión emocional predice la respuesta de distrés emocional. En concreto, el CECS predice niveles elevados de distrés utilizando la puntuación total del BSI-18-, así como posibles casos clínicos atendiendo al criterio establecido por el propio autor del instrumento (Derogatis, 2000)-.
En suma, la nueva versión del CECS presentada en este trabajo, se perfila como un instrumento válido y útil para evaluar inexpresión emocional en contextos clínicos y de investigación.
Referencias:
Galdón, M.J., Durá, E., Andreu, Y., Ferrando, M.T., Murgui, S., Pérez, S. e Ibáñez, E. (2008).
Durá, E., Andreu, Y., Galdón, M.J., Hernández, S. y López, C. (2008). General distress, posttraumatic stress symptoms, and coping strategies in parents of children with cancer. Temas em Psicologia, 16(1), 47-61.
Andreu, Y., Galdón, M.J., Durá, E., Martínez, P. y Pérez, S. A. (2010, en preparación). Longitudinal study of emotional distress in breast cancer: prevalence and risk factors.
El artículo original puede encontrarse en la revista The Spanish Journal of Psychology:
Durá, E., Andreu, Y., Galdón, M.J., Ibáñez, E., Pérez, S., Ferrando, M., Murgui, S. y Martínez, P. (2010). Emotional suppression and breast cancer: Validation research on the Spanish adaptation of the Courtauld Emotional Control Scale (CECS). The Spanish Journal of Psychology, 13(1), 406-417.
Sobre los autores:
Estrella Durá. Es profesora titular del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UVEG y miembro de ERI POLIBIENESTAR. Su investigación se desarrolla en el ámbito de la psicología de la salud y dentro de ella de manera preferente en el área de la psico-oncología. Yolanda Andreu. Es profesora titular del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UVEG y miembro de ERI POLIBIENESTAR. Su investigación se desarrolla en el ámbito de la psicología de la salud y dentro de ella de manera preferente en el área de la psico-oncología. María José Galdón. Es profesora titular del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UVEG y miembro de ERI POLIBIENESTAR. Su investigación se desarrolla en el ámbito de la psicología de la salud y dentro de ella de manera preferente en el área de la psico-oncología. Elena Ibáñez. Es catedrática del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UVEG. Su investigación se desarrolla en el ámbito de la psicología de la salud y dentro de ella de manera preferente en el área de la psico-oncología. Sandra Pérez. Es doctora en psicología por la Universidad de Valencia. Actualmente desarrolla su labor docente en la Universidad Católica de Valencia. Su labor investigadora se ha desarrollado dentro del área de la psicología de la salud y dentro de ella de manera preferente en el área de la psico-oncología. Maite Ferrando. Es doctora en psicología por la Universidad de Valencia. Actualmente se dedica a la práctica clínica y la gestión de proyectos de investigación europeos de I+D. Su labor investigadora se ha desarrollado dentro del área de la psicología de la salud, de manera preferente en el ámbito del dolor crónico. Sergio Murgui. Es doctor en metodología de las ciencias del comportamiento por la Universidad de Valencia. Actualmente desempeña su labor docente en la Universidad Católica de Valencia. Ha colaborado con el grupo de investigación en numerosos trabajos dentro de la psicología de la salud. Paula Martínez. Es doctoranda del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UVEG. Viene colaborando con el grupo de profesores de la Universidad de Valencia desde hace varios años en el ámbito de la psico-oncología. |